La ventaja que tiene España sobre Croacia en la final del Europeo de balonmano

Para encontrar una selección capaz de defender con éxito su título de campeona de Europa de balonmano hay que retroceder unos cuantos años y mirar al mítico equipo de Suecia de los Olsson, Wislander y compañía, que vencieron en 1998, 2000 y 2002. España está a un paso de lograr dos títulos de forma consecutiva y ser (más) leyenda. La roca que es Croacia, con su gran defensa y su equipo de puro músculo, es el último obstáculo y los Hispanos cuentan con un punto a favor de partida: las piernas más frescas que su rival. «Tenemos el cansancio normal de ocho partidos (el de hoy será el noveno, en 18 días). España, además, ha ido por todas las sedes, y lo positivo es que el equipo se ha adaptado a todas las circunstancias», explica el seleccionador, Jordi Ribera.

Los Hispanos empezaron su camino en Noruega, para disputar en Austria la segunda fase y en Suecia las semifinales y la final. Lo bueno del grupo es que como ninguno es imprescindible, la rotación ha sido impecable. Maqueda y Cañellas, que participan en defensa y en ataque, son los jugadores con más minutos, 286 el primero y 285 el segundo. Ninguno ha disputado más de 35 minutos por partido de media. Sólo otros tres jugadores, sin contar los porteros, superan las cuatro horas en pista. En cambio, en Croacia, hay dos que llevan más de seis horas (el lateral goleador Stepancic y el extremo Horvat) y uno incluso que va más allá de las siete horas (Mandic, el otro extremo). Utiliza a menos jugadores el equipo balcánico, y eso se puede notar ahora al final del camino. «Físicamente estamos bien», explica el preparador físico español, Jesús Rivilla. «Incluso los análisis que hacemos con los GPS indican que algunos jugadores, sobre todo los extremos, en los últimos partidos han tenido velocidades máximas más altas que al principio del campeonato, lo que indica que están recuperándose muy bien de los esfuerzos», añade. España, pues, está preparada para hacer historia. Física y mentalmente.