Queens of The Stone Age: terremoto en Madrid
El grupo de Josh Homme descarga un torrente sonoro que arrolla Las Noches del Botánico
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Había mucha expectación por ver a los reyes del "stoner" en la distancia corta. Queens Of The Stone Age, la banda de Josh Homme, habituada a encabezar carteles de grandes festivales, se ha embarcado en 2024 en una gira de recintos pequeños como declaración de intenciones. Podrían estar ganando más dinero en enormes pabellones y apretados carteles infinitos en el extrarradio, pero su decisión sólo puede explicarse como una necesidad de recuperar el contacto con su público y consigo mismos. E hicieron combustión en la fresca noche madrileña ante unos 4.000 afortunados.
El ambiente era el de una gran cita pocos minutos antes de la aparición del quinteto en escena, con un montaje escénico que nada tenía que envidiar a una de esos eventos que se presencian a cientos de metros por una pantalla, pero al alcance de la mano. Había pantallas, sí, pero para los primeros planos. Nadie se perdió una coma, ni una nota, a escasos 20 metros del escenario. Tan cerca que, cuando la iluminación del escenario funcionaba a toda potencia, había que cerrar los ojos.
El rock de Queens Of The Stone Age es como un rugido primordial, una locomotora de graves (hubo momentos con tres guitarras sonando a la vez y el bajo a todo rabo), un galeón de cuatro mástiles y bandera pirata. Como si dos placas tectónicas colisionaran ante la atenta mirada de los dinosaurios viendo el espectáculo en directo por la ESPN. Una descarga telúrica que arrancó con "Little sister" y una primera andanada de temas que incluía "Paper machete" y "My god is the sun" .
Está siendo tónica habitual en el Botánico no saludar ni perder el tiempo en zarandajas. Al lío. Bueno, Homme balbuceó un "hola, qué tal" y luego ni se esforzó gramaticalmente en yuxtaponer algo así como "bailar y beber". Hubo, después, un breve momento de cortesía: "Viajamos por todo el mundo y tocamos ante todo tipo de audiencias pero tengo que decir que España es mi país favorito. Ya sé que pensaréis que es un trola, pero lo digo sinceramente, no es una decir. Amo tocar aquí, es mi país favorito. Es bastante increíble venir aquí", dijo zalamero el bueno de Homme. Más tarde llegaron "Emotion Sickness", "I Sat By The Ocean" y "Into mthe Hollow".
La descarga sonora fue brutal, impecable. El sonido, de los que conquistan. La noche cobró tanta intensidad que las dos horas escasas se hicieron tan cortas... que solo quedaba el lamento de que el negocio musical, la industria del directo, vaya por otros derroteros. La avalancha fue tal que cuesta describirla, pero el mundo temblaba alrededor.
Dicen que el único vecino que puede protestar por el ruido de este festival es el inquilino de La Moncloa. No creemos que que pueda quejarse, pero seguro que se enteró de que anoche había movida y de las buenas en el Botánico. Con los bises llegó la deflagración: "No One Knows" y "A song for the dead" dejó a todo el mundo con la electricidad en los huesos.