Iñárritu, ¡que vuele México!
Los Oscar repitieron director mexicano, después de Cuarón (2014), con «Birdman» y sus cuatro premios. Un vuelo independiente y elevado.
Podía haber sido el equivalente al «acontecimiento selfie» de Ellen Degeneres el año pasado, pero la imitación de Neil Patrick Harris de la escena de «Birdman» en la que Michael Keaton se pasea en calzoncillos por Manhattan, se quedó en eso, un momento y poco más. Harris, que es conocido por su gran trabajo presentando los premios Tony en los dos últimos años, pareció hundirse ayer en la titánica labor de conducir la ceremonia de los Oscar. Su magia su exquisito sentido del humor parecieron disiparse en una gala más bien aburrida. Según parece, el guionista de esta edición no suele encargarse de escribir comedias, lo que quedó claramente plasmado. Harris hizo lo que pudo con un material flojo y sin gracia.
Respecto a los vencedores de la noche, las predicciones se cumplieron, aunque la gran sorpresa fue «Whiplash», que logró tres estatuillas. Una genial película de bajo presupuesto que, en realidad, podría incluso haber tenido más nominaciones, pero quedó como segundona ante «Birdman», filme cuya temática provocó sin duda la empatía de los académicos, deseosos de verse reflejados en una historia arriesgada y ganadora: los actores son la profesión más representada entre los miembros de la Academia. Tanto la cinta de Alejandro González Iñárritu como la otra favorita, «Boyhood», se hicieron con cuatro estatuillas cada una, aunque la balanza de la victoria se inclinó por la primera, que se llevó el premio al Mejor Director y a la Mejor Película. La gran olvidada de la noche fue «Interstellar», de Christopher Nolan, que se llevó un premio a los efectos especiales que bien podría haber ido a parar a «Amanecer en el planeta de los simios».
El suicidio
La ceremonia se caracterizó este año por discursos de aceptación con tono reivindicativo. Uno de los más emotivos fue el que pronunció Graham Moore, ganador al mejor guión adaptado por «The Imitation Game», que confesó haber querido suicidarse a los 16 años por sentirse diferente a los demás. «Stay weird, stay different» –«seguid siendo raros, seguid siendo diferentes»– aconsejó a los jóvenes, «y cuando sea vuestro momento, pasad el mismo mensaje». Dana Perry, codirectora del documental «Crisis Hotline Veteran Press 1» había mencionado anteriormente en su discurso de aceptación de la estatuilla el suicidio de su hijo y la necesidad de hablar de esta tema tan tabú. Siguiendo esta dinámica, Patricia Arquette, ganadora a la Mejor Actriz Secundaria por «Boyhood», reivindicó la igualdad de las mujeres en EE UU. «Ya es hora de tener los mismos derechos en este país», afirmó. Meryl Streep, que también competía por el mismo premio, aplaudió encarecidamente al oír su discurso, y Jennifer Lopez, sentada a su lado, también hizo un amago reivindicativo ovacionando a Arquette, pero quizá un poco forzada por el entusiasmo y efusividad de su compañera. Michael Moore escribía en Twitter tras el discurso de la actriz: «Cuando gané el Oscar en 2003, acabábamos de invadir Irak, El matrimonio homosexual era ilegal y nadie se imaginaba a un presidente negro. Definitivamente, algo hemos mejorado».
Por su parte, John Legend, ganador por su tema «Glory» a la mejor canción original por «Selma», biopic de Martin Luther King, destacó que hay más hombres de color en la cárcel hoy en día que esclavos en 1850. Junto a Common interpretó la canción ganadora en el escenario, lo que provocó una reacción en cadena en Twitter denunciando el racismo aún palpable en EE UU.
El permiso de trabajo
Sean Penn, que ya es conocido por su continuo arrebato reivindicativo, anunció el Oscar a Alejandro González Iñárritu a la Mejor Película: «¿Quién la ha dado a este cabrón una ‘‘green card’’?», refiriéndose al permiso de trabajo para los extranjeros en EEUU. Durante las semanas anteriores, el hashtag #OscarSoWhite invadió Twitter de críticas a la poca variedad racial en las nominaciones. Aparentemente, la lista de nominados no era tan «blanca» desde 1998, algo que dio que hablar a pesar del esfuero de cubrirlo con presentadores de raza negra como Kerry Washington, Terrence Howard o la mismísima Oprah Winfrey. El comentario de Penn sobre la tarjeta verde no hizo más que remover la conciencia de los asistentes y de miembros de la Academia que habían decidido las nominaciones. La falta de diversidad racial fue, de hecho, una de la frases del comienzo de la ceremonia por parte de Neil Patrick Harris: «Bienvenidos a la 87ª edición de los Premios Oscar. Esta noche honramos a los mejores y más blancos, perdón, los más brillantes del año». Con esto quedó dicho todo.