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¿Tienes fuego?
Pablo Erroz: «No entiendo la vida sin belleza»
El diseñador sostiene que no podría vivir sin una filosofía en la que la estética trascendiera a lo que vemos

Adorna a este señor nacido en Mallorca un aire zen, una calma que, sospecho, es tan solo aparente, como una lámina finísima que cede ante una uña insistente. Porque todo creador ambicioso y afanado, y él lo es en grado sumo, lleva dentro un cónclave de lagartijas. Sostiene que no podría vivir sin belleza alrededor, pero no habla de caras bonitas sino de una filosofía en la que la estética trasciende lo que vemos, pesa. En resumen, este diseñador trata de llevarnos el mar a casa. Bendito sea.
Adolfo Domínguez, en los 80, acuñó una frase inmortal: «La arruga es bella». Hablaba del lino, pero era mucho más profunda. ¿Cuál sería el eslogan de su firma?
Pues, probablemente, el no tener límites. No tengo un eslogan definido, pero siempre digo que si te apetece hacer algo, hazlo. Dentro de la marca, del proyecto Erroz, tenemos como un eslogan, la frase está en inglés, que dice: «Pablo Erroz, the place where dreamers meet doers», el lugar donde los soñadores conocen a los hacedores. Creo que es importante dejar de soñar y pasar a la acción. Cuando te apetece hacer algo, el único que te va a favorecer hacerlo o que te lo va a impedir eres tú mismo.
Cary Grant, Audrey Hepburn, Bowie, Nick Cave. Estoy hablando de elegancia innata. ¿Qué españoles son los más más?
Hoy en día, la elegancia es un concepto que trasciende la forma de ir vestido. Estamos en un momento en el que es importante cómo revisitamos o le damos la vuelta a las cosas, cómo cambiamos los conceptos que tenemos. Elegante es ir bien vestido, por supuesto, pero la elegancia trasciende a la clase, a la forma de ser, cómo tratas a los demás, cómo transmites tu trabajo…
Está ligada a la personalidad.
Totalmente. Y si te pongo dos referentes no van a ser tanto por cómo visten, sino por la manera de ser o por su forma de estar en el mundo, que para mí, insisto, es muy importante. Entonces, te diría que Luz Casal. Y en cuanto a hombres, a lo mejor Pierpaolo Piccioli, el director creativo de Valentino, porque creo que ha hecho un magnífico trabajo como diseñador y ha definido la elegancia. Y luego él tiene un estilo supercontemporáneo y elegante a la vez.
«Lo de Koldo, Ábalos y Cerdán es atroz, escandaloso, y es de todo menos elegante»
Bezos, uno de los dueños del mundo, nos ha demostrado con su boda en Venecia (25 millones de dólares) que el dinero no cura al hortera, sino que lo superlativiza. ¿En la elegancia menos es más?
Sí, siempre. Yo tuve un profesor de marketing en la universidad que nos puso dos ejemplos que utilizo mucho. Nos enseñó dos escaparates, uno era de superlujo, espectacular, y en el otro había hecho algo también muy chulo con solo cuatro elementos. Entonces preguntaba a los alumnos cuál les gustaba más, y había como un cierto debate pero, al final, ganaba siempre el más espectacular. Y el profesor añadió: «Y si yo os digo que ese que habéis elegido ha costado cien mil euros y el otro solo cien, ¿cuál os gusta más?», y ahí todo el mundo cambió de opinión. Porque cuando tienes pocos recursos es cuando realmente te exprimes la cabeza. Cuando las cosas no son fáciles, cuando tienes que pensar y darle la vuelta, cuando haces ese ejercicio de a lo mejor con poco voy a hacer mucho… Serviría como un símil a la hora de explicar que el dinero no lo es todo, ni mucho menos. El dinero facilita muchísimo las cosas, pero no te garantiza ni tener mejor gusto ni vivir más. Hay muchas cosas que el dinero no compra, y la elegancia es una de ellas. Aunque sí te puede dar los medios para contratar a gente que piense por ti, claro.
El dinero te puede hacer menos feo, que no es lo mismo que más guapo, o incluso volver más feo.
