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El miedo a verse en el reflejo de "Los santos inocentes"

El equipo de Javier Hernández-Simón termina gira con el estreno del clásico de Miguel Delibes en las Naves del Matadero
Javier Gutiérrez y Pepa Pedroche, convertidos en Paco "el Bajo" y Régula
Javier Gutiérrez y Pepa Pedroche, convertidos en Paco "el Bajo" y RégulamarcosGpunto

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Es prácticamente imposible pensar en Los santos inocentes y no llevar la vista a la película de Mario Camus; y a la novela de Miguel Delibes, por supuesto. Hito por partida doble de la literatura del siglo XX y del cine con aquel Alfredo Landa que reinó en Cannes, junto a Paco Rabal, en la que probablemente sea la mejor actuación de toda su carrera. Pero si de levantar una nueva obra se trata, solo cabe una opción: acudir al original, al padre, y borrar los tics de la gran pantalla. No lo dudaron Fernando Marías (fallecido en febrero de 2022, dos días antes de comenzar los ensayos de este proyecto) y Javier Hernández-Simón a la hora de meterle mano y preparar la versión teatral del monumento. Solo valía un Delibes que, pese a no haber escrito teatro, tiene tres piezas a su nombre en sobre escenarios. «Había que encontrar una identidad propia sin complejos, sin copiar y que viniera a sumar». «Nos llega que a los cinco minutos el público se olvida de la novela y de la película. Despojarnos de ese peso es uno de los mayores halagos que nos pueden hacer», comenta un elenco en el que están Javier Gutiérrez, Pepa Pedroche, Luis Bermejo, Jacobo Dicenta, Fernando Huesca, Yune Nogueiras, Marta Gómez, José Fernández y Raquel Varela.
Y viendo el resultado, no les ha ido mal: desde su estreno (con su posterior gira), la pieza ha cosechado un buen puñado de premios entre los que destaca el Talía al mejor espectáculo recogido en el Teatro Español el 27 de marzo. En ese mismo lugar se presentaba ayer la última parada de Los santos inocentes, Madrid, en el día en el que se cumplían diez años de la despedida a Landa. Hoy, ese Paco «el Bajo» es un Gutiérrez que no dudó en apoyarse en el «maestro» para hablar de su personaje: «Como él decía, más que un ser servil, es bondadoso, un santo e inocente».
Sobre este padre de familia pivota una función que, en boca de su director, nos demuestra que la España que describe Delibes «no es cosa del pasado»: «Si en el silencio de la butaca nos detenemos un instante a escuchar esa profunda pulsión de libertad que late en todos nosotros... ¿La dejaremos salir a “correr el Cárabo” como Azarías... o como si de Paco se tratara responderemos: “A mandar, que para eso estamos”?». Gutiérrez destaca «la vigencia» del texto pese a que la acción transcurra en un cortijo extremeño de los años 80 y esté escrita en 1981, «podemos ver muchos Pacos y Régulas en las grandes ciudades; gente que roza el umbral de la pobreza, las colas del hambre o personas que necesitan el ingreso mínimo vital que algunos políticos de este país se jactan de llamar “paguita”. Hacen falta más personas como estos personajes porque hemos salido peor del momento pandémico. Somos más egoístas y no sabemos ponernos en los zapatos del otro, como sí saben hacer Paco y Régula».
Con esa premisa, la adaptación de Marías y Hernández-Simón no para de lanzar preguntas con Paco «el Bajo» como «espejo doloroso en el que mirarnos»: «¿Somos oprimidos? ¿De dónde viene el miedo? ¿Qué nos sucede en situaciones de poder?...», enumera el director de una versión «que va más allá de buenos y malos».
  • Dónde: Naves del Español (Matadero), Madrid. Cuándo: hasta el 11 de junio. Cuánto: 20 euros.