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Christian Jatahy volverá a indagar en la relación entre el artista y el público, esta vez, en «E se elas fossem para Moscou», en Canal
Christian Jatahy volverá a indagar en la relación entre el artista y el público, esta vez, en «E se elas fossem para Moscou», en Canallarazon

Vanguardia e internacionalidad son los dos conceptos fundamentales que Rigola ha manejado a la hora de configurar la programación de los Teatros del Canal desde que sustituyera a su frente a Boadella. Una programación marcada, para algunos, por una anhelada contemporaneidad y por la exquisitez artística, y que, para otros, ha convertido el teatro público en un lugar elitista para los profesionales de las artes escénicas. Sea como fuere, estos días se antojan excepcionales para que el espectador pueda decidir si merece la pena seguir apostando por eso que se viene llamado «creación contemporánea» o si sería mejor retornar a la senda del teatro convencional. Los montajes se suceden a velocidad de vértigo en el Canal. Aún resonando los ecos del ecléctico espectáculo «The blind poet», del belga Jan Lauwers, desembarca este sábado la polifacética creadora brasileña Christian Jatahy, que con «E se elas fossem para Moscou», y que dejará paso al francés Philippe Quesne, quién subirá «La mélancolie des dragons».

En su permanente interés por indagar en la interrelación del artista con el público, Jatahy propone una experiencia «duplicada» con su innovadora aproximación al clásico «Tres hermanas», rebautizado «Y si fueran a Moscú», aludiendo al deseo de las protagonistas. La adaptación de la pieza de Chéjov se ofrecerá bajo un formato de representación teatral en la Sala Verde, mientras que en la Roja se proyectará simultáneamente la filmación de esa función. El espectador, después de ver ambas, podrá comparar dos vehículos de expresión diferentes a partir de una misma obra y descubrir cómo la forma, en el arte, condiciona la percepción.

Philippe Quesne, por su parte, llegará tres días después con su compañía Vivarium para mostrar al público español un trabajo que ha recorrido ya más de 30 países en sus 10 años de existencia. «La melancolía de los dragones» permite muy bien hacerse una idea del particular estilo teatral del francés, caracterizado por la belleza plástica y la fuerza expresiva de las imágenes que crea sobre el escenario sin renunciar al humor. La obra toma como punto de partida argumental a un grupo de «heavys» atrapado con su automóvil en la nieve; se trata de una historia de gente común cuyos sueños sencillos contrastan con la aspereza del entorno en el que se hallan.