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Crítica de teatro

"Tennessee (Dos obras cortas y un entremés)": Pequeño teatro de un autor grande ★★★☆☆

Las dos piezas dirigidas por María Ruiz presentan en su ambientación y desarrollo esa sórdida suspensión del tiempo y la vida

Una escena de "Tennessee (Dos obras cortas y un entremés)"
Una escena de "Tennessee (Dos obras cortas y un entremés)"Esmeralda Martín

Autor de «Dos obras cortas»: Tennessee Williams. Autoras de «Entremés»: María Ruiz y Cristina Medina. Dirección: María Ruiz. Intérpretes: César Camino,

C. Medina y Maripaz Sayago. Teatro Español (Sala Margarita Xigu). Desde el 9 de noviembre hasta el 17 de diciembre de 2023.

Es de agradecer ya de entrada, por arriesgado, enriquecedor y poco habitual, que una producción –ya sea pública, privada o, como es el caso, mixta- se levante con el objetivo de homenajear a un gran autor como Tennessee Williams poniendo en valor lo que, precisamente, apenas se conoce de él y tal vez merezca la pena. María Ruiz dirige esta propuesta en la que nos encontramos con dos textos breves del escritor estadounidense muy poco representados: "La marquesa de Larkspur Lotion" y "Háblame como la lluvia".

Las dos piezas presentan en su ambientación y desarrollo esa sórdida suspensión del tiempo y la vida, tan particular en las obras de Williams, y ambas están protagonizadas por unos personajes, con vislumbres del propio autor y muy característicos de su literatura, que tratan inútilmente de hallarse en un mundo que encuentran extraño y hostil. Son personajes destruidos que intentan evadirse, ayudados muchas veces por el alcohol, de una existencia que no terminan de entender, y Williams los mira con ternura y a la vez con una ironía que puede ser muy cómica en ocasiones, como ocurre en la primera de estas obras. La comicidad desaparece, no obstante, en la segunda de ellas, que tiene un tono más poético, si cabe, o más marcadamente metafórico.

La búsqueda infructuosa del amor –propio y ajeno- y, en definitiva, la búsqueda de la propia felicidad son las constantes de un teatro que esconde bajo su máscara realista un poderoso entramado de símbolos de naturaleza psicologista. Y todo eso lo ha sabido ver y plasmar muy bien María Ruiz en su propuesta para mostrar, haciendo equilibrios entre lo quimérico y lo tangible, entre la risa y la conmiseración, la desesperación de unos seres que, en cierto modo, se niegan a salir de su propio dolor para no terminar de traicionarse a sí mismos.

Con una inteligente y eficaz escenografía de Juan Carlos Savater, bajo la apropiada luz que ha diseñado Felipe Ramos, los actores César Camino, Cristina Medina y Maripaz Sayago se reparten los distintos personajes que aparecen haciendo un correcto trabajo que no permite, sin embargo, demasiados lucimientos, porque está más encaminado a crear y sostener una atmósfera -y eso, desde luego, lo consiguen- que a recorrer un sinuoso camino dramático, algo que este tipo de teatro casi nunca propicia por su concisión argumental y accidental. Pasa igual en todos los géneros breves: ganan en la expresividad, pero pierden en la épica.

  • Lo mejor: La propuesta es valiente y está llevada a término con pasión y conocimiento.
  • Lo peor: El entremés que une las dos piezas, de innecesario didacticismo, tiene más valor como entusiasta conferencia que como obra teatral.