Efectivamente. Lo que el dinero te da son más medios, y a partir de ahí es cómo los sepas utilizar. Una persona que tenga buen gusto, si además tiene medios el resultado será exquisito. Pero también es una persona que ha estado formada, por decirlo de alguna manera. Luego se habla mucho del nuevo rico o de la persona que ha hecho el dinero a lo largo de su vida y que sabe lo que cuesta. Y creo que esas son dos personalidades que luego se notan mucho en la forma que tienen de estar en el mundo, de pensar y, también, de hacer.
Koldo, Ábalos, Cerdán. Me viene a la cabeza aquel verso de Aute: «No rozaron ni un instante la belleza».
No, desde luego que no. Lo de Koldo, Ábalos y Cerdán es atroz, escandaloso, y es de todo menos elegante.
Una oda al mal gusto.
Sí. Antes hablábamos de la elegancia, pues qué poco elegante es eso. Y qué buen mentir también, por otra parte. Muchas veces, lo aparente encierra otra cosa. Pero ahí, desde luego, estamos hablando de un ejercicio de cero elegancia en todos los sentidos.
A propósito de la belleza, Byron escribió que el amor es un «apetito» de ella. ¿Entiende la moda sin belleza?
Yo no entiendo la vida sin belleza. Soy una persona obsesionada con la belleza. Esto lo hablo mucho con algunos amigos. Con todo lo bueno y todo lo malo que eso tiene. Porque la obsesión por lo bello, por los objetos, por la trazabilidad de las cosas, por el interés de todo lo que implica lo bello… Lo bello no es simplemente bello porque sí, sino que es bello por todo lo que tiene detrás, y no porque sea caro o barato. Todo lo que te rodea, todas las piezas que tienes a tu alrededor inciden en tu bienestar, en tu día a día, por eso siempre intento rodearme de cosas, no sé si bellas o no, pero desde luego sí especiales, que tengan alma, que hablen y que tengan un mensaje. La belleza nos hace vivir mejor. Pero no la belleza desde un punto superficial, esto creo que debemos trabajar sobre ello, sino desde un punto mucho más intrínseco, personal, introspectivo. También suelo insistir en que lo más bello ya ha sido inventado, no hace falta comprar ya nada nuevo. A veces, simplemente es ir a la búsqueda del tesoro en los rastros o en diferentes sitios. Y en eso también se nota mucho la clase y la cultura que uno tiene. Con los objetos, con la historia, con el diseño. El gusto se educa, se tiene de base pero se educa, y, por lo tanto, sí, soy una persona que ama la belleza y que me encanta vivir rodeado de ella. Pero, insisto, no desde un punto superficial, sino desde un punto casi holístico.
Ética y estética. ¿Ese sí sería un buen eslogan?
Completamente. Es que creo que una cosa no convive sin la otra. No es bello ni estético lo que no está hecho desde la ética, el respeto, el amor, el tiempo pausado. Podría ser como un ejemplo de lo que has dicho de Koldo y compañía, una cosa que se queda solamente en fachada pero que cuando rascas sale todo lo demás. Por eso están tremendamente relacionadas la ética y la belleza, porque si no se queda en algo de corto plazo.
«Yo soy todo gracias a mi madre»
¿Qué hacemos con las chanclas, las bermudas y las camisas de manga corta? ¿Indulgencia o pena de muerte?
No, no, indulgencia. Yo soy fan de las bermudas, hago bermudas, lo que pasa es que hay que saber llevarlas. No todas las prendas son para todo el mundo, simplemente tienes que encontrar tu estilo. Pero podemos hablar de gente a la que las camisas de manga corta y las bermudas le quedan tremendamente bien, aparte de que con estos calores más nos vale empezar a saber llevarlas. La gente tiene que saber cuál es su estilo, dónde se siente cómoda y desde dónde se proyecta. Saber que hay colores y prendas que a ti no te quedan bien y a otras personas sí. Nunca debemos llevar nada por imposición, sino porque nos favorezca y porque nos sintamos bien llevando lo que llevamos.
Dicen de usted que es influyente (una de las 100 personas LGTBIQ+ más influyentes de España). ¿Es un piropo?
