Presentación

El Real recupera la luz de Pina Bausch

"Orfeo y Eurídice", de Gluck, es una de las dos óperas que coreografió Pina Bausch, un clásico que 39 años después de su estreno recupera el Real en el montaje del Ballet de la Ópera de París, que la tiene no solo en su repertorio sino en "su corazón", lleno de la luz de su carisma y humanidad. La directora del ballet, Brigitte Lefèvre; Dominique Mercy, el bailarín preferido de la alemana (1940-2009), y el intendente del Real, Joan Matabosch, han presentado hoy la producción que se estrena mañana con Maria Riccarda Wesseling, Yun Jung Choi y Jaël Azzaretti en la parte vocal junto al Coro y Ensemble Balthasar-Neumann, dirigidos por su fundador, Thomas Hengelbrock.

Los bailarines que dan "movimiento"a sus voces son Stephane Bullion y Nicolas Paul, alternándose en el papel de Orfeo; Marie-Agnès Gillot y Alice Renavand (Eurídice) y Muriel Zusperreguy y Charlotte Ranson (Amor).

Lefèvre ha relatado que incorporar "Orfeo y Eurídice"al repertorio de la Ópera de París, que la estrenó en 2005, era algo "casi natural"después de su primera colaboración con Bausch.

La directora del ballet había convencido a Bausch, tras muchos "peregrinajes, en plan Camino de Santiago", a su sede de Wuppertal (Alemania), de que les permitiera hacer "La consagración de la primavera", que ella había estrenado en 1975.

Corría 1997 y fue tal la impresión que les causó trabajar con la alemana que Lefèvre siempre acarició la idea de convencerla para que les permitiera montar también "Orfeo y Eurídice", una idea que encontró "toda la receptividad"en el que fue el intendente del Real hasta el verano pasado, Gerard Mortier, y de la Ópera de París entre 2004 y 2008.

Mortier (1943-2014), "que conocía muy bien a Pina", quiso que para este nuevo montaje la orquesta no fuera clásica sino barroca.

"Ella estaría muy orgullosa de este 'Orfeo', es muy europeo, una expresión de la danza con mayúscula que responde completamente a su visión", ha asegurado Lefèvre.

Además, ha añadido, este estreno en el Real es "un homenaje"a Mortier: "lamento muchísimo que no esté aquí, pero soy optimista, y creo que hay una fuerza misteriosa, algo especial y que él y Pina están con nosotros", ha subrayado Lefèvre, que ha agradecido a Matabosch que mantuviera en la programación el proyecto.

Que Bausch aceptara colaborar con la Ópera de París, ha rememorado Lefèvre, está "muy ligado"a cómo era la coreógrafa, a su "humanidad, trabajo y reflexión sobre el significado de la danza".

Fueron, ha recordado, "muchas, muchas horas de trabajo, de ser otro, de ir en búsqueda de lo esencial. Su obra no está en el repertorio de la Ópera de París, está en su corazón".

"Levantaba un brazo y lo iluminaba todo. Era muy atenta con todos pero también muy exigente. Tenía una personalidad, una humanidad y un carisma increíbles y fue una verdadera aventura artística trabajar con ella", ha recordado la directora.

Con "Orfeo y Eurídice", "entre las más bellas y conmovedoras de la historia del teatro", según Matabosch, el Real puede presumir de haber ofrecido los dos grandes espectáculos de ópera que hizo Bausch, ya que en 1998 viajó a Madrid para dirigir "Ifigenia en Táuride", tan exitosa como controvertida fue "Nelken", programada una semana después.

"Ese lío es un poco lo que pasó al comienzo en Wuppertal", ha rememorado con una sonrisa Mercy, bailarín y coreógrafo miembro de la Tanztheater Wuppertal desde 1974 y ahora codirector, junto a Robert Sturm, de la compañía.

En los últimos cinco años, los transcurridos desde la muerte de Bausch, la situación de la Wuppertal, ha indicado Mercy, "es muy diferente"pero por su "marcha", no porque la crisis les haya afectado.