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Cultura

¿Todo el mundo de la cultura está con Sánchez?

El mundo de la cultura pide el voto para la izquierda, pero, ¿qué hay de los nombres que faltan?

En 1915, teníamos a personajes ilustres como Ortega y Gasset que firmaban manifiestos
En 1915, teníamos a personajes ilustres como Ortega y Gasset que firmaban manifiestosarchivoAgencia EFE

El mundo de la cultura pide el voto para la izquierda. Toda la cultura, parece, lo pide, si nos atenemos a los titulares. En bloque, sin fisuras. Todos a una, como Fuenteovejuna. «¡A las urnas! Un voto por la cultura», claman esos intelectuales que conforman el mundo de la cultura. Y si la cultura son ellos, por la más elemental aplicación de la teoría de conjuntos, el resto no lo es. Les sugiero que hagan un pequeño diagrama de Venn para visualizarlo fácilmente. Así las cosas, y para que ustedes, que, como yo, no son del mundo de la cultura, puedan hacerse una idea rápida de lo que es la cultura hoy y lo que no lo es, vengo hoy a la tecla: no pertenecerían al mundo de la cultura, por ejemplo y sin ir más lejos, porque no aparecen en el manifiesto y en ese manifiesto están las firmas que componen el mundo de la cultura, ni una más ni una menos, Fernando Savater, ni Félix Ovejero. Ni Arturo Pérez Reverte. Fuera se quedan Francesc de Carreras, Andrés Trapiello, Félix de Azúa, Miguel Barceló, Arcadi Espada, Albert Boadella. Fuera Manolo Valdés, Juan Manuel Bonet, César Antonio Molina, Augusto Ferrer-Dalmau, Eduardo Mendoza, Antonio Gamoneda, Antonio López. Tampoco Pitingo, ni Alaska, ni Mario Vaquerizo, ni C Tangana formarían parte de la cultura.

En realidad, acabaría antes diciendo que no son cultura los que piensan diferente a ellos. O enumerando a los que sí lo son, pero me da un poco de pereza, con este calor, ponerme a quitar de entre los firmantes a los jubilados, los sindicalistas, los abogados, los activistas y los administrativos. No porque no crean que no pueden pertenecer al mundo de la cultura, que seguro que los hay muy listos y muy cultos y estupendísimas personas, sino porque, de caber estos, cabríamos todos. También los fontaneros, los veterinarios, los ingenieros aeronáuticos, lo católicos practicantes y los inspectores de hacienda. Que tampoco creo que no deban (que seguro que los hay muy listos y muy cultos y estupendísimas personas), solo digo que en algún lugar tendremos que poner el límite o el mundo de la cultura y el mundo mundial serían lo mismo. Porque si todos somos el mundo de la cultura, este manifiesto no nos representa a todos y habría que cambiarle el nombre o reescribirlo. Así que los primeros interesados en definir con tino lo que es el mundo de la cultura (y quién lo integra) deberían ser ellos mismos: los cuatrocientos firmantes, como cuatrocientos hijos de San Luis, desde Cádiz con amor. De momento, lo único claro, es que nuestros intelectuales hoy, la cultura, son Rozalén, los Bardem, Pepe Viyuela, el Gran Wyoming, Juan Diego Botto, Pedro Almodóvar, Alba Flores o Bob Pop. No me gustaría parecer tiquismiquis, pero en 1915 teníamos a Ortega y Gasset, Unamuno, Maeztu, Pérez de Ayala, Valle-Inclán, Marañón, Menéndez Pidal, Falla, Rusiñol, Zuloaga, Azaña, Azorín, Machado o Pérez Galdós firmando los manifiestos. Yo ahí lo dejo.