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Museo Reina Sofía

Patricia Cisneros, arte latinoamericano para el Reina Sofía

La mecenas dona un conjunto de 45 obras de 33 artistas contemporáneos, en su mayoría de Venezuela y Brasil, a la colección del museo madrileño

Patricia Phelps de Cisneros, tras una obra de Jesús Soto / Foto: Luis Díaz
Patricia Phelps de Cisneros, tras una obra de Jesús Soto / Foto: Luis Díazlarazon

La mecenas dona un conjunto de 45 obras de 33 artistas contemporáneos, en su mayoría de Venezuela y Brasil, a la colección del museo madrileño.

La semana no ha podido arrancar mejor para el Museo Reina Sofía, pues un conjunto de 45 obras de 33 artistas latinoamericanos ha sido donado por la Colección Patricia Phelps de Cisneros a la Fundación Museo Reina Sofía, lo que significa que se enriquecerá «notablemente la colección, al tiempo que supone un impulso para el proyecto de investigación que se está llevando a cabo sobre los movimientos artísticos surgidos en América Latina desde la década de los 60», según reza la nota enviada por el centro. Las obras pertenecen a un marco cronológico encuadrado entre los años sesenta y la actualidad, pero revisten especial importancia las de la década de los noventa y los primeros años del siglo XXI, el menos representado dentro de la colección de arte latinoamericano del museo. Los 33 artistas –en su mayoría de Brasil y Venezuela, aunque hay autores de Argentina, Colombia, México y EEUU– representan una diversidad generacional y se caracterizan por cultivar un amplio espectro de prácticas artísticas. Entre otros, llegarán a Madrid Jaime Castro Oróztegui, Marcos Coelho Benjamin, Sigfredo Chacón, José Damasceno, José Dávila, Danilo Dueñas, Magdalena Fernández, Teresita Fernández, Héctor Fuenmayor, Óscar Machado y Fabian Marcaccio.

–El año pasado donó obras de sus fondos a varios museos, entre ellos el Reina Sofía, y ahora vuelve a hacerlo. ¿Se trata de periodos poco representados? ¿Hay alguna pieza que sea para usted especialmente significativa?

–Todas las donaciones realizadas, ­sea con el MoMA, el Mali, en Perú o el Reina Sofía, son el resultado de estudios a fondo de qué diálogos nuevos podrán emprender estas obras, tanto con las colecciones a las cuales se unen como con sus públicos. Con respecto a señalar una en particular, es como preguntarme a cuál de mis hijos quiero más.

–Deduzco que el Reina es la casa idónea para estas piezas.

–Cuando donamos es porque existe un interés por los artistas y sus obras. En el caso del Reina Sofía, y bajo el liderazgo de Manolo Borja-Villel, hemos encontrado afinidad en los intereses y en la presentación del arte latinoamericano como parte del canon global que para nosotros es fundamental.

–Entre figuración y abstracción opta por la segunda. ¿Qué artistas le interesan más?

–Solo en la colección moderna de entre 1950 a 1970 está este enfoque sobre la abstracción geométrica. Pero la colección tiene cinco núcleos: arte colonial hispanoamericano, paisajes de América del Sur y del Caribe del XVI al XIX, arte etnográfico de la Amazonía venezolana, arte moderno y arte contemporáneo. Buscamos preservar nuestra memoria histórica y mostrar al mundo la riqueza de la cultura material de América Latina. En esta donación hay arte figurativo, conceptual y abstracto que refleja la diversidad de la producción actual. Cualquier colección está influida por el gusto de su coleccionista, pero hemos tratado de que se refleje la riqueza del arte iberoamericano.

–Su nombre aparece en las listas de personas más influyentes del mundo del arte. ¿Entraña cierta responsabilidad?

–Gustavo, mi esposo, y yo siempre nos hemos sido conscientes de nuestra responsabilidad. Nunca nos sentimos dueños de las obras, sino sus custodios temporales. Por eso no hemos querido hacer nuestro propio museo, sino posibilitar que las obras circulen por el mundo, y por eso nos parece importante donarlas a instituciones donde puedan ser apreciadas y estudiadas. Lo hacemos por el respeto que sentimos hacia los artistas y sus obras.

–En su caso, ¿por qué empezó a coleccionar?

–Comenzamos sin saber muy bien por qué, pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que nuestra visión latinoamericana podía contribuir a que estas obras tuvieran un público más grande.

–¿Se colecciona con el corazón o con la chequera?

–Siempre es una cuestión de corazón, cabeza y coraje, como decía mi suegro.