Vinicius, Joao Félix y el derbi

Hay días que Vinicius es para el madridismo el Niño Jesús en el Belén y otros que no sirve ni de oveja figurante en un rebaño que paste cerca del castillo de Herodes. Con 20 años está en su tercera temporada en el Madrid y en la mochila mezcla un cargamento de expectativas por cumplir y un alijo de dudas por despejar. Él fue la única botella Premium en el botellón en que se convirtió la temporada prepandemia del Madrid. Acuérdense de Lopetegui, de Solari, del Ajax... Sudores fríos. El brasileño se atrevía, intentaba cosas, provocaba que el Bernabéu murmurase expectante. Era un “algo es algo” prometedor. Otra historia es que algunos quisieran ver en él al nuevo Garrincha mientras los «haters» de turno vislumbraban a un Robinho 5G. ¿Merece galopar por las bandas del Bernabéu o va para mercenario trotamundos? ¿Se pondría la vacuna contra el coronavirus o no? ¿La tortilla con o sin cebolla? Preguntas.

Siempre estamos en edad de aprender y Vinicius está en edad de aprender mucho. Al menos eso creen Zidane y sus compañeros más ilustres. Lo mismo que piensa Simeone de Joao Félix. El portugués tiene un año más que Vini y fue uno de los chascos que se llevaron los atléticos en el derbi. Su reacción en el cambio fue el “caca, culo, pedo, pis” de los futbolistas. Una chiquillada. Lo que de verdad molestó a Simeone fueron los castillos en el aire de los días previos. Los que ya veían el Metropolitano a 50 kilómetros de Valdebebas. Eso fue el peor antídoto de su partido a partido. Ahora podrá recuperar su mandamiento favorito y rescatar a Joao Félix del lado oscuro.