41 años de «Bohemian Rhapsody»
Fue un 24 de agosto cuando la mítica banda Queen inició la grabación de esta obra maestra
Una balada, un solo de guitarra, ópera, rock y la voz de Freddie Mercury desapareciendo en la lejanía de la música... Bohemian Rhapsody cumple 41 años.
Hace un par de semanas escribía sobre los Guns N' Roses y el 29 aniversario de la presentación en directo de su Appettite for Destruction. Aquel artículo mencionaba la profunda pena que me da no poder haber visto a estos genios de la música. Hoy, nuevamente, me recreo en lo dicho hace catorce días, y es que Queen, gracias a mi padre, ha formado parte de mi infancia. Comienzo.
Tal día como hoy de 1975, el grupo formado por Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon se encerraba en el estudio para crear la que sería una de las canciones más reconocidas a nivel mundial: nacía así la increíble Bohemian Rhapsody.
En sus primeros minutos, la canción fue cocinada a fuego lento gracias a unos coros emitido únicamente por los cuatro miembros del grupo. Según avanza, escuchamos cómo la siempre recordada voz de Freddie se mezcla con unos coros dignos de la mejor ópera. Y entonces, comienza el piano de Freddie, y la voz de Freddie, comienza Bohemian Rhapsody. «Mamá, acabo de matar a un hombre...» Dice la canción. No parece el inicio idóneo, desde luego. Sin embargo, es el verso que abre camino a seis minutos de auténtica felicidad, de sentir cómo la música penetra en ti y te pone los pelos de punta.
El juego de voces de Freddie rompe con la aparente tranquilidad de la canción a la vez que la suave guitarra de May, la fuerza de la batería de Taylor y el acompasado bajo de Deacon se incluyen en escena. Y es así como comienza la fase «balada» de una canción que, dicho sea de paso, no tiene un estribillo concreto. Si aún no se han puesto a escuchar la canción, háganlo. De verdad, el corazón se inunda de música.
La canción es reconocida por esa parte en la que, nuevamente, Queen se las apañó para crear un auténtico coro de ópera formado solamente por ellos cuatro. El videoclip es testigo de ello. El juego de imágenes, las voces, los colores y Mercury, May, Taylor y Deacon colocados de tal manera que sus cabezas forman un rombo perfectamente cuadrado con la armonía de la canción. La complejidad de esta fase «ópera» es digna de mención. De hecho, en los conciertos era incluida dentro del directo ya que se antojaba imposible recrear unas escenas así de maravillosas.
Es entonces cuando llega esa parte en la que todo el mundo saltaba en los conciertos (y en el coche). Llega el rock, llega Brian May para sostener la voz de Freddie Mercury que, con energía, recita: «Así que piensas que puedes pararme y escupirme en el ojo». Pura energía, ya lo hemos dicho.
Pero no nos acostumbremos, la canción vuelve a ralentizarse, aunque no por ello deja de ser menos especial. Regresa el piano y las melodías lentas... Regresa la calma, esa potente calma que sólo Queen era capaz de infundirnos.
PD: Les recomiendo escuchar los directos de Wembley 86 y Wembley 92, el concierto que sirvió como homenaje a la muerte de Freddie Mercury. En este último, Elton John y Axl Rose prestaron sus voces. Imagínense el resultado.