Shilpa Gupta y la palabra herida llegan al Centro Botín de Santander
Shilpa Gupta, artista multidisciplinar india, llega al Centro Botín con una exposición centrada en la palabra, la reivindicación y las manifestaciones
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Shilpa Gupta (India, 1976) es, además de una de las artistas multidisciplinares más respetadas del mundo, una experta en manifestaciones. Para darle vida a sus impresionante instalaciones, esas que defienden la palabra -escrita y recitada- como último refugio de la razón, y como polímata, ha viajado por todo el mundo marchando junto a los oprimidos, caminando en sintonía con sus distintas reivindicaciones. Por eso, y porque a partir de hoy el Centro Botín de Santander le dedica una exposición completa por primera vez en nuestro país, es de rigor preguntarle a la artista por el porcentaje de espectáculo que hay en cada manifestación, en cada «performance» pública y política: «Depende de lo que entiendas por espectáculo», despeja rápida y mordaz Gupta, antes de seguir: «Creo que hay algo de “performance” en todas las manifestaciones, en el sentido de que son un acto público, estás intentando que tu voz sea oída. Y eso es lo que hacen también los artistas», añade certera.
Gupta, que ya expuso en 2013 también en Santander pero dentro de una muestra más contenida y dedicada al arte sonoro, llega a la Bahía cántabra para epatar en el reconocimiento. La muestra, que lleva por título «Yo también vivo bajo tu cielo» y que se podrá visitar hasta el próximo 8 de septiembre, plantea un recorrido multisensorial por su trabajo y que tiene en la instalación «Listening air» su mejor y más elocuente resumen: sumergidos en una sala oscura, apenas iluminados por unas cuantas bombillas que giran por toda la sala, la artista nos presenta micrófonos que ejercen de parlantes y que recitan canciones protesta de todo el mundo. Desde el omnipresente Bella Ciao, que pasó de cántico partisano a sinónimo de protesta contra los pudientes, hasta el castellano del «No nos moverán», pasando por himnos de queja y estallido social en Estados Unidos, China o Pakistán, la artista india imbuye a quien se interne en la exposición de una especie de solemnidad sobrevenida, una revelación acaso políglota del valor universal de las manifestaciones.
Tras años de persecución política y trabas a su trabajo que han acabado incluso con la policía amenazándola hasta su puerta, siempre tejido desde lo social, en femenino y en singular, actitud casi delictiva en la India más cerrada, antidemocrática y autárquica en décadas, Gupta encuentra en el Centro Botín una ventana (nunca mejor dicho) al mundo: «Es innegable que el edificio afecta la disposición de las obras. Cuando ves estas ventanas, abiertas al mar, tienes que tenerlo en cuenta», confiesa la artista. Y así, en toda su inmensidad marina, la ventana sur del edificio recibe a «I Live Under Your Sky Too», la pieza que da sentido a toda la exposición y que consiste en un tablón de luces LED en el que se puede leer la misma frase que da título a la muestra en su inglés original, en español y en urdu. «Ser mujer y ser mujer en el sur de Asia marcan mi trabajo, es un factor que lo condiciona todo», termina de explicar en entrevista a este diario tras presentar el recorrido de la exposición.
Más allá de los grandes formatos, y de la grandilocuencia a los que a veces se asocian, Gupta también es capaz de reducir el tamaño de su fuente y establecer discursos de resiliencia desde lo minimalista: es el caso de «Distance Between Two Tears», que marca en metal el recorrido entre sus lagrimales, o «Tower of Broken Pencils», en el que agrupa varias puntas de lápiz rotas para significar la hercúlea labor del poeta, señalando la persistencia del escritor «aunque sus instrumentos hayan sido violentados», como se explica desde la organización a través de la comisaria Bárbara Rodríguez Muñoz.