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Anna Calvi, la muñeca diabólica británica

Es la musa musical del diseñador Karl Lagerfeld. Presenta «One Breath» en una gira por nuestro país
larazon

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Nadie lo juzgaría por su aspecto. Pequeña, de apariencia dulce, Anna Calvi factura un tipo de música que para muchos es de lo más inquietante. Algunos titulares de la prensa de Reino Unido la califican simplemente de «escalofriante», y es que Calvi ha recibido mucha atención de la Prensa británica al ser nominada a un Mercury Prize (el más importante de la industria musical británica) con su homónimo disco de debut, seguido de los elogios de gente como Nick Cave o Brian Eno, quien dijo que ella es «lo mejor desde Patti Smith».
El diseñador Karl Lagerfeld mostró su entusiasmo por su primer disco en un tuit –hecho que la catapultó al éxito de ventas de la semana– e incluso pidió a Calvi que posara para una campaña de publicidad. E inevitablemente, sus canciones de aroma a crepúsculo también le han regalado analogías con PJ Harvey de los periodistas más perezosos. Para demostrar el sonido original de su segundo trabajo, «One Breath», pasa de gira por Barcelona (10 de diciembre), Madrid (11, en el ciclo SON Estrella Galicia), Valladolid (12), Vigo (14) y San Sebastián (16).
Calvi contesta al teléfono con cierta desidia, parece como si se encontrase mal o se hubiese tomado un bote de tranquilizantes. Habla con un hilillo de voz que puede confundirse con desgana. A lo mejor es desgana. «No, es que anoche tuvimos actuación y yo me vacío en los conciertos, de verdad lo hago. Revivo las experiencias que dan origen a las canciones», explica. «Y, aunque no lo parezca, soy una persona muy callada, que la única manera de recargarse que encuentra es el silencio», asegura. Y dice que a veces no lo parece, porque la menudísima Anna Calvi derrocha genio en el escenario, blandiendo su guitarra, casi tan alta como ella y gritando las letras en algunos momentos de verdadero ruido. «Es verdad que en este disco hemos ido explorando texturas más radicales. El álbum también se concibió como un ejercicio de estilo en el que intentar encajar las letras y la música pero partiendo de materiales más duros que en el anterior», señala sobre «One Breath», editado en noviembre.
En el trabajo se filtraron sus experiencias durante aquel tiempo, en el que tuvo que tomar decisiones difíciles. El tema que da título al disco habla sobre ello. Mejor dicho, sobre el momento antes de decir algo que cambiará su vida y la de su interlocutor, pero sin revelar a la humanidad de qué trataba esa conversación. «Han sido momentos duros que inevitablemente salen reflejados en las canciones. Porque yo siempre trato de ser honesta con lo que canto. Y a veces escribirlo y cantarlo te ayuda a superar esos trances», señala la británica, que suele salir a escena vestida con el traje de bailaor flamenco: el masculino. «Espero que me dé algo de tiempo de ir en España a ver algo de música tradicional y de comer algo típico», asegura con cierto pudor. Por vestirse con el traje de hombre y por su fuerza en el escenario le preguntan reiteradamente sobre el feminismo. «No lo entiendo. Pero creo que ya se les está pasando», dice aburrida del asunto. Su música, como el flamenco, contiene drama, desgarro, no resulta cómoda de escuchar. Resulta admirable cómo es capaz de poner en la misma canción violines y guitarras de heavy metal. ¿Cómo se explica su éxito? «Pues la verdad es que no lo sé –dice despacio y bajito–. Creo que en realidad tengo mucha suerte», añade. No parece suerte, al menos, si le preguntan a Brian Eno, que puso todo su afán en colaborar con ella y consiguió grabar unos coros en dos cortes del disco. Calvi es guitarrista, violinista e inquietante. Que cada uno juzgue en qué orden.
Cuándo: 11 de diciembre a las 22:00 horas.
Dónde: Corredera de San Pablo 25, Madrid
Cuánto: 15 euros