Buscar Iniciar sesión

Tom Holland: «No puedes tener paz si careces de capacidad militar para afrontar una guerra»

El historiador relata en su nuevo libro las sombras y luces de la Pax Romana, que fue el apogeo de Roma, con emperadores como Trabajo, Adriano y Marco Aurelio
Marco Aurelio, uno de los emperadores de la Pax Augusta
Marco Aurelio, uno de los emperadores de la Pax AugustaWIKIMEDIA

Madrid Creada:

Última actualización:

Al contrario que en el pasado, ahora los historiadores saben que Roma no fue la única superpotencia que hubo en Eurasia, pero, en cambio, sí es cierto que la Ciudad Eterna gozó de una característica exclusiva que no existió en ningún otro lugar ni en ningún otro Estado durante todas esas largas centurias. «Hoy en día, los estudios comparativos de los imperios romano y chino son un campo de erudición tan puntero como cualquier otro de la Historia antigua. Sin embargo, la magnitud y duración de la paz que se impuso en el extremo occidental de Eurasia durante los siglos I y II d. C., un periodo en el que por primera vez gran parte de ella constituyó una única entidad política, sigue sin tener parangón», afirma Tom Holland en su nuevo libro.
El historiador británico, uno de los más prometedores de su generación, autor de obras hoy fundamentales como «Fuego persa regresa con un volumen que culmina la trilogía formada por «Rubicón», centrado en Julio César, «Dominio», que parte de la familia del emperador Augusto, y que ahora cierra «Pax» (Ático de los libros), que llega ya con el membrete de «clásico». Una obra que arranca en la Roma de Nerón (este ya ha muerto) y que abarca la vida de tres emperadores de leyenda –Trajano, Adriano y Marco Aurelio–. En él, repasa hechos cruciales que han permeado la conciencia popular y todavía permanecen de manera indeleble en ella, como la toma de Jerusalén, la erupción del Vesubio, la construcción del Coliseo o la persecución del cristianismo. Pero a la vez describe el sinfín de avances que se produjeron durante este l periodo de tiempo. «A la pregunta de ¿qué hicieron por nosotros los romanos? La respuesta es una larga enumeración: saneamiento, medicina, derecho, educación, vino, orden público, irrigación, carreteras, sistemas de canalización de agua dulce y salud pública. Semejante lista, aunque halague la Pax Romana, apenas la resume».
«El verdadero motivo por el que pudo mantenerse la paz es porque Roma mantenía el monopolio de la violencia»Tom Holland
Acierta al decirlo, pero Holland no se detiene solo a examinar la lista de esos logros y las causas que los hicieron posibles, sino que subraya también los puntos oscuros que acompañaron ese periodo de progreso, que aún late en nuestra memoria como un momento sin precedentes en la historia, pero que posee un lado oscuro, una cara B que, además, es una de las causas fundamentales que explica el éxito que tuvo. «Puedes traducir el término como “paz” y como “pacificación”. “Pax” es “paz” y a la vez “pacificación”, pero estas ideas de paz y pacificación no son pasivas. Es una paz que impones a punta de espada. El hecho de que en este periodo el Mediterráneo estuviera bajo dominio romano, al igual que gran parte de Oriente Medio y el norte de Europa, y que bajo un César, y dentro de los límites del imperio romano, viviera un cuarto de la población, es algo para lo que no había precedentes en Europa y que tampoco se conoció después. Pero el verdadero motivo por el que pudo mantenerse la paz es porque Roma mantenía el monopolio de la violencia. Dentro del imperio romano, aquel que intentara escapar al dominio de Roma era aniquilado. Eso es lo que asegura la paz y, para los romanos, no resulta paradójico, como puede para nosotros, sino que tiene cierto sentido común».
