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Roca Rey revienta Madrid ( y al 7) a pesar de la vergüenza presidencial

El peruano, con un lote muy complicado, se jugó la vida en dos faenas de mucha exposición y emoción que acabaron calando y enfrentando al público en Las Ventas
El diestro Roca Rey este domingo en Las Ventas,
El diestro Roca Rey este domingo en Las Ventas, Gonzalo PérezLa Razón

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Madrid esperaba una semana después de haber cerrado las puertas a San Isidro con la buena corrida de Victorino para volver a colgar el cartel de «No hay billetes» en el festejo que era In Memoriam de José Cubero «Yiyo», a quien se le dedicó algo parecido a un minuto de silencio. Tiempazo, por fin. «Esperón» fue el toro que abrió plaza y tuvo poco de tardo y mucho de ritmo, nobleza y querer coger el engaño hasta el final. Era un toro de presencia, de cara y de hechuras. No era fácil que un animal con ese porte tomará después la muleta con tanta claridad. La faena de El Juli fue una suma de todo y un resumen de nada. Sacó poco en claro el madrileño, a pesar de que esta plaza en los últimos tiempos se le da bien.
El cuarto fue un toro con codicia y el defecto de hacer hilo y reponer. Esto en las manos de Julián era un desafío con proyección. El pitón agradecido fue el diestro y por ahí construyó en algún momento de la faena una tanda cumbre, también el remate. El resto se quedó más en idas y venidas que querían ir a algún lugar, pero no encontraban un camino claro.
El segundo tuvo tanta nobleza como falta de casta, por lo que las embestidas en la muleta de Alejandro Talavante eran un auténtico peñazo. Y más en esta plaza que se necesita movilidad y emoción.
Pareció que esa condición iba a tener el quinto y de hecho Talavante lo brindó al público, pero la ilusión nos duró poco. Al toro se le fue el gas y Alejandro firmó una faena mecánica sin mas historia.
La historia mayúscula viene aquí y ahora. En realidad toda la corrida fue un viaje para llegar aquí. Uno que había comenzado en los primeros días de feria, cuando parte del sector de público de Las Ventas acabó de un plumazo con Roca Rey. El peruano vino con valor de hormigón armado y dispuesto a jugarse la vida sin límite, sin medida, a callar bocas, a desafiarse y desafiar al mismísimo 7, que no tuvo su tarde y las maneras fueron su trampa mortal.
A Roca Rey se le coló el tercero con todo en el primer lance, como si fuera una amenaza, una declaración de intenciones. Se estremeció más la plaza que él que siguió como si nada. Roca Rey venía a seguir el combate que llevaba disputando con parte de la plaza toda la feria. Agotador y cansino. Cuando hay motivos, perfecto. El boicot gratuito: no gracias. El toro, tercero, había dejado claro que fácil no era, que se guardaba las embestidas sin evidenciar cuál era larga y cuál no. Recortaba, amenazante. No era cualquier cosa. Roca apostó desde el principio con dos pases cambiados por la espalda y después se pasó la muleta a la zurda. El toro tenía muchos matices. Fue una faena de trabajito, de hacerlo poco a poco, de encontrar la tecla con la diestra para dejar el engaño puesto y coser una tanda explosiva hilando las medias arrancadas del toro. Tragó lo indecible porque midió mucho, en los terrenos cercanos donde no había salida. Se lo pasó inverosímil de cerca, aguantó las paradas con los pitones en la barriga. Todo. Y más. Incuestionable su puesta en escena. Era incontestable la manera de jugarse la vida de Roca Rey y también lo insoportable del conocido tendido, que logró que toda la plaza respondiera en contra de ellos por el incordio. Sudando había ganado la batalla a Madrid de la que había salido vapuleado en primera instancia, cuando San Isidro apenas comenzaba.
De infartar fueron los estatuarios del comienzo al sexto. Daba igual por donde pasará que no se iba a mover. El toro, que tenía boyantía, se metió por dentro en los primeros derechazos. En su movilidad había mucha protesta, tarascadas grotescas que apuntaron al pecho. Roca Rey se jugó la puta vida. Lo que tragó el peruano no está en los escritos y la forma en la que lo cogió es difícilmente descriptible. Cuando lo rescataron de la arena no sabíamos si lo había reventado el pecho. Tremendo. Volvió, regresó, dio la cara, la barriga, su cuerpo al servicio del toreo en ese preciso instante. Con la espada faltó precisión, pero la plaza estaba loca, y pidió el trofeo que el presidente desatendió incumpliendo el reglamento, que dice que la primera la otorga el público. Una petición más que mayoritaria y ahora viene esa frase mítica que habría que preguntarse con seriedad: ¿A quién defiende la autoridad?
LAS VENTAS (MADRID). Corrida In Memoriam. Toros de Victoriano del Río, 2º, 5º y 6º, y Toros de Cortés, 1º, 3º y 4º. El 1º, noble y con buen ritmo; 2º, tan suavón como falto de raza; 3º, muy complicado, reservón y de corta arrancada; 4º, codicioso y reponedor; 5º, noble y a menos; 6, peligroso.
El Juli, de corinto y oro, estocada trasera y baja (palmas); estocada corta, cinco descabellos, aviso (saludos).
Alejandro Talavante, de malva y oro, pinchazo, estocada (silencio); estocada (silencio).
Roca Rey, de burdeos y azabache, estocada buena, dos descabellos (oreja);pinchazo, estocada corta, aviso (vuelta al ruedo tras fuerte petición).