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Triunfo y susto de Castaño en la corrida acuática de Bilbao

El diestro corta una oreja y da una vuelta al rueda con el sexto con la corrida de Dolores Aguirre en la despedida de López Chaves
Toros en Bilbao
Toros en BilbaoJavier ZorrillaEFE

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El ruedo estaba impracticable desde el mismo momento en el que comenzó el festejo. El último del serial de las Corridas Generales de Bilbao. No es que fuera un barrizal. Es que había charcos. Y no era cualquier cosa lo que esperaba, lo que aguardaba ahí dentro: los seis de Dolores Aguirre con sus peculiaridades. El primero a dos meses de cumplir los seis años, que es lo mismo que estar a sesenta días de no poder lidiarse, y un toro que rozó los 700 kilos. La lluvia era intermitente aunque al menos se había apaciguado el viento reinante durante todo el día. Era la tarde en la que se despedía Domingo López Chaves y por eso también tuvo su homenaje particular con un Aurresku. Cuando “Botero” y sus 619 kilos saltaron al ruedo cambió la película. El toro, alto, largo e infinito le esperaba, así en un tú a tú intimidante justo en ese lugar donde el ruedo estaba terrible. Un trago. Logró coger la medida en la faena de muleta por el pitón potable, que era el derecho siempre y cuando no lo apretara y le abriera la salida sin obligarlo. Por el zurdo era un criminal. Digno Domingo.
Antonio Ferrera lo había visto claro con el primero, que fue un toro cabrón y no tuvo un pase. Se desmonteraron Ángel Otero y Carrero. Otero estuvo habilidoso porque el toro lo apretó, pero supo ganarle la acción y clavar en la cara. Ferrera buscó después lugar más seguro dentro del espacio del ruedo y se fue a por la espada. No había otra.
El tercero fue todo bueno dentro de las coordenadas de Dolores. El animal se desplazó con franqueza en la muleta de Damián Castaño, que lo supo y puso toda la carne en el asador durante la faena. Otra cosa fue cuando llegó la suerte suprema, que se le atravesó al diestro, y el toro en un descabello, no lo perdonó y se lo echó a los lomos con mucha violencia. Se lo tuvieron que llevar a la enfermería por el impacto. Quedó desmadejado.
Lo bordaron después de verdad con los palos João Ferreira (que ya había lidiado bien al primero) y Carrero. La tarde estaba para cualquier cosa menos para torear. El toro apretó en la primera vara, sin meter la cara abajo pero con mucha fiereza. Arreció la lluvia cuando Ferrera tomó la muleta y de pronto el ruedo acabó por convertirse en una piscina. Se justificó Antonio con el toro que iba y venía por el derecho y tenía guasa por el otro y le metió la mano con la espada con habilidad.
Tenía pinta de suspensión, pero siguieron para adelante y salió hasta el sol en esta tarde loca. No humilló ni una sola vez el quinto, no tenía maldad pero ni la inercia le hacía avanzar en el engaño. La faena de López Chaves se desarrolló en plenitud en mitad de un charco. Entrega absoluta y mala espada.
Esfuerzo hizo Damián Castaño que volvió de la enfermería para matar al sexto, que tenía mucha guasa. Tragándolo acabó por meterlo en el canasto con mucho mérito, porque en todo momento quiso hacer las cosas bien y no era tarea sencilla. Estaba todo a la contra. Tardes así son heroicas como punto de partida. Damián, que en un momento había pasado inconsciente por la enfermería, acabó paseando un trofeo en Bilbao. Todo es posible. La vida.
Domingo 28 de agosto. Plaza de toros de Vista Alegre. Octava y última de feria. Pobre entrada.
Seis toros de Dolores Aguirre, serios en su dispar presentación. Imposible el primero; va y viene por el derecho e imposible por el izquierdo el segundo; manejable el tercero; orientado por el izquierdo y va y viene por el derecho el cuarto; el quinto va y viene sin humillar jamás; y con peligro pero agradecido el sexto.
Antonio Ferrera, de blanco y oro, casi entera, dos descabellos (algunos pitos); y estocada (silencio).
López Chaves, de grana y oro, pinchazo, estocada caída, descabello (saludos); dos pinchazos, estocada defectuosa (saludos).
Damián Castaño, de azul azafata y oro, cuatro pinchazos, cuatro descabellos (herido); lo mata Ferrera de un descabello. Y estocada (oreja con dos vueltas).