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Hablemos de la muerte para vivir en paz

Joan Yago firma una pieza en el Lliure de Gràcia en la que, junto con Glorià Balañà i Altimira, busca romper con el tabú de abordar la pérdida y el duelo
En «Tot el que passarà a partir d’ara», Nil Cardoner se enfrenta a un miedo personal, la muerte, y al reto de hacer su primer monólogo
En «Tot el que passarà a partir d’ara», Nil Cardoner se enfrenta a un miedo personal, la muerte, y al reto de hacer su primer monólogoTeatro Lliure

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Existe un dicho algo repipi que define la vida como «una enfermedad de transmisión sexual que no tiene cura». Y, a pesar de la pedantería, no le falta razón, pero lo que se vuelve a dejar claro es que la muerte, junto a los impuestos, que decían los Benjamin Franklin, Daniel Defoe y Christopher Bullock, es de lo poco seguro en nuestro camino por este mundo. Sin embargo, por respeto, miedo o simplemente por obviarla, nos cuesta abordar el final de nuestros días y el de la gente cercana... hasta que llega, claro, cuando ya no queda otra. «No hay un buen motivo para hacerlo», comentan Glòria Balañà i Altimira y Joan Yago, directora y autor de Tot el que passarà a partir d’ara. A pesar de ello, se atreven, quieren romper el tabú, por mucho que les cueste: «Ojalá no tuviéramos que hacerlo nunca. Habría algo de digno, incluso de admirable, al negarse a hablar, al olvidar para siempre las preguntas insoportables: ¿por qué morimos? ¿Por qué nos tenemos que morir?».
Reconoce Yago que no es un tema cómodo. Es más, ni siquiera le apetecía acercarse a esa herida, pero la directora creyó oportuno abordar la cuestión de la pérdida, la enfermedad y el duelo; y pronto él comprendió la «necesidad» de hacerlo: «Estaba en un punto en el que me sentía preparado. Por mis experiencias personales, otros años no lo hubiera estado. Hoy sí, estoy fuerte y con el buen humor necesario».
De esta forma, la acción se traslada a un adolescente, Èric, cuyos ojos guiarán al espectador del Lliure de Gràcia, Barcelona, por un viaje nocturno a través de la ciudad, una carrera desesperada por llegar a tiempo, un fragmento de vida tempestuoso y también «profundamente humano y lleno de luz», sostienen.
Nil Cardoner será el encargado de enfundarse el traje del protagonista en el que será su primer monólogo en escena e, igualmente, entiende este proyecto como un paso adelante, un aprendizaje: «Siempre he tenido mucho miedo a la muerte, y, por ello, este texto ha sido enfrentarme a ese miedo».
Èric tiene 16 años y hay un dato que, en los primeros pasos del montaje, le resulta sorprendente: «¿Cómo puedo ser tan joven y sentirme tan profundamente agotado?», se pregunta. Es uno de los pensamientos que se le pasan por la cabeza una noche cualquiera; mientras, mira la televisión y apoya el móvil sobre su barriga. Pero la vida cambia en cuestión de segundos, y a los pocos minutos recibirá un mensaje urgente: «Ven ahora. Si quieres despedirte de tu padre debes venir ahora». Es el comienzo de ese viaje que le llevará al abismo al mismo tiempo que, a su alrededor, la vida sigue como si nada para los demás: «En el tiempo de ese camino al hospital vamos conociendo, a través de sus recuerdos, a esta familia, y vemos que Èric tiene a su padre enfermo de cáncer desde hace diez años», cuenta el director.
La pérdida de un padre coincide con el momento de construcción de la identidad y el descubrimiento de las implacables normas del mundo. Los recuerdos, los proyectos, las conversaciones difíciles y, sobre todo, las conversaciones que ya no podremos tener. Los amigos, la familia (lo que realmente significa ser y tener una familia) y también el precipicio de dudas acerca de todo lo que pasará a partir de ese momento son los puntos sobre los que se mueve una función que el propio Yago califica de «dramón» aunque, a su vez, «no sales mal, machacado, de la sala». Básicamente, comenta el director, lo que hacen es «no edulcorar una la dura realidad, pero no te destroza porque también hay luz en la obra».
Yago y Balañà aseguran que han «hablado durante horas y horas de nuestros muertos, de aquellos que nos acompañan y nos acompañarán siempre aunque a veces no podamos pensar bastante»; aun así, sus conversaciones requerían un impulso exterior, un trabajo de campo que les ha llevado a entrevistar a cinco adolescentes que han sufrido un revés similar. «También hablamos con hijos que han perdido a sus padres, con compañeras que han perdido a sus compañeros. Ellas y ellos nos han contado sus recuerdos más preciados: el último viaje a Londres, aquella canción que siempre cantaba y que no he podido volver a escuchar, el pacto secreto que sellamos en el último momento...».
Además, la edificación de Tot el que passarà a partir d’ara ha ido de la mano del asesoramiento de una psicóloga, Silvia de Quadras, que, explican, «nos ha ayudado a comprender qué le pasa a un chaval por la cabeza en esos momentos. La adolescencia en sí misma es un duelo, es el fin de la niñez. ¿Qué sucede cuando se suma algo así?».
Y siguen las preguntas. Puede que no haya un buen motivo para hablar de la muerte, pero «¿qué sentido tiene que hablemos tan poco? ¿Qué absurdo mecanismo evolutivo nos lleva a querer negarla? ¿A esconderla de los ojos de los más jóvenes, a comportarnos como si no estuviera, como si no nos acompañara siempre allá donde vayamos?», cuestiona la pieza.
  • Dónde: Teatro Lliure (Gràcia), Barcelona. Cuándo: hasta el 16 de abril. Cuánto: de 10 a 29 euros.