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Pintura

Miriam Cahn: el cuerpo es el campo de batalla

El Museo Reina Sofía de Madrid presenta la exposición «Todo es igualmente importante» en la que la creadora suiza a través de lápiz, acuarela, cera y pigmentos, expone los temas que la preocupan.

Miriam Cahn utiliza la técnica de acuarela sobre papel para dar vida a sus obras, que abordan temas como la sexualidad, la muerte, la violencia o la precariedad de la vida
Miriam Cahn utiliza la técnica de acuarela sobre papel para dar vida a sus obras, que abordan temas como la sexualidad, la muerte, la violencia o la precariedad de la vidalarazon

El Museo Reina Sofía de Madrid presenta la exposición «Todo es igualmente importante» en la que la creadora suiza a través de lápiz, acuarela, cera y pigmentos, expone los temas que la preocupan.

Amedio camino entre lo personal y lo político, Miriam Cahn utiliza su cuerpo como una herramienta para crear. En cada lienzo plasma su huella y, entre pinceladas y trazos de carboncillo, cobra forma su visión del mundo. El papel se convierte en soporte que utiliza para llevar al espectador a adentrarse en un recorrido que expone la trayectoria artística de Miriam Cahn (Basilea, Suiza, 1949). «Todo es igualmente importante», es el nombre de la exposición que, hasta el 14 de octubre presenta en Madrid el Museo Reina Sofía y que permitirá al público sumergirse en su obra más actual para terminar en sus inicios de los años 70. En palabras de la propia artista «es el final del principio, muchos años después».

«Estamos ante una artista que refleja como pocas la condición contemporánea», señala el comisario de la muestra, Fernando López, en compañía de la también comisaria, Ana Ara. Para Cahn, temas como la violencia, la sexualidad, la muerte, la familia, la naturaleza y la precariedad de la vida son fundamentales en su trabajo. De esta manera, la exhibición cuenta con series como «Atombombem», de 1987, con la que la autora transporta al espectador a una poética manera de entender las realidades más agrias. Se trata de un conjunto de acuarelas sobre papel, de gran tamaño y vivos colores, que representan el estallido de las fuerzas nucleares, como una reacción contra el desastre de Chernóbil.

«Es difícil para la gente asumir que una bomba atómica pueda ser hermosa. Lo cual no quiere decir que no sea peligrosa», afirma la creadora, al tiempo que explica cómo desarrolló los cuadros que ahora presenta a través de una técnica muy especial. «Impregno todo el lienzo de agua y uso los tres colores primarios. Empiezo desde abajo y la pintura se hace sola. Es un truco, como si fuese la propia naturaleza». Del mismo modo, otros sucesos que también acaecieron a lo largo del siglo XX, como fue el episodio de la Guerra de los Balcanes, influyeron notablemente en lo que es su condición artística. «Era la primera vez, después de la Guerra Fría, que había otra contienda. Hoy Europa es lo que es debido a ello», reflexiona Cahn ante su serie «Sarajevo» (1993), que reúne un conjunto de dibujos a tiza, lápiz, carboncillo, cera y pigmentos, que coinciden en el tiempo con este hecho tan terrible.

Armas de mujer

Dentro del auge de pensamientos políticos que desarrolla Cahn a lo largo de su carrera artística, la toma de conciencia feminista, así como rituales femeninos, también están claramente presentes en sus cuadros. «Yo creo que las mujeres somos unas guerrerasa. Por eso, tenemos que tener fuerza y coger a tiempo el bate para golpear a los que nos golpean», asevera. Asimismo, su serie «Amor salvaje» (1984), conduce al espectador a visualizar las armas de aquellas mujeres que, según sus palabras, «no son las mismas que las de los hombres, que utilizan como herramienta la fuerza».

Ella ha ido evolucionando, además, en función de sus condiciones físicas. Su primera exposición tuvo lugar en 1979 y, desde entonces, sus obras, a las que algunos relacionan con el movimiento neoexpresionista, no han dejado de recorrer galerías del planeta. La exposición que ahora llega a Madrid nos adentra a través de un recorrido por salas con pinturas de pequeño y gran tamaño, así como por instalaciones y algunos recursos en vídeo, hacia los años 70, cuando todavía no había hecho más que empezar. El carboncillo era entonces su fiel material y así fue hasta que sus problemas y dolencias en la columna la obligaron a adentrarse en la pintura. A día de hoy, la artista continúa trabajando con todo tipo de materiales y sus temáticas se centran en la vida cotidiana, en la simplicidad del día a día. Y es que sus obras no dejan de resultar una forma autobiográfica de acercarse y ver el mundo.