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Historia

"Vesuvius Challenge": al rescate de la literatura grecolatina que cambiará los libros de historia

Uno de los responsables del proyecto que ha permitido acceder a la lectura de cientos de papiros carbonizados en Herculano cuenta a LA RAZÓN cómo se desarrolló este proyecto y cómo se consiguió acceder a este contenido olvidado

Hay descubrimientos que, de repente, revolucionan nuestro conocimiento sobre ciertos aspectos del mundo antiguo, mejorando nuestra comprensión de la historia de la cultura y las ideas. Esto es lo que ha ocurrido recientemente gracias a la aplicación de la Inteligencia Artificial a tecnologías ya empleadas para tratar de leer los textos encerrados en los rollos calcinados procedentes de Herculano. Tres jóvenes informáticos, ganadores de un concurso internacional, dos equipos de informáticos y papirólogos de todo el mundo que se unieron al reto, han logrado descifrar el contenido de un rollo de papiro, cerrado y completamente carbonizado, mediante el uso de una tecnología sofisticada e innovadora que revolucionará nuestro conocimiento de la única biblioteca conservada de la Antigua Roma: la de la «villa de los papiros».

Entre los años 1752 y 1754, alrededor de 1.000 rollos de papiro fueron encontrados en una elegante villa de Herculano (Campania), sepultada bajo más de 25 metros de material compactado por la erupción del Vesubio en el año 79. Estos papiros se conservan hoy en día en la Biblioteca Nacional de Nápoles, si bien un pequeño número fue donado por el rey de Nápoles a Napoleón en 1802 y al príncipe de Inglaterra en 1803. El Centro Internacional para el Estudio de los Papiros de Herculano de Nápoles, que lleva el nombre de Marcello Gigante, quien lo fundó en 1969, trabaja incesantemente en la recuperación y estudio de los textos escritos en papiro de Herculano. Papirólogos de todo el mundo, también españoles en las últimas décadas, colaboran en proyectos de investigación con dicho Centro para lograr este fin. Desde el descubrimiento de la biblioteca de «la villa de los papiros» han sido muchos los intentos de desentrañar su contenido. Ya en 1754, el padre Antonio Piaggio ideó un ingenioso sistema para ello; una máquina que, gracias a un mecanismo con entrañas de animales y cuerdas de seda, permitía desenrollar los rollos carbonizados obteniendo, en ocasiones, largos fragmentos de papiro. Un buen número de rollos fueron abiertos con este sistema sacando a la luz una gran cantidad de obras de filosofía escritas en griego.

Además de fragmentos de la obra «Sobre la naturaleza» de Epicuro (340-270 a.C.), fundador de la escuela epicúrea, se han encontrado obras de sus sucesores: Polistrato, Coloteo, Carneisco (siglo III a.C.), Demetrio Laconio (siglo II a.C.), Zenón Sidonio (siglo I a.C.), algunos textos de contenido estoico y un pequeño núcleo de papiros latinos, aunque en peor estado. Pero, sobre todo, los rollos contenían un gran número de obras de Filodemo de Gadara, epicúreo natural de Jordania (actual Umm Qais). Según cuenta Cicerón, Filodemo entró en Italia en contacto con Lucio Calpurnio Pisón Cesonino, suegro de Julio César, quien, con toda probabilidad, fue el propietario de esta famosa «villa de los papiros».

Ya entre los siglos XVIII y XIX los papiros carbonizados que se encontraban en mejor estado de conservación fueron abiertos con el ingenio de Piaggio. Sin embargo, 500 rollos aún permanecen cerrados resguardando su contenido. Su extrema carbonización había impedido, hasta ahora, cualquier intento de abrirlos con los sistemas tradicionales. Desde 2010, sin embargo, varios grupos de estudiosos han utilizado tecnologías no invasivas que han tratado de acceder a los textos de estos papiros sin destruirlos. Se aplicó tecnología de rayos X a estos papiros que permitió revelar la estructura interna de los rollos y la extrema compacidad de las capas que los componían. Este escaneado se realizó en un acelerador de partículas capaz de generar haces de sincrotrón, que penetran en el papiro y ofrecen imágenes de muy alta resolución.

