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Entrevista

Roberto Santiago: "Que nuestra salud esté en manos de unos pocos es escalofriante"

El escritor señala la corrupción de las farmacéuticas en «La rebelión de los buenos», Premio Fernando Lara 2023

Roberto Santiago, premio Fernando Lara @Gonzalo Pérez Mata
Roberto Santiago, premio Fernando Lara de literaturaGONZALO PEREZ MATAFotógrafos

A Roberto Santiago le gusta la rebelión del individuo como artefacto de protesta pero especialmente la rebelión colectiva como respuesta universal. Este polifacético escritor de Carabanchel que ha trabajado como guionista de televisión, realizador de vídeo clips, ha escrito y dirigido varias películas –algunas de las cuales le han propiciado nominaciones a los Goya como «El penalti más largo del mundo»– y publicado varias novelas, denuncia las injusticias de un Sistema que favorece al poderoso y ampara la trampa de gigantes empresariales como las farmacéuticas en "La rebelión de los buenos", su segunda y última novela. Premiada con el Fernando Lara 2023 y vertebrada por un grupo de abogados y detectives humildes convertidos de manera involuntario en héroes anónimos, la historia aborda este peliagudo asunto sirviéndose de la ficción como parapeto narrativo. Detrás hay seis años de trabajo y una voluntad de denuncia que insta a la rebelión. No solo de los buenos, también de las masas.

-Encabeza esta segunda novela con una frase de Edmund Burke en la que se afirma que para que el mal triunfe «solo es necesario que los buenos no hagan nada». ¿Cree que el triunfo sistemático de los malos, en casi todos los ámbitos, se debe a la inacción de los buenos?

-Bueno yo cuando leí esta cita de Burke pensé «esto es exactamente lo que yo quiero contar». Ya no es tanto que triunfe el mal sino que los buenos o mejor dicho, la gente de a pie, muchas veces estamos anestesiados, resolviendo lo urgente, sin darnos cuenta de que hay muchas cosas en el Sistema que convendría replantearse o luchar por cambiarlas. Creo que merecería la pena que nos hiciéramos algunas preguntas y de ahí nace un poco «La rebelión de los buenos».

-Es curioso que las luchas contra gigantes corporativos o poderes fácticos siempre estén encabezadas por gente corriente, común, anónima, normal.

-Tengo mis dudas por desgracia (risas). No sé hasta qué punto la gente corriente es capaz de responder. Cuando se llega a un cierto nivel de poder, no hablo solo de la corrupción, sino de todo aquello que lleva implícito el poder. ¿Realmente nos creeríamos a unos personajes buenos que sean muy poderosos? Tengo mis dudas. Como también tengo mis dudas sobre que la gente normal esté por labor de dedicarse a agitar el Sistema. Pero bueno, confío en que cada uno desde su posición contribuya en la medida que pueda. En mi caso siendo escritor, hacer este tipo de novelas es una forma de intentarlo. Soy de Carabanchel, nací allí y en este sentido me encanta que la historia arranque en un barrio humilde y que los personajes sean gente corriente porque de esta forma no solo me siento identificado yo con lo que cuento, también los lectores. Me atrae mucho la gente que tiene un imán para movilizar, luchadora, valiente, auténtica y más allá de eso, para convertirse en líderes sin buscarlo porque no hay nada peor para un líder, en mi opinión, que querer serlo.

Roberto Santiago, premio Fernando Lara
Roberto Santiago, premio Fernando LaraGONZALO PEREZ MATAFotógrafos

-Durante estos seis años ininterrumpidos de investigación, ¿la gran compilación de documentación real que ha conseguido sobre el funcionamiento fraudulento de muchas farmacéuticas no ha modificado sus objetivos como escritor? ¿Nunca quiso descartar la ficción para abordarlo?

-Ha sido una auténtica montaña rusa personal porque fíjate que yo terminé de escribir «Ana», mi anterior novela negra, exhausto, porque me llevó mucho tiempo y dije «no me volveré a meter en algo así hasta que encuentre un argumento que realmente me mueva mucho». ¿Y qué pasó? Pues que apenas hube terminado «Ana», cayó en mis manos a través de un amigo periodista un informe sobre las crecientes demandas y querellas contra farmacéuticas en Europa y en España (porque parece que si se trata de Estados Unidos lo tenemos como más interiorizado). Al leer aquel informe me sorprendió que no se hablara más del tema, que no estuviera abriendo telediarios, ¿Cómo puede ser que haya gente que esté yendo a juicio con hechos probados y no esté consiguiendo sentencias condenatorias que se ejecuten? Empecé a meterme de lleno en el asunto y de los seis años de trabajo que me ha llevado esta novela, diría que casi cinco han sido de puro trabajo de campo, de investigar, de hablar con mucha gente: periodistas, abogados, juristas o la propia policía. Para después transformarlo todo en lo que sé hacer: que es ficción.

De los seis años que me ha llevado escribir esta novela, casi cinco han sido trabajo de campo

Roberto Santiago

-¿Había una intencionalidad crítica, de denuncia social clara, cuando empieza a meter la nariz en asuntos tan peliagudos?

-Creo que sí. También por el matiz de denuncia que tiene de forma natural la novela negra. En ese sentido creo que «La rebelión de los buenos» más que una lucha contra una gran corporación farmacéutica, que también, es una lucha directa contra un Sistema que sin duda está plagado de corrupciones, de inestabilidad y de problemáticas relacionadas de nuestra salud. Solo el hecho de que nuestra propia salud esté en manos de un puñado de gente, de unos pocos, ya es escalofriante. Así sí, acepto esta afirmación en forma de pregunta. No señalo el camino que tenemos que tomar pero sí subrayo que existe y que a mí no me gusta. Y que nos rebelemos, que dejemos de estar anestesiados –y me incluyo a mí–.

-Ganar el Premio Fernando Lara de este año imagino que ha tenido que ser muy gratificante. ¿Pero a la hora de la verdad, sirven de algo los premios?

-(Risas) ¡Sin duda! El Premio Fernando Lara sirve entre otras cosas para que esta historia llegue a más lectores, para promocionarla de manera más intensa. He ganado algunos premios a lo largo de mi carrera y a parte de alimentar tu ego, sirven para dar a conocer tu obra. No creo en el autor que escribe para sí mismo: ha habido épocas en las que los escritores eran solo gente que se lo podía permitir como un hobbie. Pero no, no, yo creo en el escritor de oficio y que por lo tanto necesita que haya lectores.

¿Ha conseguido averiguar que implica, qué significa, incluso si existe de verdad la bondad?

Somos contradictorios por naturaleza, nos movemos de forma constante en los grises. ¿Estamos seguros de que no nos venderíamos por nada? No sé muy bien donde están los límites.