Coronavirus
Jorge Crivillés, de cruzar los siete océanos al confinamiento
“Llevaba diez años sin estar tanto tiempo fuera del agua”, confiesa el único español que ha cruzado a nado los siete océanos
Jorge Crivillés se convirtió el pasado mes de enero en el primer español en cruzar a nado los siete océanos. Completó su hazaña tras cruzar el Estrecho de Cook (Nueva Zelanda). El reto tenía un fondo solidario. Con el apoyo de la Fundación Asisa, pretendía dar visibilidad a los pacientes oncológicos de AEAL (Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia) y GEPAC (Grupo Español de Pacientes de Cáncer).
Crivillés cubrió la travesía del Estrecho de Cook, de casi 26 kilómetros de distancia, en nueve horas y tres minutos y tuvo que enfrentarse para lograrlo a fuertes corrientes, viento intenso y bajas temperaturas. Para completar el reto de los “Siete Oceános”, el deportista alicantino antes de enfrentarse al Estrecho de Cook tuvo que superar el Canal de La Mancha; el Canal de Molokai, en Hawai; el Canal de Santa Catalina, en California; el Canal de Tsugaru, en Japón; el Canal del Norte entre Escocia e Irlanda; y el Estrecho de Gibraltar.
Ahora, la actividad de Jorge, como la de tantos otros deportistas, se ha visto frenada y ha tenido que aplazar su próximo reto, la Triple Corona Sudamericana,una travesía por río entre Uruguay y Argentina, otra en el mar en Brasil y cruzar el Estrecho de Beagle, la frontera más austral del mundo. “Llevaba diez años sin estar tanto tiempo fuera del agua”, confiesa en declaraciones a la agencia Efe.
Pero Crivillés, de 48 años, intenta mantener la actividad. “Intento hacer todo el ejercicio que puedo, pero llevo mal lo de no poder nadar”, asegura. Pero no entrenar en el agua le está provocando dolores de espalda, el motivo por el que, precisamente, comenzó a nadar.
“Estoy con mi familia y tengo espacio. No me puedo quejar mucho, pero echo de menos nadar”, insiste el nadador alicantino, quien llegó a ejercitarse durante seis horas al día para preparar sus travesías. Para superar el confinamiento se marca ”rutinas de trabajo y entrenamiento”.
“Yo no soy profesional, pero es verdad que los nadadores son los deportistas a los que más les cuesta recuperar la forma. Se dice que se necesita casi un mes por mes parado”, explica Crivillés, quien desveló que durante su último reto en Nueva Zelanda, en el pasado mes de enero, ya comenzó a percibir el peligro de la pandemia. “En las escalas asiáticas ya iba gente con mascarilla y había controles de temperatura. Por unas semanas pude hacer la prueba y completar el reto. De haberse suspendido a saber cuándo hubiera podido volver”, recordó.
La pandemia del COVID-19 también ha afectado a su vida profesional, ya que Crivillés es visitador médico y mantenía contacto habitual con centros y sanitarios expuestos ahora al virus. “Esta situación va a cambiar muchas cosas en las relaciones personales y profesionales. Es mi caso no queda otra que adaptarse a las visitas y reuniones virtuales hasta que se encuentre una solución, porque muchos de los clientes están expuestos al virus”, concluyó.
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