Ficción bíblica

Barrabás, un zelote contra la tiranía de Roma, Hitler y Trump

Richard France firma un texto sobre la figura bíblica que llega a los Teatros del Canal con dirección de Armando del Río

Pedro Bachura se convierte en Barrabás, un "criminal endurecido", presenta la ficción
Pedro Bachura se convierte en Barrabás, un "criminal endurecido", presenta la ficciónMoisés Fdez. Acosta

Barrabás era uno de esos textos que Armando del Río tenía aparcado en busca de su momento; «estaba en "stand by"», cuenta sobre la obra de Richard France que estrena en los Teatros del Canal esta semana (hasta el 18 de febrero, en la Sala Negra). El actor y aquí director coincidió con el dramaturgo americano hace años y comenzó a interesarse por «una figura poco representada y estudiada. Tenemos poca información de ella, y sin embargo, dentro de la historia de Jesús de Nazaret es un personaje muy vilipendiado. Sabemos que no murió en la cruz y que luego luchó contra la opresión romana, un zelote que defendía su tierra».

Así presenta Del Río «una historia de ficción», señala, en la que dibuja un Barrabás (interpretado por Pedro Bachura) abandonado por su madre y criado por una loba, en consonancia con el imaginario de la época. «Un criminal endurecido. No alberga ilusiones sobre los caminos de este mundo... ni en los del más allá», se lee en el texto. En palabras del director: «Es un tipo acostumbrado a vivir con animales y a comer carne cruda».

Cuando su madre-loba considera que está preparado para valerse por sí mismo lo lleva a una cueva con todos los opositores al Imperio. En esa hermandad conoce a «un compañero inseparable»: a un Judas obsesionado con Jesús. Acompañan al Mesías en su peregrinación dándole protección desde la sombra; sin embargo, Barrabás es un descreído que no cree en la divinidad de este. «Le ve algo especial que no acierta a adivinar, cosas inexplicables, pero no le ve como hijo de Dios». Y es ahí donde aparece la dicotomía del protagonista entre seguir a su amigo y la atracción que siente por la figura de Jesús. Los acontecimientos le llevarán a ser crucificado, pero cuando es liberado, para desgracia de Jesús, «todos le señalan», apunta un Armando Del Río, que asegura que la historia se repite: «Tal y como están las cosas hoy entre Israel y Gaza no puede estar más de actualidad. Si Barrabás hoy estuviera en Palestina sería miembro de Hamás, que es el equivalente a esas hermandades de zelotes. El papel del Imperio romano en esas tierras es lo que está haciendo el Estado de Israel. El sistema nacionalista-religioso tiene bastantes similitudes».

Llega, de esta forma, un personaje, para Del Río, «excesivo en todos los ámbitos de la vida, para follar, comer, beber, luchar...». Se le podría llamar loco, pero entiende las parábolas de Jesús. «No es un hombre de mundo, aunque es más o menos leído, tiene la animalidad muy presente». Eso sí, al ver que Judas se ha suicidado la ira interna florece sobre las tablas y «quiere desenmascarar al que considera un impostor».

«Barrabás cuenta la historia de un hombre al que, contra todo pronóstico, la vida le da una nueva oportunidad −argumenta France−, después de la cual se dedicará a ponerse en paz consigo mismo y con sus circunstancias y buscará una causa valiosa con la que comprometerse. Aunque está ambientada en los tiempos bíblicos, Barrabás es sobre todo un testamento contra cualquier mundo liderado por tiranos, ya sean romanos o equivalentes más cercanos a nuestros días como Hitler y Trump. En este tipo de escenario recae en la responsabilidad individual, como en el caso de Barrabás, el encontrar valores por los que valga la pena vivir, incluso si se falla en el intento. No hay mayor pecado que rodearse de esas fuerzas que están siempre alineadas en contra de la moralidad del libre ejercicio de desarrollar la consciencia de uno mismo».

Del Río celebra los «pequeños actos de valentía y carácter» que se enfrentan al sistema. Entre seguir lo que te dicen o «ser crítico y crear tu propia escala de valores», el director de Barrabás lo tiene claro: «En Occidente los valores han caído a niveles de pozo. Hay que generar esos principios propios, protestar cuando se crea oportuno y hacer lo que se considere justo. Nos creíamos que estábamos en un mundo civilizado y era mentira. Solo cuenta el dinero y lo que hacen tus amigos. Si lo hacen los rusos es una barbaridad, pero si lo hacen en Israel ya es otra cosa... En la obra vemos esa hipocresía en el templo, donde se pide dinero para repartir y al final se lo quedan ellos», termina Del Río, también adaptador de un texto que Bachura levanta en la Negra junto a Enrique Asenjo.

«Después de hoy, todas vuestras miserias de ahí fuera podrán dormir finalmente con los dos ojos cerrados. Ya no tendréis que preocuparos más de que Barrabás os vaya a arrebatar todo vuestro oro (...) Y quiero estar desnudo cuando me cuelguen allá arriba −interpreta Bachura al inicio de la obra−, para que las mujeres puedan verme bien y compararme con sus maridos (...) Déjalas que se arremolinen alrededor para atrapar mi chorro final. Sin prisas que hay bastante para todas. Por lo menos una copa llena. Mojad vuestros dedos en mi semilla, señoras, y luego frotaos en vuestros adentros con ella... ya sabéis donde (...) ¡Yo, Barrabás! ¿Que semilla puede ser mejor que la mía para mantener vuestro odio vivo? Sabréis que es mi hijo cuando pongáis un cuchillo en sus manos por primera vez. El fuego de sus ojos os lo dirá».

  • Dónde: Teatros del Canal, Madrid. Cuándo: del 8 al 18 de febrero. Cuánto: desde 20 euros.