Los mafiosos cantan en el Tony2

Del mismo modo que Irene Montero enumeraba en la reciente moción de censura los diferentes casos de corrupción que colman los juzgados, «Iberian Gangsters» comienza haciendo de ellos algo más bucólico, una canción. Como con música parece que todo se digiere mejor, Julio Salvatierra –autor– y Álvaro Lavín –director– se han propuesto apoyarse en ella para «sacarle punta a la realidad y realizar una investigación de los motivos que les llevan a los políticos a hacerlo», explica el primero sobre su cabaret canalla. Lo que el responsable de la escena completa: «Parece que todo el que se acerca a una institución pública termina agarrado a la corrupción, pero no deja de ser gente normal que se relaja».

Con el sueño de tener trabajo, niños que hablen un exquisito inglés de Cambridge, un patrimonio desproporcionado, etc., se presenta la familia de la obra. Él, Rafael Velasco, ex ministro y ahora diputado y portavoz de su grupo, se sabe culpable, pero no se arrepiente de nada: tras ir del comunismo a la derecha conservadora durante cuatro décadas, ha hecho lo que debía, como otros tantos... «Soy un señor, simplemente he aprovechado la ocasión para ganar un poco más», canturrea Chani Martín metido en la piel del padre de familia. A quien se le abre un nuevo abismo cuando su hija Amanda (Clara Alvarado) empieza a conocer la situación. «¿Qué es corrupción?», le pregunta la también militante y joven promesa. Y Rafael resume con ritmo: «Tu padre es el mejor». Doce canciones, compuestas por Alberto Granados, se mezclan con el texto en esta comedia musical en la que, «vestidos de ‘‘Reservoir Dogs’’» –cuenta Lavín–, se adopta el ambiente del Tony2 –sin serlo–: un pub/karaoke cercano al Congreso en el que el político ha celebrado cada uno de sus pelotazos y al que también acudirá «a calmar su conciencia», explican, ahora que está a punto de ser juzgado y con altas probabilidades de entrar en prisión.

Nada que el público no conozca, no ha habido problemas para encontrar referencias. Más aún cuando Salvatierra y Lavín reconocen haberse inspirado en la realidad, «pero con toda la libertad de fabulación y sátira». Un viaje concreto del servicio público al «auto servicio» en el que prefieren no señalar, aunque Álvaro Lavín avisa: «La realidad supera a la ficción y hemos tenido que suprimir algunas cosas reales porque parecían mentira». Una historia «festiva para que el público pase un rato agradable, pero que es triste», explica el director, que también apunta a que «estamos todos demasiado relajados y debemos sentirnos culpables por ello».

«Iberian Gangsters» llega en horario golfo –viernes a las 23:00, sábado a las 23:30 y domingo a las 21:30– para dar la réplica al «Arte» que dirige Miguel del Arco y abrir la temporada de El Pavón Teatro Kamikaze, que se presentó esta misma semana. La segunda pieza del curso llegará en la misma semana, el día 3: «Las crónicas de Peter Sanchidrián» –de José Padilla–, un «totum revolutum del mundo friki», presentan.