Sentido común
Urtasun obligado a recular: Sánchez Mejías sí tendrá homenaje oficial en el centenario del 27
El Ministerio busca calmar la controversia tras excluir al torero del primer programa oficial, pese a ser pieza clave en la historia de la Generación del 27
Ignacio Sánchez Mejías estará, por fin, donde debe estar: en el homenaje a la Generación del 27. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha rectificado tras la fuerte presión política y cultural recibida en la Conferencia Sectorial celebrada este lunes, donde comunidades como Andalucía y Castilla y León exigieron que su figura fuese reconocida. La omisión inicial del torero, escritor y mecenas no pasó desapercibida, y el debate escaló hasta el punto de obligar al ministro a pronunciarse públicamente.
"Por supuesto que estará incluido", zanjó Urtasun, aunque su tono distó de lo entusiasta. Su cambio de postura no parece fruto de una convicción personal, sino de una corrección obligada ante el ruido político y mediático. Lo que empezó como un supuesto olvido acabó generando una tormenta que evidenció la falta de sensibilidad del Ministerio hacia una figura capital del movimiento literario que conmemoramos.
La consejera andaluza Patricia del Pozo fue directa: "La expresión cultural que representa la tauromaquia no puede quedar fuera de un homenaje a un grupo literario profundamente taurino". Y no le faltan razones: Lorca, Alberti, Bergamín, tantos otros... Todos bebieron de ese universo simbólico, estético y vital. Ignorar a Sánchez Mejía no era solo una omisión, era reescribir una parte esencial de la historia cultural española.
Desde Castilla y León, el consejero Gonzalo Santonja fue aún más tajante: "Sánchez Mejías no solo fue aficionado o mecenas, fue escritor y figura interna del 27". Su defensa no fue una reivindicación taurina, sino literaria. Lo que se jugaba era la fidelidad a una memoria colectiva que no entiende de filtros ideológicos. La rectificación del Ministerio es una victoria para quienes defienden la verdad sin matices.
Pese al tono conciliador posterior de Urtasun, que incluso llegó a mencionar su aprecio por el "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías", el daño ya estaba hecho. El Ministerio había dejado fuera a una figura crucial, y la rectificación, aunque necesaria, llega con sabor a parche. No se trataba solo de un nombre, sino de una visión de la cultura: abierta, plural, consciente de sus raíces.
Ahora queda por ver cómo se materializa esa inclusión. ¿Habrá un acto central dedicado a Sánchez Mejías? ¿Se implicará a las instituciones que han custodiado su legado? La pelota está en el tejado del Ministerio. Pero algo ha quedado claro: la expresión cultural que representa la tauromaquia sigue viva en la memoria del país, y no se deja borrar tan fácilmente.