Religión

Carlo Acutis: el santo «antiaging»

León XIV canoniza hoy al primer «millennial», un adolescente italiano que evangelizaba en internet y que renueva la iconografía de los altares: chándal y vaqueros

Carlo Acutis
Carlo AcutisLa RazónArchivo

La Iglesia rejuvenece el santoral. León XIV canonizará hoy a dos italianos que, de alguna manera, buscan ser un punto de atracción para una nueva generación de católicos, aquella que en Occidente parece ausente de los templos. El Papa agustino elevará a los altares a Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati. El primero falleció en 2005 con tan solo 15 años a causa de una leucemia cuando estaba en bachillerato. Frassati, por su parte, murió de forma inesperada el 4 de julio de 1925, a los 24 años, por una poliomielitis fulminante. Su funeral fue multitudinario, con un gentío aclamándole como un santo a pie de calle, puesto que había dedicado su vida a los más pobres de Turín.

Aunque Frassati es muy popular en el país transalpino, sin duda alguna será Acutis el centro de todas las miradas hoy en la Plaza de San Pedro, debido al tirón internacional que ha alcanzado en pocos años y que hay quien compara ya en lo que a fervor se refiere entre los más jóvenes con Teresa de Calcuta o el padre Pío. No en vano, en él se aúnan algunos ingredientes que permiten borrar del imaginario colectivo el perfil de una santidad empolvada y de peana. Aunque solo sea por su iconografía y por su cercanía temporal con quienes hoy se acercan a la fe.

En todas las estampitas y esculturas que le han erigido en este tiempo, hasta en su tumba transparente, que se encuentra en la iglesia de Santa Maria Maggiore, en Asís, se le representa con un «outfit» de un chaval de hoy: una chaqueta de chándal, unos vaqueros y unas Nike. Además, la máscara hiperrealista que cubre su rostro le muestra sereno, alejado de cualquier rechazo visual que pudiera provocar contemplar a un fallecido. Pero, sobre todo, su punto de conexión con los jóvenes de hoy se encuentra en su vinculación con el mundo digital. A Acutis se le ha rebautizado como el «influencer» de Dios. El primer santo de la generación «millennial» nació en Londres por motivos laborales de sus padres, pero era un milanés de pro apasionado de la informática, que utilizó como medio de evangelización, con la mirada puesta en la eucaristía como epicentro en el que alimentar la fe.

Diseñador web

Diseñó la página web de su parroquia, Santa María Secreta, además de otro portal sobre milagros eucarísticos, acudía diariamente a misa, participaba en la adoración y eucaristía, rezaba el rosario y era catequista de confirmación. Además, lejos de ser el «raro» de la clase por el hecho de ser católico y ejercerlo, contaba con el respeto y la admiración de sus compañeros, por su vertiente solidaria por su voluntariado con niños y ancianos. Esto es, no era ajeno al mundo de hoy. A la vez, fue capaz de escribir reflexiones propias de alguien con una interioridad notable: «Nuestra meta debe ser el infinito, no el finito. El infinito es nuestra patria. Desde siempre, el cielo nos espera». Pero, sobre todo, con capacidad para actualizar el mensaje eclesial con frases como «Todos nacen como originales pero muchos mueren como fotocopias» o «la eucaristía es mi autopista hacia el cielo».

Para el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, reconocer a Acutis como modelo es especialmente relevante, en tanto que muestra una etapa vital «que hoy quizá sea la más crítica»: la adolescencia. Para el purpurado, Frassati y Acutis son «los santos de la calle», un perfil en el que el Papa Francisco puso especial hincapié en visibilizar bajo la llamada «santidad de la puerta de al lado», en tanto que ninguno de los dos ni era consagrado, ni sacerdote, ni tampoco fundó orden religiosa alguna, ni contaba con un perfil teológico ni místico.

El propio Pontífice argentino puso como ejemplo al milanés en su exhortación apostólica «Christus vivit»: «Es verdad que el mundo digital puede ponerte ante el riesgo del ensimismamiento, del aislamiento o del placer vacío. Pero no olvides que hay jóvenes que también en estos ámbitos son creativos y a veces geniales. Es lo que hacía el joven siervo de Dios Carlos Acutis». Para Jorge Mario Bergoglio, «fue capaz de usar las nuevas técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio, para comunicar valores y belleza».

«Los jóvenes necesitan verse reflejados en gente de su tiempo, de su realidad, de sus situaciones, en otros como ellos que han sido capaces de dar respuesta a lo que les pasaba y sucedía a su alrededor desde la fe y desde su vivencia en Cristo», sentencia Raúl Tinajero, director de la Subcomisión para la Juventud e Infancia de la Conferencia Episcopal Española, que pudo constatar de primera mano este verano la devoción por Acutis en el multitudinario jubileo celebrado en Roma.

«Ser santo conlleva un proceso que la Iglesia prepara y cuida con muchísimo esmero para verificar que es un ejemplo de entrega por el Evangelio, como sucede con estos laicos en la vida cotidiana», comparte. Por ello, aprecia el paso dado por la Santa Sede para «no alargar los tiempos, manteniendo la rigurosidad en el proceso, para que otros coetáneos a ellos les identifiquen plenamente como referentes reales y asequibles».

Programa de vida

El obispo de San Sebastián, Fernando Prado, pone de relieve cómo Acutis es una invitación directa de los «millennials» para mirarse al espejo y encontrar «un verdadero programa de vida» de quienes «quieren vivir una vida en cristiano». Poniendo en valor que el nuevo santo «cultivaba una intensa relación con Jesús sacramentado» a través de la misa y de la adoración eucarística, el prelado claretiano también apunta que «no solo se quedó ahí». «San Carlo era un joven como cualquiera: tenía amigos, jugaba, se divertía, estudiaba, amaba la música, el deporte y las tecnologías. No vivía en un convento, sino en la escuela y en la familia, como cualquiera de nosotros». «Y en medio de esa vida normal, con tan solo quince años, supo descubrir lo esencial: que Cristo está vivo», remata.