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Rápidos, excitantes y divertidos: Los Straitjackets

Rápidos, excitantes y divertidos: Los Straitjackets
Rápidos, excitantes y divertidos: Los Straitjacketslarazon

Para los insatisfechos con «50 sombras de Grey» y sucedáneos de emoción plastificada: auténtico rock & roll, simple y cachondo que pasa por su ciudad.

Los tiempos gloriosos para el rock & roll quizá hayan pasado, aunque aún quedan músicos auténticos que no tocan como si les pesaran las piernas. Puede que Los Straitjackets sean un poco cabeza de chorlito, pero saben de qué se trata cuando hablamos de rock: llevan desde 1988 haciendo su versión más difícil, la instrumental, y siendo reclamados por los grandes como Tom Petty para ser sus acompañantes en gira. La última frontera que han cruzado es sumarse a Deke Dickerson (The Untamed Youth), otra personalidad volátil, para grabar un disco con temas tan sorprendentes como «Popcorn» (ya saben, la de «Palomitas de maíz») o «Apache» de The Shadows. Los Straitjackets, sus máscaras de luchador mexicano y Dickerson pasan por seis ciudades en España la semana que viene: Alicante (24 de febrero), Valencia (25), Madrid (26), Bilbao (27), San Sebastián (28) y Vitoria (1 de marzo).

Demasiado solemnes

«Parte de la idea del disco es conseguir que los jóvenes se interesen por las canciones de los 50 y los 60, de la época dorada de la música en EE UU. Son temas viejos y suenan diferente», señala Eddie Angel, uno de los fundadores del grupo. Canciones sencillas, directas, llenas de un entusiasmo, algo que parece perdido en la interpretación actual del género, más pesado y más pensado, mucho menos fresco. ¿Qué tenían los músicos de la primera época que no tienen los actuales? «(Resopla) En el grupo pensamos mucho en eso. Creo que la cultura era mejor antes y los músicos son un reflejo de su entorno. En mi opinión, un músico no puede ser ni más ni menos que el resultado del momento en que está produciendo su creación. Y ese contexto es mucho más pobre hoy y más fragmentado. En esos años de los comienzos del rock se hacían mejores coches, mejor comida y, desde luego, mejor música. Puedes estar seguro: las canciones estaban a años luz», señala Angel.

Puede que una de las razones sea que nos tomemos la música demasiado en serio. «Yo creo que son los músicos quienes se ponen demasiado solemnes. La premisa original para hacer rock and roll es que tiene que ser divertido. Piensa en ‘‘Surfin Bird’’, en ‘‘Tutti Frutti’’... eso es rock. El humor y la diversión han desaparecido de la música popular y esa sí que es una queja o una crítica que yo hago. Hay músicos que piensan que van a tocar a la ópera. Aunque no me parece tan malo que sea la gente quien se tome la música muy en serio, eso está bien, porque lo necesitamos para contrarrestar muchos años durante los que hemos sufrido un lavado de cerebro masivo con productos baratos, y pienso que hay que ser crítico. Es importante saber qué se escucha», dice el guitarrista, que, como el resto de Los Straitjackets (que en inglés significa camisas de fuerza), visten máscaras en el escenario, algo que sin duda les ha hecho populares. «Absolutamente. Creo que no habríamos hecho ningún tipo de carrera sin ellas. Nuestra música es buena, pero las máscaras nos han dado identidad». Ocultan sus rostros, luego no tocan por fama, que es la primera condición que muchos citan para separar lo auténtico de lo prefabricado. «Bueno, puede que ahora el verdadero rock sea incompatible con ser conocido, pero en el pasado Little Richard y Chuck Berry tenían mucho éxito. Me estás haciendo una de esas preguntas trampa. Lo que sí pienso es que el rock & roll va camino de ser un subgénero como el bluegrass, el blues o el country, y que nunca volverá a ser lo que fue en los 50. También discutimos sobre esto en la banda, y nos sentimos afortunados de seguir haciendo la música que amamos aunque nunca vayamos a tener un éxito de masas. No nos importa, porque seguimos haciéndolo. ¿Sabes?, en aquellos tiempos, Chuck Berry volaba por el cielo como un meteorito y nosotros nos tenemos que conformar con vivir esa lenta caída del estilo, pero seguimos disfrutando sabiendo que caemos». El síndrome de la orquesta del «Titanic» que continúa tocando mientras el barco se va a pique resulta una idea un poco triste. «No lo creo. Triste es lo que les pasó a Buddy Holly o Eddie Cochran, que murieron jóvenes. Lo que nos pasa a nosotros está bien».