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Toni Acosta: «El teatro es como pasar la ITV»

En la actualidad está interpretando «La estupidez» en Las Naves del Español del Matadero de Madrid y participa en la serie «Gim Tony», en Cuatro.
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En la actualidad está interpretando «La estupidez» en Las Naves del Español del Matadero de Madrid y participa en la serie «Gim Tony», en Cuatro.
Toni Acosta es siempre alegría cristalina, mirada verde transparente y buen rollo. No importa cómo vengan los tiempos. Y estos, en su caso, andan cargados de trabajo para celebrar. Cine, televisión y teatro, mucho teatro. Todo a la vez y sin enloquecer. Solo apto para cabezas privilegiadas. «Ha sido fuerte eso de estar haciendo una función y estudiando otra, al mismo tiempo que me aprendía los guiones de la tele... ¡y esta cabeza me ha respondido! Estoy encantada con mi cabeza». Lo dice Toni, porque mientras estaba de gira con «De mutuo desacuerdo», junto a Iñaki Miramón, recibió y acepto la oferta de otra obra teatral, «La estupidez», de Rafael Spregelburd, y continuó estudiándose los guiones de la serie «Gym Tony». Tres personajes en uno, más el real. No es raro que se asombre de la respuesta de su cabeza compartimentada.
El primer plano
Algo tendrá que ver con lo que decía que le gustaba estudiar cuando cursaba Derecho. «Es cierto, siempre dije que podría pasarme la vida estudiando». Pues no se va a quedar con las ganas, porque los papeles no se aprenden solos. Y menos en el teatro, donde no hay ni trampa ni cartón. «El teatro es como una puesta a punto, como una ITV. Te vuelves a poner a prueba y vuelves a pensar: “¿Sabré hacerlo?” En los ensayos le decía a Fernando Soto (director de “La estupidez”, la obra que ahora tiene en cartel en la sala Matadero de Madrid): “¿Tú crees que lo voy a hacer bien?” y él me respondía: “¡Siempre me preguntas lo mismo!” Pero es que siempre es ponerte a prueba. Y más en una obra como esta, que supone un reto nuevo, una cosa que nunca he hecho, una manera de actuar muy ágil y diferente y muy a la argentina como el propio autor. De verdad que para mí el teatro es lo más sagrado, casi como ir de peregrinación».
Eso dicen muchos actores, casi todos. Y casi todos se empeñan con el teatro. Aunque parece que eso de servir para todos los medios es cosa de unos pocos. «No todos servimos para todos los medios. Además, soy de las que defiende que no se es ni mejor ni peor actor por no valer para uno de ellos. Los hay que en cine son absolutamente maravillosos. Y otros que no consiguen estar bien en un primer plano, porque es muy difícil. Y también hay a quien no les apetece o no se le da bien el teatro o la tele. Yo defiendo que no se puede medir la calidad de un actor por el medio en el que se desenvuelva bien». Parece sensato. O al menos pura realidad. Pero también lo es que el público valora especialmente a los actores que saben pisar las tablas de un escenario. «Claro. Igual que valora a un músico en concierto. Es maravilloso. Pero aunque meterte en un estudio y grabar parece más fácil que enfrentarte al público, ya te digo yo, que he tocado todos los palos, que para mí, el más difícil es el cine. Y a mí el teatro me entusiasma y me desenvuelvo bien. Es como si estuviera hecha para el teatro». Hablamos de Feelgood, la compañía creada y financiada por actores, que elige solo lo que a ellos les gusta hacer, que produce «La estupidez»: «Yo he puesto mi granito de arena, participando en los ensayos sin cobrar, porque soy, digamos, una actriz invitada. Ellos me propusieron participar desde el principio y ofrecí mi sueldo de los ensayos a modo de aportación de capital. Es mi granito de arena en Feelgood, que es una compañía a la que echo muchos piropos, porque me parece que arriesga, que apuesta por el teatro que quiere hacer y lo monta muy bien. A mí su montaje anterior me encantó y me sentí súper halagada cuando me invitaron a hacer el nuevo, que en realidad habría hecho Manuela Velasco si hubiese podido».
Le pido que me hable de la obra, preguntándole si querer hacerse rico es un síntoma de estupidez y, como era de esperar, se apasiona y se acelera: «No creo que querer hacerse rico sea un síntoma de estupidez pero, ¿qué precio tenemos cada uno? ¿A costa de qué queremos hacernos ricos? Ahí sí entra la estupidez, junto a la ambición y a la codicia. Siempre cuento que cuando me llegó el texto y vi el título lo primero que hice fue buscar una definición de estupidez. Y resulta que la estupidez, tal y como la definen los psicólogos, tiene mucho más que ver con el bien y el mal que con la inteligencia. Es decir, para muchos psicólogos la estupidez es causar un mal a otro sin ni siquiera obtener un beneficio personal. Y ese enfrentamiento entre el bien y el mal también está en la función».
Tipos de estupidez
Me cuenta Toni, además, que en las diferentes historias se representan distintos tipos de estupidez relacionados con el dinero, y que en cada uno de ellos el dinero vale diferente. «Ganar 151 dólares cada noche es una pasta para muchos, pero para un marchante de arte que pretende llevarse dos millones no es dinero... Lo que para unos significa mucho para otros no significa nada, todo depende de la situación de cada cual». Saber el precio de cada uno puede tener mucho que ver con la estupidez. Y está claro que algo de eso hay en esta obra, que pretende lograr la complicidad del espectador y que se ría de la sociedad que hemos diseñado entre todos. Alguna reflexión habrá. «Mira, lo primero que se me viene a la cabeza al pensar en la función es que la vida sigue. En la función pasan cosas alucinantes, pero al final piensas ¿y qué? La vida sigue. Seguimos despertando, yendo a trabajar, ganando el mismo sueldo... A mí me gustaría que la gente saliera del teatro pensando que la vida sigue, pase lo que pase». Tan cierto como que los Goya, para los que Toni Acosta estuvo triplemente prenominada por «Incidencias», «Tiempo sin aire» y «Cuento de verano», se celebrarán sin ninguna nominación a su persona y sin su presencia. «No he llegado a estar nominada. Pero, de verdad, este es un año de películas pequeñitas hechas con mucho esfuerzo con nominaciones maravillosas que me encantan». Aunque falten las suyas, claro. Las que a todo actor le gusta tener.
Le pregunto si, pese a todo, irá a los Goya: «No, no, estoy en el teatro. ¿Ves? Todo pasa por algo. El día 6 de febrero estoy en el teatro, así que era imposible que estuviera en la ceremonia. Así que deseo mucho bien y seguiré por la tele lo que me de tiempo, porque yo estaré haciendo la función». «The show must go on...». Está claro. Aunque con sus limitaciones. Porque al «show», Toni ha decidido robarle algunas horas para sus hijos». Es mi objetivo para 2016 y lo he puesto en práctica, por ejemplo, reduciendo participación en la serie. Ese es mi objetivo y también seguir en lo solidario. Es tan poco lo que te piden, y luego ves que significa tanto, que ahí sí que te digo que querer es poder».