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Un Antonio López por 4.500 euros

Presenta su impresionante primer libro de artista, editado por Artika, con una tirada de 2.998 ejemplares y dedicado a dos de los temas fetiche de su producción: el cuerpo y las flores

Antonio López habló ayer de la génesis de este volumen, compuesto de un libro, un estuche y una lámina giclée
Antonio López habló ayer de la génesis de este volumen, compuesto de un libro, un estuche y una lámina gicléelarazon

Presenta su impresionante primer libro de artista, editado por Artika, con una tirada de 2.998 ejemplares y dedicado a dos de los temas fetiche de su producción: el cuerpo y las flores

Desde la pintura tardomedieval al impresionismo, todo el arte que abarca el Museo Thyssen-Bornemisza, casi todo, está contenido en las obras de Antonio López. Uno se da cuenta cuando recorre algunas de sus estancias y lo ve con sus propios ojos. El pintor también las ha transitado muchas veces. Y aunque no cuelgue ninguna obra con su firma de sus paredes puede enorgullecerse de estar siempre presente. Y desde ayer, aún más, pues presentó su primer y único, por el momento, libro de artista dedicado a dos temas que son recurrentes en su obra: el cuerpo y las flores.

Leer en la cama

Él llegó a la presentación sin hacer ruido mientras los fotógrafos disparaban una y otra vez y cambiaba de posición y les preguntaba «¿Así está bien?». El fuego de las cámaras resultó inmisericorde mientras el pintor ni se inmutaba. A veces parecía como si él se hubiera transmutado en una de sus obras, en una escultura. Bebe un trago de agua y acto seguido el director general de Artika, Juan Ribalta, presenta el libro, creado mano a mano con el artista en una edición limitada de 2.998 ejemplares al precio de 4.500 euros.

«Hace unos tres años se produjo la primera visita y no lo vi claro. Me parecía desproporcionado por la monumentalidad. Lo miro ahora y me parece imponente. Eso de poder tener la obra del pintor en casa resulta deslumbrante. Lo he colocado este verano sobre una silla en mi casa. Cada vez que pasaba por delante iba cambiando las páginas y verdaderamente he disfrutado mirándolo», explica López. Los libros están presentes en su vida desde siempre. A la cama se va con dos. De arte. Y los mira hasta que se duerme. El que tiene entre manos ahora es el que escribió Ortega y Gasset sobre Velázquez. «Yo, como los de mi generación, he viajado poco y me he acostumbrado a ver el arte a través de las reproducciones de los libros». ¿Por qué elegir esos dos motivos? Primero llegaron los cuerpos, en los que empezó a trabajar a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, y después se decidió incluir las flores, siempre con su opinión y su consentimiento: «Así se creaba esa unidad de dos mundos que son frágiles y perecederos, son los mismos que amamos, crecen, tienen un momento de plenitud y mueren. Y también aparece recogido el estudio, donde tantos años he trabajado. Reúne casi todas las figuras humanas y flores que he pintado en mi vida y es bueno que sea así. Otros libros ‘‘picotean’’ en todos los espacios, pero esta elección es voluntaria y está muy bien», comenta, y cuando se le pregunta por ese todo de Antonio López a precio de ganga (dicho sea con todos los respetos) se ríe y no contesta. La inversión resulta inmejorable.

Se duele de que ya no ve como antes (aunque su mirada siga intacta): «Ahora, cuando tengo enfrente mis dibujos me digo: ‘‘Es que lo veía todo’’. Qué buena forma física». Y es que si uno se aproxima a la obra reproducida se puede apreciar el modo de trabajar del pintor, tal es la calidad del libro. Meticuloso, concienzudo y señor de su tiempo, dice que «si se vende uno tan grande es igual de caro si se hace bien que si se hace mal, así que quizá me haya podido poner pesado en algún momento, pero ha merecido la pena». Sobre si será éste el primero de sus libros de artista deja la incógnita en el aire, aunque lo que sí nos queda claro es que «no se sabe, nunca se sabe, aunque como éste solamente hay uno», responde, y añade que frente a una obra así merece la pena el trabajo invertido.

El pasado lunes por la noche le llegó el sueño mientras releía las páginas del Velázquez de Ortega, como hemos dicho, «que es un volumen fantástico. Lo bien que explica las cosas no siendo ni pintor ni historiador de la pintura. Cuando descanso vuelvo a los libros de arte». ¿Tiene proyectos? Dos encargos, un retrato de un hombre y otro de una mujer. Y quizá un tema que le encarguen que nunca ha pintado, pero no quiere hablar aún de ellos. Y sigue trabajando en los temas de siempre. «No temo repetirme», confiesa.