Fútbol
El cambio de ciclo más difícil de la era Messi en el Barcelona
Hay siete jugadores por encima de los 30. Leo es uno de ellos y los intentos de formar otro equipo a su alrededor, como los últimos 15 años, han fallado con Dembélé, Coutinho o Griezmann. No se sabe qué entrenador liderará ese proyecto
El partido de Riqui Puig contra el Atlético y sus palabras son una buena metáfora de lo que le sucede al Barcelona. El entusiasmo que puso en el campo no se vio reflejado en todos sus compañeros, que o no supieron o no pudieron, y al final, pese al tercer empate en seis partidos tras el confinamiento, Riqui aseguró que claro que podían ganar el título. El canterano no es la solución, no se trata de cargarlo de responsabilidad, pero sí de intentar aprender de la situación. Lo que ya se barruntaba los últimos años ha tomado forma este: el Barça es un equipo mayor al que le falta pasión, actitud que sí podría poner en la última bala que le queda, la Champions, que se decide en cuatro partidos. LaLiga ya depende de un milagro. Pero ni una supuesta victoria en Europa (visto lo visto, ¿sería otro milagro?) debe nublar la realidad.
Siete de los doce titulares en el encuentro contra el Atlético superan los 30 años, lo mismo que pasó contra el Sevilla: Piqué (33), Alba (31), Busquets (31), Rakitic (32), Vidal (33), Messi (33) y Luis Suárez (33). No es que fueran malos partidos en general contra dos buenísimos rivales, pero ante la necesidad imperiosa de ganar tenía que haber dado un paso más que no tuvo. Hablar de un Barça de Messi no sería cierto. Ningún ciclo de ningún equipo dura 15 años, que son los que lleva el argentino en el primer equipo. La plantilla ha ido mutando para seguir peleando por los títulos (ganar siempre es imposible) con el mejor jugador de la historia del club como foco. Los fiascos en Europa las últimas temporadas han hecho daño, pero el equipo ha ganado ligas. De la brillante de Guardiola se pasó a otra buena época con Luis Enrique, pasando por la transición de Martino, grupo que recuerda a este. La llegada de Ter Stegen, Rakitic y Suárez, junto con el asturiano al banquillo, rearmó a ese conjunto que el curso anterior ya había fichado a Neymar. La era de Luis Enrique se extendió con Valverde, pero ya no da para más.
El relevo esta vez es complicada. Messi es más mayor y, aunque todavía le queda fútbol, cada vez va a necesitar de mejor compañía. La actual junta directiva de Bartomeu lleva un tiempo intentando renovar al equipo sin éxito: el dinero que dejó Neymar (y bastante más) se invirtió en un jugador joven como Dembélé que se ha pasado más tiempo lesionado que sano, en el fiasco de Coutinho y en Griezmann, que se quedó en el banquillo en los partidos más difíciles tras el parón (Sevilla, Celta y Atlético). De Jong sí parece que tiene futuro en el equipo, aunque todavía se espere más de él. Su reciente lesión ha dolido. El parón y la extraña pretemporada han pesado en los veteranos y el ritmo mortecino sólo les ha servido para sacar adelante los resultados contra los equipos más débiles, o en casa.
El primer refuerzo para el próximo curso no lanza un mensaje refrescante, lo mismo que tampoco lo fue la contratación de Braithwaite (29 años) en febrero. Llega otro futbolista de 30 años, Pjanic, y se va uno a punto de cumplir 24, Arthur, que fracasó en parte por su culpa. Con la ventaja que da saber lo que ha pasado y tener los resultados en la mano, se puede decir que el golpe de timón que intentó Bartomeu en enero con el cambio de Valverde por Setién no ha servido. La idea de jugar mejor es perfecta en la teoría, pero complicado de llevar a la práctica sin jugadores. No ha mejorado el cántabro al «Txingurri», un técnico que sí era del agrado de la plantilla, lo que, bien es cierto, podía hacer que los futbolistas se acomoden; pero la crispación con Eder Sarabia no mejora eso. Llegó Setién en enero con un proyecto ya hecho, que no era el suyo, y no se sabe si va a acabar. Si el equipo continúa sin ganar en Liga parece difícil que el entrenador siga para disputar la Champions y si lo hace y fracasa en Europa quedaría muy tocado, pero si lo sustituyen llegaría un entrenador nuevo para preparar la cita de Lisboa en apenas tres semanas, sin tiempo. Son malos tiempos en Barcelona.
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