La M.O.D.A.: «Hemos sido ignorantes mucho tiempo y está bien volver a nuestras raíces»
La banda lanza «Nuevo cancionero burgalés», su quinto álbum de estudio en el que ponen su propia música a versos de canciones tradicionales de su provincia natal
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Cada uno que haga lo que le venga en gana, y los prejuicios aparte. Para La Maravillosa Orquesta del Alcohol, más brevemente La M.O.D.A., no hay forma de vida que excluya a otra. Al contrario, cada idea, filosofía, forma de expresión, debe coexistir con las demás, por muy opuestas que sean. Por ello, esta banda de rock, con tintes de folk, blues y punk y natural de Burgos, se ha lanzado a recuperar la música popular de su tierra pero manteniendo sus propios tempos, armonías y ritmos. «Parece que para alabar lo tradicional hay que hacer de menos a lo actual», explica el cantante David Ruiz, «pero pueden convivir ambos mundos, en todas las épocas hay gente que prefiere los cambios y quien opta por conservar lo viejo, pues que cada uno haga lo que quiera». El artista recibe a LA RAZÓN en un bar del barrio madrileño de La Latina junto a sus otros 6 compañeros: José Ángel Hortigüela (acordeón), Alvar de Pablo (saxofón), Jorge Juan Mariscal (bajo), Caleb Melguizo (batería), Jacobo Naya (teclado) e Ignacio Mur (guitarra). Se presentan felices, ilusionados, asegurando que La M.O.D.A. está actualmente ni poco ni muy hecha, sino en su punto: «Es de los proyectos que más hemos disfrutado, algo bastante representativo», dicen, antes de hablar sobre cómo surgió su nuevo álbum y quinto de estudio: «Nuevo cancionero burgalés».
Disponible desde el 17 de diciembre, las 8 canciones de este disco contienen versos encontrados en dos libros que recogen canciones tradicionales de la provincia de Burgos: «Folk-lore de Castilla o Cancionero popular de Burgos», de Federico Olmeda (1903), y «Colección de Cantos Populares Burgaleses», de Antonio José (1932). «Cuando los leímos flipamos -dicen los músicos, que prefieren hablar bajo una misma voz-, no habíamos oído hablar de ello, no son libros de referencia en Burgos». De hecho, en el caso de Antonio José, quien fue ejecutado por parte de los golpistas en 1936, su obra se mantuvo oculta hasta 1980, mientras que la de Federico Olmeda estuvo descatalogada y olvidada. Con esto, no tienen ninguna intención «ni de renovar, ni de reinventar, revisar o revolucionar nada, porque en el mundo de la canción popular burgalesa se ha trabajado mucho, pero sí es una manera de que, al igual que nosotros alucinamos al descubrirlo, haya otras personas que lo hagan».
La belleza no se pierde
Cuando empezaron a curiosear en el trabajo de Olmeda y José Antonio, les llamó la atención la constancia de algunos aspectos humanos en el tiempo. Han puesto una música propia, creada desde cero, a letras «que, como mínimo, tienen un siglo de antigüedad, y aún así lo que expresan es atemporal, las mismas preocupaciones o sentimientos», explican los burgaleses. «El contexto era muy distinto, pero las personas no hemos cambiado, esa belleza no se ha perdido, y hemos tenido la suerte de usarlo». Por tanto, este carácter generalizado y fácilmente extrapolable a lo individual no conlleva que tan solo sus seguidores nacidos en Burgos puedan disfrutar de «Nuevo cancionero burgalés»: «Era un miedo que teníamos, pero la respuesta que han tenido los adelantos nos ha demostrado que le ha gustado a mucha gente de fuera. Hasta seguidores de México, Guatemala o Chile», celebran. Porque, continúan, «no importa el sitio, sino las personas. Tampoco la procedencia, sino las emociones de las canciones, que nada tienen que ver con tu nacionalidad o tu edad. Es algo metafórico, no queremos ser el grupo oficial de la provincia, sino que nuestro Burgos es el hogar de cada uno».
La M.O.D.A. vuelve, por tanto, a sus raíces, «pero sin querer colgarnos ninguna medalla ni bandera». Es un rescate musical de lo antiguo, pero con el inconfundible sello que les caracteriza, algo que bien representa el cartel de «La Molinera», uno de los temas del disco que se ilustra con el vuelo de una falda folclórica acompañada de unas zapatillas modernas. La banda nació hace diez años cantando en inglés, y el paso del tiempo no solo les ha llevado a cambiar de idioma, sino también a dejar lo extranjero para mirar hacia el interior. «Ha sido poco a poco, cada vez vas mirando más a lo tuyo, porque te das cuenta de que el Mississipi no lo has visto en la vida, pero el río que pasa por tu casa sí. Y tiendes a acercarte más», explican, añadiendo que se trata de una tendencia: «Hay mucha gente que está volviendo a sus raíces, quizá porque hemos estado más encerrados y hemos tenido más tiempo de mirar hacia adentro. Hemos sido ignorantes mucho tiempo y está bien dedicarle tiempo a esos orígenes», concluyen.