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Un salón que unirá Villanueva y el Buen Retiro

El Museo del Prado afronta su segunda ampliación de la mano de Norman Foster y el equipo de Carlos Rubio. El plan prevé la peatonalización de las calles inmediatas y la recuperación del Palacio del Buen Retiro
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El Museo del Prado afronta su segunda ampliación de la mano de Norman Foster y el equipo de Carlos Rubio. El plan prevé la peatonalización de las calles inmediatas y la recuperación del Palacio del Buen Retiro
La rehabilitación del salón de Reinos de Buen Retiro se ha convertido en un plan que rebasa las fronteras de la arquitectura y encuentra una ambiciosa dimensión urbanística que, si se desarrolla tal como se presentó ayer, convertirá el corazón de Madrid en una de las zonas más relevantes de la capital y en unos de los espacios museísticos más importantes del mundo. El Real Patronato del Museo del Prado eligió ayer, entre los ocho proyectos finalistas (se han presentado 47), la propuesta integrada por Foster + Partner L.T.D. y Rubio Arquitectura SLP.
Este equipo se encargará de acometer la reforma y adecuar las estancias del antiguo palacio para su uso futuro, conservando, por supuesto, su memoria histórica de manera escrupulosa, y, además, incluye un plan para peatonalizar las calles de Méndez Núñez y de Felipe IV, ésta última desde Alfonso XII hasta el Paseo del Prado. Con este plan se uniría el edificio de Villanueva, que alberga las colecciones de la pinacoteca, con la ampliación del claustro de Jerónimos, el Casón del Buen Retiro y el Salón de Reinos en un amplio conjunto que muchos ya conocen con el nombre de Campus del Prado. Debajo subyace una idea interesante: vincular el Madrid de los Austrias con el parque de El Retiro, cuyo desarrollo impulsaron los Borbones de manera definitiva. «Ha sido un buen concurso», reconoció durante la presentación Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, quien comentó: «Este planteamiento contiene una ambiciosa estrategia urbana, que reconoce el origen de este palacio, la importancia que tuvo en el pasado y rescata la esencial de lo que era el edificio».

Edificio sostenible

Zugaza, a continuación, resaltó que el plan «pone en valor la memoria de la construcción del siglo XVII y el Salón de Reinos a la vez que resuelve las necesidades expuestas en las bases y logra incrementar el espacio expositivo». Este trabajo proporcionará 5.700 metros cuadrados útiles y 2.569 para exposiciones. José-Pedro Pérez Llorca, presidente del Patronato de esta institución, apuntó que «todas las decisiones tienen una vocación para que el edificio sea sostenible enérgicamente», recalcó que el patronato aprobó de manera unánime la decisión que tomó el jurado al elegir este proyecto y resaltó que uno de los puntos que ha llevado a aprobar esta propuesta en vez de otras es que había contemplado uno de los requisitos que se pedía: no conlleva excavaciones de ningún tipo. Esto evitará, por tanto, problemas con posibles escorrentías subterráneas como sucedió tiempo atrás en el Casón.
¿Pero en qué consiste la intervención en el edificio? Lo más importante es que «el Salón de Reinos será restaurado arquitectónicamente en todo su esplendor con su balconada original y que el plan permite alternar diferentes soluciones para el espacio», explicó Pérez-Llorca. Lo más relevante es que el edificio quedará dividido en tres plantas. La primera se ha convertido en un atrio y un centro de recepción de visitantes abierto tanto en la fachada norte como en la sur. La segunda planta albergará el histórico Salón de Reinos, que se recuperará tal como era y según refleja la documentación existente, incluidas, como se ha indicado anteriormente, las balconadas y la estructura que tenía cuando se construyó. El tercer piso, que gana mucho espacio, albergará diferentes espacios dedicados a exposiciones y contará con dos terrazas accesibles al público.
Una de las intervenciones más llamativas será en la fachada sur. Durante el siglo XIX y principios del XX se adhirieron, en esta cara, nuevas dependencias que se remataron con una fachada. Ahora se suprimirán estas habitaciones, lo que permitirá recuperar el muro original del inmueble y, recobrar el aspecto que presentaba en el siglo XVII. «Esto dará pie a la musealización del Palacio del Buen Retiro, que recuperará la fachada sur y reforzará la galería central que alberga el Salón de reinos. Esto supondrá un reconocimiento a su pasado, con la posibilidad de recuperar la decoración y disponer de un espacio expositivo con un gran potencial», comentó Zugaza. El director de la pinacoteca dijo que «se amplía el uso de la primera planta, al abrirse y dar a la calle» y que ese lugar se convertirá en un sitio adecuado para establecer «servicios» y disponer de un atrio de recepción. Existe todavía una duda sobre la resolución final de la fachada sur. Hay proyectadas dos logias distintas: una, galería cerrada y perimetral, que protegería la fachada del siglo XVII, lo que proporcionaría un espacio de encuentro para el público que acudiera de visita; y otra abierta a la plaza, sostenida por una ligera y refinada columnata. Estos puntos se desarrollarán a medida que avance el proyecto (sólo el anteproyecto va a llevar alrededor de 16 meses de trabajo). La inversión estimada ronda los 30 millones de euros y las obras pretenden arrancar coincidiendo con el bicentenario de la pinacoteca. Ayer también se descartaron algunos rumores que rodean la habilitación del Salón de Reinos. Pérez-Llorca atajó uno de inmediato: «No exist e ningún proyecto para cambiar el “Guernica” de sitio».
Carlos Rubio, de Rubio Arquitectura SLP, aseguró a LA RAZÓN que se enteró ayer por la mañana, camino de un acto en el Senado, de que el proyecto que firma junto a Norman Foster era el elegido. Por teléfono le dieron la noticia. «Todavía no he hablado con él», explicaba a media tarde. Comenta que ha llevado mucho tiempo dar forma a este trabajo y que ha estado en contacto permanente con Foster y su estudio de Madrid. El inglés ha supervisado casa paso y ha estado informado en todo momento. «Es complicado arrancar e ir canalizando la obra», comenta.