Tom Holland explica una diferencia fundamental entre la cultura griega y la romana, y por qué Roma consiguió expandirse y conseguir que miles personas de cientos de lugares se sintieran romanos. «La democracia ateniense no tiene nada que ver con nosotros. Solo la palabra. Pero en realidad no es una democracia. Para los atenienses el demos, el pueblo, es el conjunto de la gente que tiene derechos y forma parte del Ática. Pero en el Ática había esclavos y mujeres que no podían votar en su democracia. Y tampoco los extranjeros que no habían nacido en el suelo sagrado del Ática. El voto tiene que ver con el servicio militar, porque luchaban. Al final, esto está relacionado con la interacción de la polis y lo militar. Esta concepción tiene poco que decirnos sobre la democracia actual».
En contraste, está lo que hicieron los gobernantes de la Ciudad Eterna: «Roma ha sido generosa con sus ciudadanos. Los romanos permitieron que los pueblos conquistados pudieran convertirse en romanos. En época de Augusto y de Nerón, el número de ciudadanos romanos es enorme, y viven más allá de los límites de Roma, que es una ciudad casi preindustrial. Esa ciudadanía se vincula con el emperador. La autocracia romana es apoyada por las masas. El pan y el circo mantiene la fidelidad y expandió la paz. La paz es mantenida por la espada, pero lo cierto es que la paz de Roma nunca se había conocido antes. Es un momento muy particular, una época prospera, rica, donde cada región puede especializarse en aquello que mejor se le da y puede vender su producto a lo largo de todo el imperio, desde pescado a cereales. La autocracia se asocia con esta prosperidad y esta paz. A quién le importa la República entonces».
Pero no todo fueron luces, como en ninguna historia del pasado y del futuro. También hubo guerra y una de ellas es la de Judea. Una tierra que todavía hoy continúa empapándose en sangre. «A los cristianos no se les trata igual que a los judíos. Los cristianos eran los chivos expiatorios, como sucedió con Nerón, por ejemplo. En cambio, Flavio Josefo, un judío que acabó siendo ciudadano romano, cuenta que Tito no quiso destruir Jerusalén, porque en el pasado los judíos eran un pueblo favorecido, al contrario que otros. Tito pensaba que podría derrotar a los rebeldes y mantener intacta las estructuras, pero es muy difícil extirpar oponentes armados si se refugian entre los civiles, como vemos ahora mismo en Gaza, a no ser que derribes las estructuras físicas y logras que se queden abandonadas. Por eso, los romanos no dejan que los judíos reconstruyeran el templo, ni tampoco colonizar de nuevo la ciudad. Querían dejar esos restos como memoria».
«El cambio moral va tan rápido, que las opiniones de hace cinco años hoy ya pueden resultar controvertidas».Tom Holland
Uno de los problemas de nuestra actualidad es que se intenta juzgar el pasado con la mentalidad actual. De hecho, Holland ha tomado precauciones al escribir para impedir que términos propios de un idioma impregnado de la cultura romana interfiera en el relato de esta Roma. Por eso piensa que a estos personajes no se les puede juzgar con los parámetros éticos de hoy. «La gente, por lo general, entiende el pasado en términos de presente. Las personas siempre van a tener juicios morales y políticos procedentes del presente y esto es lo que reforzará su interpretación del pasado. Pero, para mí, lo fascinante de estudiar el pasado tiene que ver con el hecho de que la gente era muy distinta a como somos hoy, como los griegos, un pueblo bastante extraño».
Holland considera que «la historia nos enseña a ser más humanos. Debería hacernos menos arrogantes y menos convencidos de que somos el patrón para medir otros periodos. Pero el cambio moral va tan rápido, que las opiniones de hace cinco años hoy ya pueden resultar controvertidas. Así que cuando estudias a un pueblo tan distante como son los romanos, debes intentar comprenderlo en sus propios términos. Ellos no son inmorales, hacen cosas monstruosas a nuestros ojos, como lo que sucede en el circo romano, cuando aniquilan ciudades o la esclavitud. Pero si los estudias con detenimiento, te darás cuenta de algo sorprendente, de que ellos se consideraban el pueblo más moral de todos los que había a su alrededor. Cuando haces el esfuerzo de entender a los romanos y comprender cómo se entendían a sí mismos, te das cuenta de la manera tan distintas que hay de ser humano. Eso es algo que te muestra la historia».