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Shakespeare en la Roma de Fellini

El Teatro de la Zarzuela estrena el viernes «El sueño de una noche de verano», de Joaquín Gaztambide, una adaptación de una obra francesa de 1850 que parodia el texto del bardo.

Nicolás Boni firma la escenografía de «El sueño de una noche de verano»
Nicolás Boni firma la escenografía de «El sueño de una noche de verano»larazon

El Teatro de la Zarzuela estrena el viernes «El sueño de una noche de verano», de Joaquín Gaztambide, una adaptación de una obra francesa de 1850 que parodia el texto del bardo.

El sueño de una noche de verano» que estrena el viernes el Teatro de la Zarzuela es una adaptación de una adaptación... de una adaptación. La trama de la obra, en la que aparecen desde un William Shakespeare patrio hasta Orson Welles, no es menos enrevesada que su origen. La versión primigenia es una «ópera-comique» de Joseph-Bernard Rosier que se estrenó en París en 1850 y que pretende ser una precuela de la obra del bardo, en la que Isabel I de Inglaterra le encarga escribir precisamente «Sueño de una noche de verano». Dos años más tarde se estrenó en el Teatro del Circo de Madrid la variación española, con libreto de Patricio de la Escosura y música de Joaquín Gaztambide. A pesar del éxito que había tenido en Francia, el público madrileño la recibió con menos entusiasmo. «Asociaron a Isabel de Inglaterra con Isabel II de España y pensaron que era una sátira. No se comprendía tampoco el personaje de Shakespeare porque sus obras no llegaron masivamente a España hasta finales del XIX», explica Daniel Bianco, director del teatro.

Más de 160 años después, en una noche de insomnio dedicada a navegar por internet, Bianco encontró esta versión nacional de una de sus obras preferidas del de Stratford on Avon. Inmediatamente pensó en Miguel Ángel Gómez-Martínez, que ya se había hecho cargo de la dirección musical de «El juramento», también de Gaztambide, y en Gustavo Tambascio para la dirección de escena. Sin embargo, para entonces el dramaturgo ya se encontraba enfermo y falleció antes de terminar su adaptación. «Me encontré huérfano», dice Bianco sobre la muerte de Tambascio. «La persona más cercana a Gustavo era Raúl Asenjo, que conocía bien las guías conceptuales y argumentales que había desarrollado», explica sobre su decisión de que Asenjo diera forma al libreto. Eso hizo, respetando las ideas de Tambascio, que había decidido situar la acción en la Roma de los años cincuenta, donde dos españoles, Don Liborio y el Director General, se asocian para producir una versión cinematográfica de «El sueño de una noche de verano». «Me encontré con una idea clarísima», explica Asenjo sobre el momento de asumir la escritura: «Aquí, Shakespeare es un guionista español en el exilio, Falstaff, un cantante de ópera en decadencia, y la reina Isabel se convierte en una princesa italiana, Isabella Tortellini. Y aparece Orson Welles, aunque nunca supimos por qué Tambascio lo quería ahí. Con esos elementos he intentado mantener la fineza dramática del libreto original».

Y para asumir la dirección de escena nadie mejor que Marco Carniti. «Es una obra que se desarrolla en Roma, mi casa. Yo no conocí los años cincuenta, pero sí el universo en el que nos inspiramos, el del neorrealismo, de la Dolce Vita. Trabajé con Fellini y pude probar las sensaciones de este mundo mágico», comenta el italiano. Entonces, ¿qué tiene de Shakespeare esta zarzuela? «Solo el título –asegura Carniti–. Gaztambide lo toma para dar la sensación de que la historia se desarrolla en la frontera entre la realidad y el sueño. También está presente el espíritu de comedia de enredo y elementos como el engaño por la borrachera y el filtro de amor, que en la original es el vino y aquí, el LSD». Por tanto, tres vueltas de tuerca y 167 años después llega a Madrid el Shakespeare más moderno.