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Muere Jack Charlton, algo más que el hermano de Bobby Charlton

Ganó el Mundial de 1966 con Inglaterra y tuvo una carrera exitosa como seleccionador de Irlanda

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Jack Charlton ha fallecido a los 85 años. Era algo más que el hermano de Bobby. Fueron compañeros en aquella generación gloriosa que ganó el único Mundial para Inglaterra en 1966. Bobby ponía la fantasía arriba; Jack, la seguridad en el fondo.

Sólo jugaron juntos en la selección. La carrera de Jack, el hermano mayor, fue independiente de la del brillante hermano pequeño. Tuvo un exitoso recorrido en el Leeds United, con el que ganó, entre otras cosas, una Liga, una Copa y una Copa de Ferias.

Jack era un defensa de físico poderoso. Rozaba el 1,90, por lo que le apodaron la “jirafa”. Su altura y su excelente juego aéreo le permitieron hacerse importante en el juego ofensivo de su equipo en las jugadas de estrategia. Marcó 96 goles en su carrera, en una época en la que los defensas sólo tenían que ocuparse de defender.

Eso fue lo que transmitió en su carrera como entrenador, que le permitió vivir un segundo momento de gloria en su carrera como seleccionador irlandés. Con fundamentos muy básicos consiguió que la selección de Irlanda disputara por primera vez la fase final de una Eurocopa y de un Mundial. Se clasificó para la Eurocopa 88 y después para los Mundiales del 90 y del 94.

No era un técnico con unas ideas muy filosóficas. Se basaba en una defensa contundente, un delantero centro fuerte capaz de bajar la pelota y rematar lo que le viniera y centrocampistas con un cuello poderoso para ver pasar la pelota por encima de sus cabezas y siempre preparados para acudir a la segunda jugada.

Disfrutó de la mejor generación del fútbol irlandés, aunque fue él su principal inventor. Se olvidó de la limpieza de sangre que imperaba en los criterios de selección y reclutó a hijos de irlandeses con nacionalidad inglesa, un camino que ya habían abierto futbolistas como Michael Robinson. “Si tienes un perro que ha estado de vacaciones en Irlanda, puedes jugar con la selección irlandesa”, decía en aquella época John Toshack.

Charlton no era un entrenador muy refinado. “Las mejores tácticas se hacen pescando salmones”, cuenta la leyenda que decía. “No éramos futbolistas sino soldados de infantería cumpliendo órdenes. Describirnos como peones en un tablero de ajedrez sería injusto para el juego de ajedrez”, escribe Roy Keane en su autobiografía. Pero con esos rudimentarios elementos consiguió que Irlanda se clasificara para los cuartos de final del Mundial de Italia 90 después de coincidir en el mismo grupo en la primera fase con Holanda e Inglaterra. Eliminó a Holanda, que entonces era campeona de Europa. Entonces, Irlanda jugaba sus partidos en Lansdowne Road. “Es un campo de rugby y nosotros jugábamos como corresponde”, asegura Keane.

Como seleccionador irlandés demostró también un carácter especial que le hizo tener una gran presencia en los medios. “Jack era un personaje y jugaba con la prensa y con los jugadores. Sabía cómo jugar con ellos y tenía a los medios comiendo de la palma de su mano”, confiesa Roy Keane. Era un entrenador que se alejaba de lo políticamente correcto. Como seleccionador irlandés tuvo que acometer la renovación del equipo, lo que significó prescindir de futbolistas como Frank Stapleton y, sobre todo, Liam Brady, el mejor jugador de la historia de Irlanda hasta ese momento. Cuando le preguntaron si se había equivocado con Brady, su respuesta fue: “Sí. Tenía que haberlo quitado mucho antes”.

“Tácticamente, no creo que fuera el mejor entrenador con el que trabajé, pero tenía un gran conocimiento de la escena internacional y tuvo éxito sacando lo mejor de los jugadores que tenía. He sido manejado por gerentes fantásticos que no eran particularmente buenos entrenadores y aún así obtuvieron buenos resultados”, afirma Roy Keane. Aunque su figura en Irlanda va mucho más allá del fútbol. Fue el primer seleccionador protestante en un país profundamente católico. “Él comenzó el proceso de paz”, confiesa Niall Quinn, delantero de la selección irlandesa en aquella época.

“Jack ha muerto en paz el viernes 10 de julio a los 85 años. Estaba en su casa en Northunberland, al lado de su familia. No podemos expresar lo orgullosos que estamos de la extraordinaria vida que ha tenido y todas las alegrías que dio a mucha gente de diferentes países. Era una buena persona, honesta, divertida y genuina, que siempre tenía tiempo para la gente”, dice el comunicado emitido por su familia. En los últimos años vivió apartado de la vida pública, afectado por un linfoma y por la demencia.