F.C. Barcelona
Los problemas del Barcelona de Setién
El equipo azulgrana ha sido inofesnsivo, sin marcar y sin apenas rematar, en el Bernabéu, Mestalla y el Sánchez Pizjuán. Ya no es el líder de la Liga
«El parón nos ha venido bien», opinó Quique Setién antes de la vuelta de LaLiga después del confinamiento. Pero la imagen que dio el Barcelona contra el Sevilla recordó mucho a las actuaciones del conjunto azulgrana antes del parón. Se suele decir que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras, y el técnico cántabro aseguró el día que llegó que lo único que podía garantizar es que su equipo iba a «jugar bien». Es un concepto interpretable que para muchos se trata simplemente de ganar, y está bien; pero para la mayoría, y más en el conjunto barcelonista, está clara cuál es la idea: dominar la pelota, ser un equipo ofensivo, dinámico, ir al ataque, divertir... Todo con el objetivo de tener más posibilidades justamente de eso, de ganar. El Barça de Setién se quedó en «dominar la pelota» en el Pizjuán, como le ha pasado casi siempre fuera del Camp Nou, aunque también dentro. Lo que sucede es que en casa al final ha terminado sacando los partidos, pero como visitante se le atragantan. Son ocho duelos de foráneo desde que fuera presentado el 14 de enero y sólo ha vencido en tres: contra el Ibiza, de Segunda B, en Copa; contra el Betis, teniendo que remontar; y contra el Mallorca en el primer choque en época de coronavirus, que se le puso de cara con el gol de Vidal a los 65 segundos. Fracasó contra el Athletic en Copa (1-0), contra el Valencia (2-0), contra el Real Madrid (2-0) contra el Sevilla (0-0) y en parte contra el Nápoles en la Champions, aunque el resultado le es favorable y queda la vuelta (1-1).
Se trata de equipos importantes, sí, pero el dato preocupante es que pese a tener al Pichichi Messi sólo en San Paolo logró marcar. Lo hizo Griezmann en el único lanzamiento del conjunto español entre los tres palos. No es una cuestión de mala suerte o de cualquier otra cosa, se trata de estadística pura: con pocas oportunidades es más difícil marcar goles. No logra el campeón de Liga plasmar la superioridad en la posesión en ocasiones de gol. Contra el Nápoles fue un 63 por ciento del tiempo con el balón para un disparo. El viernes contra el Sevilla, a puerta fueron las faltas de Messi y poco más, si bien es cierto que la oportunidad más clara la tuvo Luis Suárez al final, y se marchó fuera por poco; pero es demasiado poco. En el Bernabéu, donde también le «ganó» el balón al eterno rival (56 por ciento), fueron cuatro chuts a Courtois, tres de ellos en una primera parte en la que compitieron bien, para después diluirse. En Mestalla la primera vez que Domenech intervino con las manos fue a los 36 minutos, en un falta mansa de Leo, y el primer tiro en jugada fue en la segunda mitad. Otra vez un abrumador domino del esférico (73) inofensivo. Después llegó un pequeño asedio sin frutos, hasta que el Valencia logró el segundo. La derrota contra el Athletic fue en un partido de nuevo con pocas ocasiones, cerrado: dos intentos bien dirigidos del Barcelona en un encuentro que, por ser honestos, pudo ganar.
No tiene mucho tiempo para buscar soluciones Setién con este calendario de locos en el que el plan es: jugar, descansar, viajar, jugar, descansar, jugar... Además, el cántabro ha perdido a De Jong, su centrocampista más utilizado, al menos durante dos semanas por una lesión.
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