Coronavirus

Juan Luis Arsuaga: «Si no tomamos medidas vendrán más virus»

El director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos dice sobre el confinamiento que «el hombre no está hecho para estar en cuevas»

Professor Juan Luis Arsuaga examines an artefact in this undated handout picture taken at the Sima de los Huesos site in Sierra de Atapuerca, Spain.
Professor Juan Luis Arsuaga examines an artefact in this undated handout picture taken at the Sima de los Huesos site in Sierra de Atapuerca, Spain.HANDOUTREUTERS

En su nuevo libro, «Vida: la gran historia» (Destino), cuenta nuestra evolución y se atrevía a aventurar aspectos del futuro. Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, nos comenta la convivencia del hombre con los virus.

–El hombre vuelve a encontrarse con una epidemia.

–Muchos virus han impactado en nuestra evolución. Llevamos combatiendo con ellos desde el principio. Cuando se habla de virus se le personifica y se le da voluntad. Se dice que muta para modular las defensas. Se le atribuyen propósitos y una estrategia. Está mal explicado. Se comenta que muta como si tuviera capacidad de hacerlo en una dirección concreta y pudiera burlar nuestras defensas. Eso no es pensamiento científico. Es darle una naturaleza pensante. Es interesante cómo los seres humanos necesitamos aplicar comportamientos humanos a las cosas para comprenderlas.

–¿Cómo ha sido su impacto en la evolución?

–En la vida del hombre han tenido un protagonismo importante. Han transportado información de un organismo a otro. Los seres humanos siempre nos hemos enfrentado a ellos. Son importantes en nuestra historia desde que existe la domesticación y los hombres viven juntos. Antes, los virus tuvieron su papel, pero no suponían un factor importante para evolución humana. Solo nos afectan desde el Neolítico, desde que vivimos con animales domésticos. En esas poblaciones de pequeño tamaño, el virus era letal, pues infectaba una población y desaparecía sin apenas posibilidad de que se transmitiera. Se salvaban los inmunes. Para que se produzcan pandemias víricas tiene que haber poblaciones densas y comunicadas entre sí. El mejor ejemplo son las culturas americanas. No estaban inmunizadas contra la viruela. Cuando la llevamos, sobrevivieron pocos. Hay quien señala que la conquista de América, sin el impacto de esas enfermedades, no se habría producido. Hasta ese punto son importantes.

–¿Cuál es el impacto que han tenido las pestes en el desarrollo humano?

–Siempre ha habido infecciones. Los agentes patógenos son parte del paisaje, igual que los depredadores. Siempre han existido, lo que pasa es que lo que entendemos por pandemia, una epidemia que causa mortalidad a escala continental, solo se puede dar en especies domésticas y núcleos donde conviva mucha población. No traerá cambios biológicos. Esta especie de carrera armamentística entre patógenos y huéspedes es tan vieja como la vida. Forma parte de la bioesfera. Nosotros estamos llenos de bacterias y microorganismos. La mayor parte no son dañinos o son necesarios para la vida.

–Dicen ahora que un virus nos extinguirá en el futuro.

– Quien lo diga es un mal profeta. Se equivoca. No vamos a morir. Antes de todos los profetas de esta crisis había unas personas que son los epidemiólogos. La respuesta corta a su pregunta es «no» y la larga es «no». Otra cosa es que desestabilice el sistema. Lo que está sucediendo es una alteración del sistema económico y social de Occidente que acarreará paro y pobreza. Y esto no es bueno porque el sistema puede caerse. Estamos expuestos a interacciones internas y externas. Si la perturbaciones son grandes y seguidas pueden acabar con el sistema. El imperio romano no desapareció por una batalla ni el maya por un solo suceso, sino por su incapacidad para recuperarse entre una crisis y la siguiente. Una serie de virus continuados como el actual, unido a otros factores, puede repercutir negativamente. De esta, nos podemos recuperar, pero no podemos tener otra igual en 2022 o 2023.

–¿Habrá más virus?

–El problema es que ahora vivimos en mayores aglomeraciones urbanas que en el pasado y las posibilidades, en este contexto, aumentan. Las condiciones para que se repita se mantienen. No concluyo que se vaya a hundir el mundo. Si queremos vivir en ciudades cada vez mas grandes, deberemos desarrollar mecanismos y sistemas para impedir que se repita. Si queremos seguir viviendo así, tendremos que tomar medidas porque no podemos estar encerrados en casa todos los años. Hay que saber detectar los virus. Ahora es otro factor más con el que contar, igual que la contaminación. Para convivir 14 millones de personas en el mismo lugar, tendremos que poner remedio a la emisión de gases de los coches. Esta situación nos enfrenta a problemas nuevos. Pero confío en la capacidad del ser humano para controlarlo.

– ¿Pero vendrán más?

– Si no hacemos nada, sí. Pero creo que los controlaremos.

– Y siempre desde animales.

– De los domésticos, con los que vivimos más estrechamente. La mayor parte de cepas son virus que han mutado de animales de los que nos alimentamos. Eso es así desde el principio. Ellos son la fuente principal. El problema actual es que no somos conscientes de que un portador que se pasee por Madrid puede contaminar a cientos de personas y, por tanto, su crecimiento es exponencial. Si es un virus en que hay más individuos asintomáticos, el problema es de una dimensión superior.

–¿El homo sapiens sapiens está hecho para estar encerrado en casa?

–No estamos hechos para estar metidos en una cueva. La cueva es un refugio. Estamos hechos para mirar las estrellas.