Estreno en Madrid

La Veronal es para todos los públicos

La compañía de Marcos Morau llega a Condeduque para advertir a los adolescentes del cambio que se les viene

La Veronal une teatro, danza y cine sobre el escenario del Condeduque
La Veronal une teatro, danza y cine sobre el escenario del CondeduqueTima Miroshnichenko

Marcos Morau (Onteniente, 1982) sintió tocar «una especie de cielo», dice, con Opening Night», pero por mucho que los aplausos te eleven los pies del suelo por un rato, la realidad siempre es más dura. Ser un tótem de la danza contemporánea del panorama internacional no es condición para ser intocable a los achaques de la vida, en este caso, a un dolor de muelas que marca la agenda de cualquiera y también la de Morau. Es en esas en las que se encontraba el coreógrafo esta misma semana, alternando el trabajo con el dentista mientras pisa Madrid para ultimar su desembarco en el Real con Afanador (del 9 al 11 de febrero), donde une fotografía y flamenco, y por el estreno en la capital de su última perla, Firmamento, en Condeduque (hasta el domingo).

Cuenta Morau a LA RAZÓN que con su anterior pieza habían encontrado el tono, el ritmo y el lenguaje de la compañía, La Veronal –«estábamos “on fire”»–, pero que «lo guay» son los retos, así que optó por darle la patada a todo y empezar casi de cero; apuntar a un nuevo público: los adolescentes. Hace ya cuatro años que abrió «el melón de los niños», apunta, en Suecia con El carnaval de los animales, pero esto es otra cosa. «Me vine arriba». Y comenzó a organizar una obra pensada para «un público impredecible», pero que gusta entre su ejército adulto de fieles, «que entienden la trama de otra manera».

¿Qué significa ser adolescente en el siglo XXI?, se pregunta en este Firmamento que haría las delicias del Morau de catorce años: «Me gustaba la creatividad, dibujar mundos. Y no sabía que luego todo eso me iba a dar la vida profesional. Comencé desde ahí. Qué pasa con la creatividad cuando dejas de ser un niño. Te cuestionas al tiempo que pierdes la inocencia, te creas la coraza del adulto, discutes, pones todo en duda... Me apetecía apelar a un joven de hoy –continúa–. Ahora todo lo ven en la pantalla, que me parece genial porque todo avance es bueno. Sin embargo, debemos tener en cuenta qué se lleva por delante. No se debe frenar todo eso, pero sí hay que luchar por hacer convivir las artes vivas con ese nuevo mundo. No todo pasa por una pantalla».

Asegura el coreógrafo que no mira con condescendencia a su nuevo público, sino a la cara y sin camuflar el dolor o la pérdida. «Se utiliza el lenguaje de pleno adulto. Les digo que no es tan bonito eso de soltar la inocencia, que van a empezar una experiencia en la que se van a sentir solos», expone de una historia que ambienta en «una especie de estación internacional»: un juego en el que seis personas trabajan en la mente humana activando recuerdos, imágenes y sensaciones mientras La Veronal (Pasionaria, Voronia...) une el teatro, cine y danza en escena.

El espectáculo se posiciona sensorial, acudiendo al cine, la danza y lo teatral, convirtiéndose en una invitación a activar la intuición y dejarse llevar por la memoria y los sentidos, abrir un espacio fantástico que reafirme que aunque no lo parezca, hay muchas realidades posibles. Morau lo entiende como un desafío pero parece confiado en lo que le va dictando el adolescente que él mismo activa cuando crea las realidades de esos mundos insólitos en sus coreografías. «En tu cabeza todo puede pasar a la vez. En el multiverso no hay límites como tampoco los hay en las personas, en nuestras cabezas. Todos somos muchas personas que viven y luchan a la vez», ha declarado.

  • Dónde: Condeduque (Teatro), Madrid. Cuándo: hasta el domingo. Cuánto: 22 euros.