Un camino lento

Sin embargo, el escaneado no bastaba por sí solo para leer los textos. Brent Seales, catedrático de Informática de la Universidad de Kentucky y uno de los pioneros de estas técnicas, aplicó la llamada micro-Ct (microtomografía de rayos X) a los papiros de Herculano tras haberla utilizado con éxito en el manuscrito bíblico de En-Gedi, hallado en Israel en 1970. Gracias a una estrecha colaboración de Seales con el papirólogo Daniel Delattre y junto con la colaboración del l’Institut de France, fue posible llevar uno de los papiros donados a Napoleón al sincrotrón Diamond de Oxford en 2019 para proceder a su escaneo. La enorme masa de datos derivados del proceso (¡decenas de miles de imágenes por cada rollo!) se procesó en los laboratorios de la Universidad de Kentucky.

A pesar de esto, para poder leer la escritura en las imágenes generadas era necesario que la tinta, compuesta principalmente de carbón vegetal y casi del mismo color que el fondo carbonizado, fuera visible para poder distinguir los trazos. Para llevar a cabo la detección de tinta, Nat Friedman, informático y empresario de Silicon Valley, junto con Daniel Gross y el propio Seales, tuvieron la idea de lanzar un reto, un desafío internacional de «crowdfunding» al que se han apuntado muchos donantes (recientemente, incluso Elon Musk, a través de su fundación, que ha donado más de dos millones de dólares).

Así nació el «Vesuvius Challenge», en el que han participado decenas de grupos de investigación y estudiosos de todo el mundo. Para juzgar a los participantes se creó un equipo de seis papirólogos (Richard Janko, Robert Fowler, Tobias Reinhardt, Daniel Delattre, Federica Nicolardi y Gianluca Del Mastro), que se afanaron en transcribir primero las letras, luego las palabras y las columnas propiamente dichas de los papiros que los participantes en el Reto presentaron a la organización a lo largo del año pasado.

En octubre de 2022 se cerró la primera etapa del Reto, el premio «First Letters», destinado a quienes fueran capaces de «ver» en las imágenes obtenidas por los escaneos y tratadas en los laboratorios de Kentucky al menos diez letras en un área de 4 cm2. Luke Farritor, un ingeniero informático de la Universidad de Nebraska de veintipocos años, ganó el premio de 40.000 dólares. Poco después, un segundo concursante, Youssef Nader, consiguió el mismo resultado, ganando un premio de 10.000 dólares. El camino estaba ahora allanado hacia el Grand Prize del Reto que se cerraba el 31 de diciembre de 2023 y que exigía la obtención de imágenes de texto de cuatro pasajes que contuvieran, al menos, 140 caracteres y de los que, al menos, el 85% fueran legibles.

Doce propuestas fueron presentadas al equipo de papirólogos (que desconocía los nombres de los concursantes) a principios de enero y, una vez más, las imágenes más legibles fueron obra de Luke Farritor y Youssef Nader, a los que se unió un tercer participante, Julian Schilliger. Los tres jóvenes estudiosos, galardonados con un premio de 700.000 dólares, han encontrado un sistema por medio del cual, se entrena (¡con ayuda humana!) a una Inteligencia Artificial para reconocer la presencia de tinta a partir de imágenes infrarrojas de papiros ya abiertos en los que las letras son claramente visibles. Gracias a este entrenamiento, es posible que el programa reconozca también la tinta en las imágenes de rayos X de los papiros cerrados, lo que da como resultado un verdadero mapa tridimensional de la escritura en el papiro que permite ver las secuencias textuales que son descifradas por los papirólogos.

En el momento en que los papirólogos vieron las imágenes por primera vez, hicieron por fin realidad un antiguo sueño: poder leer columnas continuas de un texto escrito en un papiro carbonizado que se había considerado ilegible. El texto que fue revelado para el Grand Prize del Reto (perteneciente a uno de los papiros regalados a Napoleón) es de unas 15 columnas, más de un metro de papiro del total del papiro, unos 13 metros. En él se puede leer un texto de filosofía epicúrea sobre la percepción de las sensaciones, en particular, sobre el sentido del gusto. Concretamente, en las columnas ya leídas, se analiza la capacidad del hombre para percibir de forma agradable o desagradable los alimentos en función de su rareza o abundancia. ¿Qué nos deparará la aplicación de esta nueva tecnología? Quizá encontremos grandes sorpresas en el resto de papiros conservados en Nápoles: no sólo más textos filosóficos sino obras de autores desconocidos, en prosa o en poesía y quizás no sólo en griego, sino más textos en latín. El saber técnico se une así a las Humanidades, en especial al estudio de los Clásicos, para avanzar juntos en el conocimiento de la Historia, la Literatura y la Historia del pensamiento.

Gianluca del Mastro es profesor Titular de Papirología de la Universidad de la Campania y

Raquel Martín Hernández, profesora Titular de Filología Griega de la Universidad Complutense.