Paredes con cicatrices

Es consciente de la envergadura de lo que tiene entre manos, «pues es un edificio que posee una historia importante que contar y que es necesario respetar y dejar aflorar. Sus cicatrices están en sus paredes, sus ventanas, en el suelo, y vamos a respetarlo. La historia está ahí. Estramos hablando d epalabras mayores», dijo. Cuando se le pregunta si se rehabilitará el Salón de Reinos tal como era, asegura, «no voy a entrar en si se llevarán unas pinturas u otras, pero esa posibilidad existe», deja caer con cierto aplomo. Para este arquitecto, que habla con velocidad endiablada, este proyecto situará a Madrid en la vanguardia arquitectónica «por la importancia del Prado, que está en un eje de primer orden y al que se incorpora ahora no una pieza más, sino maestra. Queremos que se convierta en una referencia y un ejemplo a seguir de compromiso con el pasado y de cara al futuro, para dar un salto hacia adelante», comenta.
La pregunta es obligada, aunque sea políticamente incorrecta: ¿Se come el nombre de Foster al suyo? «Foster es uno de los más grandes, un maestro. Para mi ha sido trabajar con el héroe de madurez», dice al tiempo que suelta una carcajada. Y comenta en tono jocoso que precisamente ayer se dio el pistoletazo de salida al alumbrado de Madrid, una coincidencia que él ha mencionado con humor: el encendido de las luces navideñas él lo entiende como un homenaje al proyecto que pondrá a Madrid a la vanguardia de los museos internacionales.
El diseño seleccionado, según informa el propio museo, “responde holgadamente al programa de necesidades espaciales definido por el museo, sin necesidad de excavar nuevos sótanos y realzando los espacios históricos que forman el núcleo del edificio, en especial el Salón de Reinos. Del mismo modo, fortalece y consolida la identidad del campus del Museo del Prado, proponiendo la potenciación peatonal del eje Parque del Retiro – Paseo del Prado, a través de la calle Felipe IV, lo que revitalizaría su conexión con la ciudad”.
El jurado destaca en su dictamen como principales valores “la gran calidad de la propuesta arquitectónica, que respeta y valora lo existente adecuándolo a las necesidades de nuestro tiempo; la inteligente satisfacción de los requerimientos museológicos; la acertada integración del edificio en su entorno, así como en el conjunto del campus del Museo del Prado; así como el eficaz estudio de costes de la obra”.

Perfil de los ganadores

Norman Foster fue reconocido con el Premio Pritzker en el año 1999. Además ha sido galardonado con el Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe de 1990, con la Medalla de Oro del American Institute of Architects en 1994, y con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2009 en reconocimiento a toda una trayectoria profesional, entre otras distinciones.
Por su parte, el estudio Rubio Arquitectura fue fundado en 2014 por el arquitecto Carlos Rubio Carvajal (Barcelona, 1950), con sede en la ciudad de Madrid. Actualmente está desarrollando diversos proyectos en España y en países como Rusia y Arabia Saudí. Ha obtenido, entre otros, el Premio COAM de Arquitectura 1989.