Fútbol
El final de la Liga, el coronavirus, la selectividad y los pucelanos
La vuelta de la Liga fue otra señal más de que la vida, por fin, podía continuar tras la pandemia
Poco después de que el Real Madrid ganara la Liga, un señor escribió al Tiempo de Juego de la Cope para confesar que después de meses de reveses y malos ratos, esa noche era un poquito más feliz gracias a la victoria de su equipo. Sí, el fútbol también puede ser un alivio en tiempos duros, aunque les duela a algunos. A esos que se jactan de no saber a qué equipo se fue Cristiano Ronaldo o cómo se llama el estadio del Zaragoza.
Ellos creen que son superiores moral e intelectualmente respecto a los «trogloditas» que vibran con la pelota, pero en realidad lo que demuestran es una falta de cultura general sonrojante. Cuando la Liga empezó a dibujar su vuelta a la actividad hubo momentos en los que parecía que el fútbol tenía la culpa de todo: de la falta de camas en la UCI y hasta de que las compras de test PCR en China fuesen como el chiste de cuándo pides algo por internet y la decepción que te llevas al recibirlo en casa.
El fútbol podía ayudar a sobrellevar la pandemia, lo mismo que dar un paseo a las ocho o tomar una cerveza en el bar. Hacían falta señales de que la vida podía continuar y los goles eran parte de ello. Por eso el fútbol no tenía que pedir perdón por volver y hacer que durante noventa minutos los problemas quedasen un poco en segundo plano en favor de los nervios por el resultado.
La Liga ha terminado sin contagios y dando ejemplo, como han hecho las aficiones de Real Madrid y Huesca al no salir a celebrar sus éxitos. Son gente civilizada esos del fútbol, sí. Y muchos de ellos, en su examen de selectividad y gracias a los cromos, supieron responder que los pucelanos son los nacidos en Valladolid.
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