El CDN canta y baila al fantasma de Carmen Martín Gaite
La Tristura recoge el encargo de Alfredo Sanzol y estrena un montaje inspirado en el universo de la autora de "Retahílas"
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Para Carmen Martín Gaite (1925-2000) la conversación lo era todo: «En el momento en que hay alguien con quien puedes hablar, para mí que se quite el cine, el teatro, los viajes, incluso placeres más fuertes». Diálogo por encima de todo. Y es ese lema el que recoge ahora La Tristura (por encargo del Centro Dramático Nacional) para montar una obra en la que, además de homenajear a la autora de Retahíla, pone el debate, la charla, en el centro de este Así hablábamos, que ocupará la principal del Valle-Inclán hasta el 24 de marzo.
La Tristura prometió hace años que «jamás» aceptaría un encargo, sin embargo, las palabras se las lleva el viento y aquí están: «A ver cómo lo hacemos para que los "yo" de hace veinte años no se enfaden», bromea Celso Giménez, una de las tres patas de una compañía que se completa con Itsaso Arana y Violeta Gil. Tras veinte años de trayectoria, es la primera vez que pisan el CDN y también es la primera vez que abordan una producción «que no sea nuestra», aseguran. Los «dos o tres» años de creación de otros montajes se han jibarizado en los tiempos que marca la administración pública; 45 días, y directos a la Sala Grande de Lavapiés. Desde luego que «no es el ritmo» de otras producciones, puntualiza Gil, pero la sonrisa no se les va de cara: «Tener 40 años y sentir que estás haciendo cosas por primera vez está muy bien».
Así es como La Tristura, con esa mediación de Alfredo Sanzol –director del CDN–, se ha sumergido en la obra de una escritora poco leída «en nuestro entorno», afirman, y que están llamados a rescatar de ese olvido parcial. Gil confía en que Así hablábamos despierte «la curiosidad» por «alguien con una fuerza vital muy grande, con el deseo de encontrarse con otras personas, de hablar y comprenderse con los demás».
Apoyados en un coro de ocho actores menores de 30 años –«para facilitar su introducción en el mundo laboral», sostiene Sanzol–, el trío «triste» quiere «invocar», como apunta Arana, a Carmen Martín Gaite: «La obra no deja de ser una conversación con su fantasma. Queremos que el público se vaya con la sensación de que su voz nos apela y que puede ser tu amiga». Así es como lo siente una Teresa Garzón –parte de un elenco entre el que destaca la presencia de Belén Martí Lluch, de Mucha Muchacha– que reconoce haber apreciado aquello que se citaba al inicio del texto en boca de la protagonista de esta historia, «que si no hay nadie al que contar tus inquietudes, conflictos o miedos, nada tiene sentido».
Para ello, la compañía se ha empapado de los textos de la salamantina (ensayos, artículos en prensa, Retahíla, El cuarto de atrás...) pero, advierten, «esto no es una adaptación», sino «una pieza inspirada en su universo –explica Violeta Gil–. Entrar en él y hacerlo nuestro». «Quien conozca la obra de la escritora captará los guiños y quien no esté familiarizado con ella no tendrá ningún problema para comprender la función», defiende Giménez de una trama que mira a un grupo de jóvenes llenos de preguntas: ¿qué sucede cuando alguien muere antes de tiempo? ¿Cómo continúa la vida? ¿Y la noche? ¿Cómo continúa la conversación? Ahora, los que se han quedado, tienen tres días para retomar un disco que dejaron por terminar. ¿Pero qué sentido tiene todo esto ya? ¿Cómo asumir que la vida cambia en un instante?
- Dónde: Teatro Valle-Inclán, Madrid. Cuándo: desde mañana hasta el 24 de marzo. Cuánto: 25 euros.