«Sour Angelica» y «Il prigionero» en el Liceo
IL PRIGIONERO y SUOR ANGELICA. De Luigi Dallapiccola y Giacomo Puccini.. Con Jeanne-Michèle Carbonnet, Ievueni Nikitin y Robert Brubaker y Maria Agresta, Dolora Zajick, Gema Coma-Alabert, Marina Rodríguez-Cusí. Director musical: Edmon Colomer. Director de escena: Lluis Pasqual. Barcelona, Gran Teatro del Liceo 1-VII-2014.
A cuatro años del centenario del estreno neoyorquino de esta trilogía conocida como "El tríptico"que inspirada en la Divina comedia de Dante quería ofrecer tres visiones bien diferenciadas el infierno a través de "Il Tabarro", que el Gran Teatre del Liceo ofrece este mismo mes en versión de concierto, "Suor Angelica"que representaba el purgatorio y "Gianni Schicchi"la más popular que hace referencia al cielo. Puccini no se cansó en vida de intentar que las tres breves óperas se presentasen juntas pero los directores actuales, ante la complejidad vocal de las mismas y de su diferente popularidad suelen fragmentarlo y unir alguna de ellas con otro título breve. En este caso se escogió este "Il prigionero"de Dallapiccola que por el tema argumental puede casar bien con las inquietudes puccinianas y con la escenografía de "Suor Angelica"pero que desde el punto de vista musical nada tiene en común fuera de algunos breves coros en latín. La obra de Dallapicola, estrenada en Florencia en 1950, no convenció demasiado al público barcelonés obteniendo un aplauso muy comedido que se centró en el trío de intérpretes principales con un Prigionero del bajo-barítono ruso Ivgeni Nikitin modélico, un Carcelero-Gran inquisidor del prestigioso Robert Brubaker y una Madre a cargo de la excelente cantante Jeanne-Michèle Carbonnet, quién hubo de lidiar con una parte realmente comprometida, casi imposible en el registro agudo. Todo ello ante una obra un tanto débil en la expresividad de los sentimientos que se explican pero no se sienten por la incapacidad de comunicación de la partitura musical. Todo lo contrario que la obra magistral de Puccini, donde los sentimientos se unen a un colorido orquestal realmente magistral. Un clima sonoro y vocal que dibuja perfectamente la atmósfera religiosa y humana de este terrible drama sobre la monja-madre de sangre azul que es enterrada en vida por su desliz extramatrimonial. La Suor Angelica de Maria Agresta conmovió como pocas por su temperamento y calidez musical y excelentes matices en el agudo. La tía Principesa de Dolora Zajick fue toda una lección de canto y temperamento, muy elogioso el resto del reparto con especial atención a la Abadesa de Gemma Coma-Alabert y la Zeladora de Marina Rodríguez Cusí. Interesante la emotiva y atenta dirección de Edmon Colomer y la cuidada labor del Coro en ambas partituras. Destacar finalmente una interesante dirección de escena a cargo de Lluis pasqual ante una eficaz y polivalente escenografía de Paco Azorín, a pesar de su uniformidad en grises un tanto planos, que contrarestó con el constante movimiento de la estructura y una iluminación muy cuidada sacando bastante partido a dos obras que insisten en una de las mayores desgracias humanas, la falta de libertad.