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Los retos de la Unión Europea: desigualdad, inmigración y crisis democrática

El libro «Europa, ¿otoño o primavera?», que presentó Arturo Pérez-Reverte, advierte sobre las amenazas que se ciernen sobre la Unión Europea y avanza los desafíos que ya asoman en el horizonte
Arturo Pérez-Reverte, Alfonso Guerra, Mercedes Monmany y Miguel Arias Cañete, en la presentación del libro
Arturo Pérez-Reverte, Alfonso Guerra, Mercedes Monmany y Miguel Arias Cañete, en la presentación del libroJesús G. FeriaJesús G. Feria

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Este es un libro de muchos nombres, pero que orbitan alrededor de una sola idea: la Unión Europea. Alfonso Guerra coordina el volumen «Europa, ¿otoño o primavera?», editado por Zenda y patrocinado por Iberdrola, que ha reunido a una variada pléyade de autores como Josep Borrell, César Antonio Molina, , Enrique Moradiellos, José Manuel Sánchez Ron, Miguel Ángel Aguilar o Miguel Arias Cañete, entre otros muchos.
"Existen partidos de extrema derecha que están creciendo en Europa"Miguel Arias Cañete
Este último, ex Comisario europeo de Energía, participó en un debate, moderado por Mercedes Monmany, quien escribe también en este volumen, y apuntó, aprovechando que el 9 de mayo es el día de Europa y que España presidirá por quinta vez el Consejo de la UE, que existen dos puntos urgentes que nuestro Gobierno debe sacar adelante sin dilación durante el semestre que viene. El primero es «el pacto de inmigración y asilo». Y adujo los motivos: «Es una situación compleja. Hay problemas de solidaridad. España conoce muy bien todos los puntos relacionados con la inmigración. Es una oportunidad histórica, además, porque si no se hace ahora es posible que ya no se haga nunca». La explicación de esta última afirmación la aportó él mismo: «Luego viene la presidencia belga, que será breve por las elecciones europeas, y nadie sabe lo que va a salir de ahí, porque existen partidos de extrema derecha que están creciendo en Europa».
"Hay que recalcar la importancia de las ideas democráticas y los peligros que se ciernen sobre ella"Alfonso Guerra
En este debate, que presentó el escritor Arturo Pérez-Reverte, estuvo Alfonso Guerra, que no dejó pasar la oportunidad de hacer hincapié en un tema relacionado: el retroceso de los valores democráticos que cimentan la UE. «Cuando los aliados llegaron a los campos de concentración, la mayoría pensó que el fascismo estaba vencido porque esa brutalidad era indefendible. Pero hubo un hombre que discrepaba: Thomas Mann. Él fue el único que señaló que el fascismo volverá y que volverá envuelto en la bandera de la libertad». Alfonso Guerra intercaló una pausa para asegurar a continuación: «Hay que crear el alma europea. Hay que recalcar la importancia de las ideas democráticas y los peligros que se ciernen sobre ella a diario. Hay que hacerlo desde el cine, los medios de comunicación, la literatura y los intelectuales. Pero ese trabajo no se hace y los jóvenes están ayunos y ¿a dónde acuden? A quienes les dan la solución más rápida. Tenemos 120 millones de personas en el umbral de la pobreza y a ellas, Europa no les dice nada».
Él mismo aportó algunas fallas que resquebrajan las bases sobre las que se asienta la Unión Europea, aparte de la erosión de los derechos que conforman el Estado de derecho: «Hay que prestar más atención a los retos que nos aguardan en el horizonte y responderlos». El ex diputado socialista también se refirió a «la realidad demográfica europea, porque las tasas de nacimiento son bajas y eso implica falta de futuro. Se puede resolver con la llegada de inmigrantes, pero no se quiere aceptar esta idea y se toma como un conflicto».
Alfonso Guerra no quiso dejar pasar la oportunidad de marcar, sobre todo en estos momentos, dos de las mayores preocupaciones que existen a nivel político y económico: la creciente desigualdad social y la necesidad de alcanzar una armonización fiscal en la UE para evitar, como ha sucedido hace poco, que la sede de una empresa se haya mudado a otro país y asumir así esta clase de mudanzas y desplazamientos «con naturalidad».
Alfonso Guerra y Arias Cañete estuvieron de acuerdo en que no solo hay que acudir a políticas inmediatas, con vista a cuatro o cinco años, sino que también hay que esforzarse en desarrollar otras con un horizonte más lejano, a cuarenta o cincuenta años, porque «tenemos que pensar en el futuro y hay cuestiones a las que no se están dando respuestas. Como queda tiempo, se dice, el que venga detrás lo arreglará». Entre ellos está el cambio climático, aunque la UE en este punto es ejemplar, como defendió Arias Cañete, que también dijo que la Unión Europea debe reforzar las relaciones con países vecinos, como las naciones del Magreb.
Él mismo introdujo un punto delicado: si los musulmanes respetarán las instituciones europeas en el futuro, cuando aumente su población: «La UE va a perder veinte millones de habitantes y se vivirá una media de 83 años. Los inmigrantes son necesarios. Muchos de ellos serán musulmanes y las políticas de integración no tienen suficientes respaldos económicos. Aquí existe un problema. La integración es el eje de la convivencia pacífica y necesita medios convenientes. España, en este sentido, es un país con una gran integración en un periodo corto de tiempo».
Alfonso Guerra, con una enorme cautela, adujo que esto solo «dependerá de los actores políticos, culturales, económicos... es verdad que es la única religión que existe en el mundo donde la gente está dispuesta a inmolarse por ella. Ellos se matan y por eso tienen un enorme potencial de destrucción. Pero, en este sentido, ¿se está haciendo algo? Hay que trabajar todos los días sobre los valores de la UE».