Pipas, clásicos y un Jess Franco “un pelín erótico"para celebrar los 30 años del Doré
La Filmoteca celebra tres décadas en la sede de sus proyecciones recuperando una cinta perdida del director madrileño
Creada:
Última actualización:
La Filmoteca celebra sus 30 años en el cine Doré recuperando una cinta perdida del madrileño
Al cine Doré, como a la Meca, hay que ir al menos una vez en la vida. En pocos lugares como en esta sede de la Filmoteca Española se repira aire tan puramente cinéfilo. Con su estructura y colorido vintage, que recuerda a un teatro de variedades recién salido de un filme de Fellini, sus espectadores irredentos y gafapastas, pelín pedantes, o esas señoras jubiladas de Lavapiés, el Doré es más que un cine: es un rito.
Hace 30 años que la Filmoteca encontró la horma de su zapato en este antiguo edificio de los años 20, que albergó algunas de las primeras proyecciones rutinarias en Madrid y acabó convertido décadas después en un cine popular al que se iba a todo menos a ver películas: el "palacio de las pipas"lo llamaban. De la ruina lo rescató el Ministerio de Cultura presidido por Jorge Semprún para habilitar una sede fija para la proyecciones de la Filmoteca tras años de nomadismo. Se remozó el edificio modernista de Críspulo Moro y se inauguró en 1989 con un programa de "carta blanca"de Pedro Almodóvar (que trajo, por ejemplo, el "Cabeza borradora"de Lynch) y Luis García Berlanga.
Aunque la inauguración pura y dura se la llevó la proyección de una versión restaurada de "Frivolinas", un filme del año 27 de Arturo Carballo, que era, además, el propietario del viejo Doré. De hecho, la cinta consiste en una filmación de los espectáculos de variedades, generalmente subidos de tono, que se realizaban en el teatro. Así, en una suerte de círculo mágico, el Doré empezaba engarzando con lo viejo una nueva andadura, la misma filosofía que sigue la Filmoteca en la celebración de estos 30 años, donde habrá también un pase de "frivolinas"y donde se recordaran numerosas presentaciones de grandes directores que han pasado por el cine estos años: de Arthur Penn a David Lynch, de Gus Van Sant a Juan Antonio Bardem, de Wes Anderson a Berlanga...
Pero, además de esto, la Fimoteca, que también prevé editar un libro y está en un proceso de adaptación a la venta on-line de entradas y ampliando plantilla, se ha hecho un regalo inesperado: un cinta hallada y restaurada del inclasificable Jesús "Jess"Franco. Se llama "Vaya luna de miel"y está basada en "El escarabajo de oro"de Edgar Allan Poe. Su historia, como la de su insólito director, es extraña y fascinante.
Se sabe que Franco la rodó en 1979 y cuenta con un depósito legal del 80. Suponía, en la práctica, su regreso al cine español tras años de "exilio"laboral en Francia y Suiza. Al perecer los rollos llegaron a viajar a un cine en Barcelona pero, por razones desconocidas, no se llegó a exihibir. Unas latas quedaron, asegura el investigador Álex Mendibil, "secuestradas por facturas impagadas en un laboratorio, algo que hacía mucho Jess Franco". La cinta cayó en el olvido mientras el madrileño seguía rodando y sacando a los cines fantasías eróticas como churros. "Ésta es una película muy divertida y un pelín erótica. Además, se adelanta a la moda ochentera de ''Indiana Jones''. La música, los decorados, la fotografía son muy reconocibles. Es una cinta muy "jessfranquiana", tiene todos los tópicos de su cine y es superpequeña e independiente", asegura Mendibil.
Todo un hallazgo para rememorar, añade Carlos Reviriego, director de programación de la Filmoteca, "el espíritu popular de aquel "palacio de las pipas"". Antonio Mayans, que llegó a trabajar la friolera de 74 largometrajes a las órdenes de Jesús Franco es incapaz de poner en pie gran cosa sobre su participación en este filme. "Sólo sé que un personaje que iba de negro no pudo seguir y yo hice el papel como si fuéramos el mismo, aunque no nos parecíamos", asegura. Muy propio de aquel cine subversivo, desgreñado y con aspiraciones populares que hizo famoso a Franco dentro de los circuitos de culto. Hoy en día su obra está más revalorizada que nunca y en Estados Unidos, por ejemplo, no paran de editarse cajas con estos trabajos setenteros hechos con dos duros y cuyos derechos, como en el caso de "Vaya luna de miel", están "en manos"de productoras desaparecidas.