Sí. Cuando tienes el poder de influir en alguien desde lo positivo, desde tu trabajo, para mí es una tremenda recompensa. Quizá porque desde hace mucho tiempo estoy obsesionado con dejar un legado para poder compartir ideas. Hay gente que me ha dicho: oye, gracias a ti enfoco mi trabajo de manera diferente, o gracias a ti no tengo miedo a hacer las cosas; he perdido el miedo a expresarme o a ser como soy y he visto que se pueden hacer las cosas de forma diferente. A mí eso me parece maravilloso y creo que le da sentido a mi trabajo. Cuando trabajas en algo solamente desde una parte económica o de ego, con el tiempo ves que eso no va a ningún lado y que necesitas nutrirte de más cosas. Y una de las cosas es esa. Entre ser influencer o ser influyente, me quedo con lo segundo.
¿Y la responsabilidad que conlleva ese «título» no pesa demasiado?
Si pensáramos en la responsabilidad que tiene todo lo que hacemos, nunca haríamos nada. Siempre animo a la gente a tirarse a la piscina y a actuar de forma coherente con cómo piensas y cómo eres. Y eso es un ejercicio que voy haciendo poco a poco, porque debo reconocer que durante mucho tiempo, y ahora también pero menos, sí me ha importado lo que pensaban los demás de mí. Decir lo contrario sería negar la realidad. Y ahora intento hacer las cosas no tanto por lo que puedan pensar los demás, sino por lo que a mí me apetece hacer y por cómo me apetece vivir. He vivido episodios que todo el mundo va a vivir, pero los he vivido muy joven: desde perder a un padre con 25 años a una casi hermana con 27, y eso te enseña lo que todos, en el fondo, ya sabemos, que la vida se acaba. Entonces intento vivir la vida sabiendo cómo quiero hacer las cosas. Solo podemos ir hacia adelante, ir hacia atrás nunca. Y hay algo que me obsesiona y que puede sonar a tópico, pero es poder decir el día que me muera «ya lo hice, ya lo viví».
Como Steve McQueen, al que le atribuyen un «lo hice» justo antes de morir.
Exacto, exacto. A veces miro con perspectiva y digo: guau, el Pablo de hace 10 años se hubiera muerto por hacer estas cosas, y las he conseguido. Y te dices que es maravilloso. Con el tiempo ves las cosas que te parecían tan lejanas y tan difíciles y entiendes que el único secreto que hay es ir a por ellas, visualizarlas, trabajarlas, y no escuchar a los demás. Porque cuando escuchas demasiado a los demás, la gente te contagia sus miedos o su poca ambición. Rodéate bien, escucha menos y escúchate más.
«Soy fan de las bermudas, hago bermudas, lo que pasa es que hay que saber llevarlas. No todas las prendas son para todo el mundo»
¿La madre de Pablo Erroz está orgullosa de Pablo?
Sí. Y yo más orgulloso de ella todavía. Yo soy todo gracias a mi madre. Cuando me han dicho: ¿tú eres de buena familia?, siempre he contestado que de la mejor: la que me ha dado amor y me ha enseñado tolerancia y respeto. Venir de buena familia no creo que signifique venir de una familia de dinero, por eso te hablaba de lo importante de cambiar los conceptos. Vengo de una familia de clase media, pero es la mejor familia porque me ha enseñado a amar y a respetar, me ha transmitido valores y, por supuesto, a ser quien soy. Y eso se lo debo a mis padres y, sobre todo, a mi madre. Y sé que mi madre está orgullosa de mí porque, además, me lo dice. Y es muy importante decirles a tus hijos que estás orgulloso de ellos, como también es muy importante que los hijos les digan a sus padres y a sus amigos que están orgullosos de ellos. Cuesta muy poco decirlo e incidimos muchísimo en los demás.
Anda que no hay «familias bien» que son el mismo infierno.
Por supuesto. Y yo tengo la grandísima suerte de venir de una familia que es todo lo contrario a eso.
Esta sección lleva por título «¿Tienes fuego?». Se lo pregunto a usted: ¿tiene fuego?
Espero que sí. Creo que la vida es para vivirla con chispa, con energía, con pasión, con ganas. Con fuego, en definitiva. Así que sí, sí tengo fuego y me gusta rodearme de gente que tenga fuego. Y que juntos hagamos una gran llama.
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