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Sus santidades Leo y Marc

Messi celebra un gol
Messi celebra un golManu FernandezAP

Las ratas viven en las alcantarillas y los santos, en el cielo. Aunque ayer la afición colchonera, en un feo gesto, colocara unas de plástico en la placa de Griezmann en el Wanda Metropolitano, no consiguieron morder ni la moral del francés ni hacer mella en la de Ter Stegen, que blocó, saltó, voló y sobrevoló por encima de todos. El portero alemán salvó una noche más los muebles de su equipo. Marc se ha ganado el cielo pasando por todos los infiernos y el santoral ya tarda en incluirlo entre los suyos.

El Barça, de menos a más Más allá de otra actuación espectacular del cancerbero, el Barça fue de menos a más. Quizá fue la lluvia y la baja temperatura, pero el equipo de Valverde pareció más fresco y espabilado, aunque le costara arrancar. Aún muy lejos de la excelencia, los azulgrana se dejaron el alma en el feudo atlético. Messi, un señor que pasaba por allí y que hoy recogerá su sexto Balón de Oro, nos regaló unas cuantas acciones marca de la casa. Me aseguran que provocó que a más de un rojiblanco se le escapara un «¡oh!» de absoluta admiración. Y marcó, por supuesto. Un impresionante golazo que dejó muda a la grada y, como en el caso de Ter Stegen, volvió a ser el salvador. Si uno es un santo, el otro es D10s

Buen trabajo rojiblanco, pero... Cierto es que trabajó bien el Atlético y ello provocó que la defensa del Barça cargara con tres tarjetas amarillas. El asedio de los de Simeone fue casi constante y creó mucho peligro, pero la definición no es lo suyo y ayer volvió a confirmarlo. El respetable, que no dejó de animar a los suyos y desearle lo peor a Griezmann, se fue a casa con el tono bajo y encomendándose a todos los santos. Menos a dos que vestían de azulgrana.