Al rescate de Helen Keller con permiso de los negacionistas
Chévere vuelve a Madrid para cuestionar el relato oficial que surgió en torno a la primera persona sordociega en obtener un título universitario, en 1904; lo hace, además, en lengua de signos
Madrid Creada:
Última actualización:
Era su película. Una cinta en la que se recogía su propia historia. Pero Helen Keller no se casaba con nadie. Si existía una causa mayor, saltaba por los aires cualquier otra nimiedad. En este caso, en mitad de los calores del verano de 1919, el damnificado fue el estreno de Deliverance. Todo estaba cerrado para la «premiere» del filme de George Foster Platt, incluidas unas palabras de la protagonista como guinda a la presentación, sin embargo, no se había contado con que un piquete cambiase el plan. Al menos, en lo que se refiere a la presencia y la intervención de Keller. Se apuntó a la reivindicación. «Cuando se enteró de que los actores estaban en huelga contra los Schubert [los propietarios del Lyric Theatre, donde se estrena Deliverance], se negó a venir al teatro», apuntaba «The New York Times» el 19 de agosto del 19.
Una anécdota que dice mucho de cómo era la señorita Keller, pero que, como denuncia Chévere en su nueva pieza, no ha trascendido tanto como otros aspectos de su vida. «Era una mujer de acción. Hablaba con su vida», defiende Chusa Pérez de Vallejo –actriz e ideóloga de la pieza–.
Nacida en Tuscumbia (Alabama), se convierte en una celebridad mundial al ser, según las fuentes oficiales, la primera persona sordociega en obtener un título universitario en 1904 en Harvard, después de un duro proceso de aprendizaje desde los ocho años.
La escritora y oradora se pone así en el centro de esta Helen Keller, ¿la mujer maravilla? que la compañía gallega trae a Madrid (Teatro Valle-Inclán). «Al investigar en varios archivos digitales norteamericanos se van descubriendo otras facetas desconcertantes de su vida, que son sistemáticamente ocultadas», señala Xron –responsable de la dirección, documentación y dramaturgia de la pieza–. Todo un mundo alejado de toda esa parte de su biografía que se fija en la memoria colectiva, como un modelo ejemplar de superación de la discapacidad; o de muchos de sus escritos, rescatados recurrentemente como simples aforismos motivacionales.
Pero van más allá en su sorpresa: «En Estados Unidos, la gente más joven ha lanzado una campaña, que difunde masivamente por las redes sociales, en la que se afirma que la historia de Helen Keller es falsa [incluyendo una petición en charge.org para eliminarla de la historia]. El negacionismo lo abarca todo en el mundo en el que vivimos».
Chévere se introduce así en un montaje en el que conviven la lengua de signos con la oral en un claro guiño a la que «The New York Times» definía como «un pequeño animal salvaje que vaga en un mundo extraño hasta que su famosa maestra, Anne Sullivan». «Hay momentos en los que las tres actrices hablan ente ellas con lenguaje de signos y no tiene traducción, pero queremos provocar la perplejidad en el público oyente y la sensación de “me estoy perdiendo algo”», como sucede a diario con las personas sordas y/o ciegas en nuestra sociedad. «Es un trabajo que cuestiona la incomunicación entre personas oyentes y no oyentes, explorando las posibilidades de compartir un diálogo abierto en el escenario, como una silenciosa reivindicación de la importancia de las lenguas minorizadas, de su uso público y de su encuentro –argumenta Xron–. Por eso integramos en la misma obra la lengua oral en gallego y la lengua de signos».
De esta forma, la compañía cambia de registro respecto a otros montajes ( N.E.V.E.R.M.O.R.E. , Eroski Paraíso, Curva España...) para seguir desbordando los límites y las estrategias de las prácticas del teatro documento. Se alejan de lo local y de las miradas generacionales, «pero mantiene el interés por narrar desde las zonas de fricción entre la memoria colectiva y los relatos oficiales», comenta el director.
Xron y los suyos se han valido de imágenes, documentales, biografías, los textos de Keller y todo tipo de archivos para preguntarse absolutamente todo alrededor de ella: ¿qué intereses propios tenía su inseparable Anne Sullivan? ¿Por qué se oculta parte de su vida? ¿Quieren eliminarla de la historia por ser sorda y ciega? ¿Por qué no se acepta que una de las personas más famosas del siglo XX en EE UU era comunista? ¿Una mujer con discapacidad no puede actuar como una líder anticapitalista?...
- Dónde: Teatro Valle-Inclán (Sala Francisco Nieva), Madrid. Cuándo: hasta el 7 de abril. Cuánto: 25 euros.