Atletismo
Los secretos de Duplantis, el “nuevo Bubka”, que ha vuelto a batir el récord del mundo de pértiga
Su padre también era pertiguista. Sólo tiene 20 años. La plusmarca está ahora en 6,18
Cada centímetro más cerca del cielo, más gloria personal, más dinero para la cuenta. El fenómeno sueco Armand Duplantis lo volvió a hacer. Una semana después de batir el récord del mundo de pértiga y situarlo en 6,17 metros, ha llegado un poco más allá, a 6,18. Otra plusmarca para él que le supondrá 30.000 dólares como premio extra. Seguramente podría ir algo más arriba, pero para qué, poco a poco supone un pellizco económica cada vez y multiplicar las expectativas cuando va a participar de nuevo: «¿Lo repetirá?», se preguntan todos antes de cada reunión. Porque da la impresión de que puede hacerlo. Con sólo 20 años no se sabe dónde está su límite.
Serguei Bubka, el mito de la pértiga, empezó dando bocados más grandes a la plusmarca universal y lo terminó haciendo centímetro a centímetro. De uno en uno desde los 6,05 hasta los 6,14 donde dejó el registro, entre 1988 y 1994. En total logró el récord 35 veces entre pista cubierta y al aire libre. La rusa Yelena Isinbayeva hacía lo mismo, incluso se decía que en algún entrenamiento había conseguido ir más allá de los 5,06 que figuran como mejor registro planetario. La plusmarca de Bubka estuvo 21 años en lo más alto hasta que Renaud Lavillenie logró batirlo en 2014, justamente delante del ucraniano, en una reunión de Donetsk. El francés ha encontrado a su gran enemigo en la pista, Duplantis, con el que comparte una buena relación fuera de ella. Incluso han colgado vídeos en las redes sociales entrenando juntos en el pasillo de pértiga que el galo tiene en el jardín de su casa.
Eso le suena mucho al sueco, hijo de un pertiguista estadounidense llamado Greg (llegó a 5,80), que sigue siendo su entrenador y que quiso que sus hijos siguieran sus pasos y por eso les puso en el jardín unas pequeñas instalaciones para que pudieran practicar con una vara. Armand ya lo hacía con cuatro años, y 16 después se está comiendo el mundo. Era una imitación de lo que había hecho el padre de Carl Lewis con el mítico campeón, al que colocó un foso de salto de longitud en su propia casa para que desde niño fuera practicando. Los genes también le vienen al sueco de su madre Helena, que era heptatleta y jugadora de voleibol.
Duplantis fue un niño prodigio en la pértiga y batió todos los registros. Con 18 años ya fue más allá de los seis metros, algo que se consideró una proeza cuando lo logró Bubka en 1986. Ambos, el mito y el que ha superado al mito, tienen complexiones distintas. El ucraniano era más mazacote, más grande, un cuerpo casi de lanzador. El sueco es más liviano y ejecuta los saltos con mucha naturalidad. Son dos caminos de llegar al éxito.
El próximo registro redondo que tiene al alcance Duplantis son los 6,20 metros. «Claro que puede conseguirlo. Es completamente posible, no hay razón para que no pueda», confesó en «L’Equipe» Lavillenie. El listón en 6,18 lo superó Armand al primer intento, después de haber logrado la victoria en la reunión de Glasgow. «Lo primero es ganar y después pienso en el récord», asegura él siempre. Como siempre, pidió el apoyo del público, donde estaba su madre Helena grabándolo con el teléfono móvil, se ajustó, resopló y comenzó la carrera con firmeza, para llegar al objetivo con aparente solvencia. No hubo la locura de hace una semana: al rebotar en la colchoneta abrió los brazos y después los cruzó en plan desafiante. «Aquí estoy yo», decía con ese gesto. Lanzó besos a los aficionados que no paraban de aplaudirlo y se fue a ver a su familia. Casi como si nada.
El sábado anterior para lograr los 6,17 necesitó dos intentos y se quitó la espina de unos días antes, cuando tiró el listón con el codo después de haberlo superado. La imagen se hizo viral pero a los cuatro días le llegó una nueva oportunidad, que aprovechó. Sus rivales en Escocia quedaron a años luz: el estadounidense Sam Kendricks fue segundo con 5,75 y el belga Ben Broeders, tercero con los mismos 5,75 metros y más nulos en su participación.
«Hay muchas razones por las que el salto con pértiga es tan complicado y hay tantas cosas que se necesitan para hacer un buen salto...», explicó Duplantis a la BBC. «Se requieren muchos años de arduo trabajo, pero cuando lo haces bien, parece simple», insistió.
«Me siento rápido y fuerte en la pista. Estoy emocionado por la temporada al aire libre que está por venir, y en los Juegos Olímpicos es donde quiero ser el mejor», insistió. A Tokio llegará como gran favorito después de lo que está consiguiendo. En Mundial del año pasado en Doha se tuvo que conformar con la plata, superado por el estadounidense Kendricks. La victoria estuvo en los seis metros. El salto de calidad que ha dado Duplantis este invierno ha sido tremendo.
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