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Historia

¿Cuándo nació realmente Jesús de Nazaret? No fue el 25 de diciembre del año I, según historiadores

Aunque la fecha de la Navidad honra su nacimiento ese día, diversas pruebas apuntan a que se produjo antes y quedó consolidada en ese día por herencia de la tradición romana

Imagen del Belén de San Lorenzo de El Escorial
Imagen del Belén de San Lorenzo de El EscorialAYUNTAMIENTO DE SAN LORENZO DE EL ESCORIALAYUNTAMIENTO DE SAN LORENZO DE E

El nacimiento de Jesús de Nazaret es uno de los hechos históricos y culturales más importantes de la historia. La trascendencia de su figura es universal y la celebración de su nacimiento es una de las tradiciones más arraigadas en el mundo occidental. Durante siglos, se ha celebrado el 25 de diciembre, fecha que ha servido para reconocer y honrar la vida del profeta del cristianismo en todo el mundo. Sin embargo, según los trabajos que han llevado a cabo los historiadores, es más que probable que la fecha quedase establecida así como tradición de herencia romana y que la fecha real de la llegada de Jesús de Nazaret al mundo fuese en varias semanas anterior, una curiosidad o un detalle que no resta ni un ápice de importancia al simbolismo de la festividad y su contenido.

Resulta casi imposible sustraerse a la tradición de tomar el 25 de diciembre del año I como el del natalicio de Jesús, pero hay que tomar en cuenta que esa tradición se estableció en el siglo VI por un monje bizantino, Dionisio el Exiguo, que quería marcar las diferencias entre la era pagana y la cristiandad. De esta manera, se podría hablar, a partir de la llegada de Cristo al mundo del “año del Señor” y, a partir de entonces, de la historia de la Humanidad. Los trabajos de los historiadores al respecto de la fecha concreta de su nacimiento se han llevado a cabo con cautela dado que las evidencias y testimonios se remontan a la noche de los tiempos. Sin embargo, múltiples estudios han puesto de relieve que las referencias a la Natividad que tenemos por escrito se basan en dos testimonios incompatibles entre sí: los evangelios de Mateo y Lucas, escritos aproximadamente entre el año 80 y 90 del siglo I d. C., es decir, unos cincuenta años después de la muerte de Jesús y unos ochenta después de los hechos narrados sobre el nacimiento de este, entran en conflicto.

Comencemos por determinar el año del nacimiento de Jesús de Nazaret. Como explica Javier Alonso López (IE University) en este artículo, hay que tener en cuenta que “los primeros seguidores del nazareno no mostraron especial interés en recordar momentos concretos de los hechos y dichos del Maestro. Cuando comenzó a pasar el tiempo y empezaron a morir aquellos que habían conocido personalmente a Jesús, surgió la necesidad de dejar por escrito todo lo que se sabía sobre él para poder transmitirlo a las siguientes generaciones”. Ese fue el caso de los Evangelios citados. El primero, de Mateo, afirma que Jesús nació en tiempos del rey Herodes el Grande (40-4 a. C.), y el segundo, en Lucas que coincidió con el censo que, en tiempos de Augusto, Quirino llevó a cabo en la provincia romana de Siria. “Ahora bien -explica Alonso López-: se sabe con absoluta certeza que Quirino solo fue gobernador de la provincia de Siria (que en ese momento ya incluía Judea) en el año 6 de nuestra era. Así pues, las dos noticias, el reinado de Herodes y el censo de Quirino, son incompatibles desde un punto de vista cronológico”.

De esta manera, hay una horquilla de diez años entre las dos fechas posibles para fijar el nacimiento. Algunos hechos conducen a los historiadores a inclinarse más por una de ellas. Un hecho destacable es que, aunque Judea fuera un reino vasallo, seguía bajo gobierno por una dinastía autónoma y los súbditos pagaban a su propio gobernante, no al emperador romano: sólo en el momento en que se convirtió efectivamente en provincia romana en el 6 d.C. habría tenido sentido realizar tal censo. Sin embargo, durante la época fueron realizados diversos intentos de registrar a la población que podrían haber llevado a error a Lucas.

Otra cuestión bajo estudio es la del día 25 de diciembre, que se cree que también fue una elección simbólica o intencionada más que real. Hay argumentos para todos los gustos: algunos señalan que los pastores no llevarían a su rebaño en invierno. Por ejemplo, la Biblia dice La Biblia dice que los pastores “vivían a campo raso y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños” (Lucas 2:8). Diversos testimonios recogen que los rebaños en la época salían al aire libre desde la semana antes de Pascua -es decir, a finales de marzo- y regresaban a mediados de noviembre. Después, pasaban el invierno resguardados en las majadas, lo que podría apoyar la teoría de que el nacimiento se produjo algunas semanas antes, a finales del otoño. Sin embargo, un invierno más benévolo de los normal en Palestina podría haber facilitado que los rebaños estuvieran al aire libre algunas semanas más.

En todo caso, muchas teorías apuntan a que en la Roma imperial, existían dos celebraciones de mucho arraigo en esa época del año que fueron transformadas en festividades cristianas cuando la religión se convirtió en la oficial. Durante los primeros años de cristianismo, la Navidad ni siquiera se celebraba. Fue en tiempos del emperador Constantino (en torno al año 300), cuando se legalizó la práctica del cristianismo. Se trataba de las Saturnales (Saturnalia en latín), que festejaban el fin de los trabajos en el campo hasta la primavera y que gozaban de mucho arraigo popular. Los gobernantes estaban casi obligados a mantenerlas, pero no podían seguir teniendo su significado pagano. Debían transformarlas con un mensaje cristiano. Uno de los días más importantes de la Saturnalia se celebraba el 25 de diciembre: era el llamado “nacimiento del Sol Invicto”, que rendía honores al solsticio de invierno. Ese día recibía en latín el nombre de “Natalis Solis Invictus” y muy probablemente la asociación de conceptos era sencilla. Solo había que cambiar en nacimiento del sol por el del nuevo profeta. se podía mantener incluso el nombre de la antigua celebración: Natalis.