De la tormenta al anticiclón en ocho días mágicos para Zidane

Ocho días han pasado desde que el Real Madrid llegara tembloroso al Sánchez Pizjuán. Dos derrotas consecutivas antes de una semana con más peligro que un Miura, incluyendo la posibilidad de caerse del alambre en la búsqueda de los octavos de final de la Champions. Decía Modric tras perder con el Shakhtar que no sabía qué les pasaba, que se ponían nerviosos con el marcador en contra y no había manera.

Pues 190 horas después, lo que parecía una tormenta de ésas que dejan muchos daños materiales se ha convertido en un anticiclón en pleno otoño, con un sol espléndido que ha colocado al Real Madrid como cabeza de serie en el sorteo de mañana de Champions y bien situado en Liga, impidiendo el despegue definitivo del Atlético con una victoria con mucha autoridad.

La fragilidad defensiva y las dudas se han convertido en una solidez muy parecida a la de la remontada en el torneo pasado, a lo que se suma la determinación en busca de la victoria de los mejores tiempos de la era Zidane. El técnico ha tirado de sus clásicos y le han respondido de verdad, porque cuando a este grupo le tocan a su entrenador, el paso adelante está asegurado.

Casemiro, Kroos Modric, el trío de centrocampistas de las Champions, ha sido titular en estas tres victorias, lo mismo que Lucas Vázquez, otro de los del núcleo más duro del técnico en cuanto a la confianza. Son once partidos consecutivos desde el principio para el gallego, al que ni la vuelta de Carvajal tras lesión le ha dejado en el banquillo.

De repente, Varane, que aparecía en todas las fotos de los goles en contra, ha vuelto a su versión imperial, lo mismo que Modric, rejuvenecido y haciendo kilómetros sin problema cada tres días, con la chistera puesta todo el tiempo, además. Son cinco goles a favor y ninguno en contra desde las cuatro y cuarto de la tarde del sábado 5 de diciembre. Una semana fantástica para Zidane, que lo ha vuelto a hacer. Ya dijo que el sol volvería a salir, incluso en otoño.