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El Atlético más contundente se impone en Anoeta (0-2)

Mario Hermoso marcó de cabeza al comienzo de la primera parte y Llorente redondeó el resultado

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El Atlético vuelve a sentirse seguro en la estrategia. Lanza Carrasco con la pelota parada y remata Mario Hermoso el primer gol. Sucedió en Salzburgo, donde el Atlético buscaba el camino hacia los octavos de final de la Liga de Campeones y así abrió el marcador en Anoeta.

Era una seña de identidad que los rojiblancos habían olvidado. Ganó muchos partidos el Atlético de los primeros tiempos de Simeone con las jugadas de estrategia. Donde no llegaba con el fútbol llegaba con la pizarra. Pero esa costumbre se perdió. Y eso le dio para ganar una Copa y una Liga, entre otras cosas. Perdió a Falcao, a Miranda y a Godín. El juego aéreo fue desapareciendo y el Atlético ganó una UEFA en seis temporadas.

Demasiado poco. Y ahora que el Atlético es líder y su fútbol es reconocido por todos ha recuperado también el acierto en la estrategia. Una señal del crecimiento del equipo rojiblanco, representado en esos dos jugadores que intervienen en la pelota parada decisiva. Carrasco, desde esa nueva posición de lateral largo en la banda izquierda, ha encontrado una nueva vida y le ha dado otra al Atlético. Y algo parecido sucede con Hermoso, desde esa posición de tercer central que tapa la banda cuando sube el belga.

Son las dos piezas que han cambiado el dibujo y el estilo del Atlético. Y en ellos encontró Simeone un triunfo que se le resistía a su equipo. Hasta que funcionó esa conexión, el partido tenía idas y venidas que acababan en nada. Los porteros eran adornos que completaban la escena en las áreas sin nada que aportar en el juego.

Hasta que Hermoso acertó con la cabeza para despejar las dudas –si es que había alguna de que el Atlético es el mejor equipo de la Liga–. Carrasco y Hermoso son dos de los futbolistas que ha recuperado el Cholo en los últimos meses. Aunque ninguna transformación es tan impactante como la de Marcos Llorente. El centrocampista se quitó de encima en Liverpool todos los complejos que pudiera arrastrar tras su traslado desde el Bernabéu.

Contra la Real volvió a marcar. Luis Suárez hizo su trabajo aguantando la pelota en la línea de fondo para esperar la llegada de un compañero. No llegó Carrasco y apareció Llorente para quitarse de encima la pelota y mandarla a gol.

El «14» del Atlético liquidaba el partido cuando aún quedaba más de un cuarto de hora por jugar. Para entonces, a la Real Sociedad ya se le había apagado Silva, que había dejado detalles de lo que sigue siendo en los primeros minutos, y el equipo de Imanol asumía su destino en el partido. El técnico realista hizo tres cambios de golpe tras el segundo tanto del Atlético y se acercó a la portería en un disparo de Merquelanz que despejó Oblak.

Pero no había mucho más que hacer para los locales. Porque el Atlético ha ganado la contundencia que tanto echaba de menos en temporadas anteriores, pero no ha perdido la seguridad en la parte de atrás que le ha caracterizado en los últimos años. Ese disparo entre los tres palos de Merquelanz es el único en el que tuvo que intervenir Oblak. Tampoco el Atlético tuvo demasiadas oportunidades. Sólo tres remates a portería en todo el partido. Suficientes para él.

En ese equilibrio está el secreto del éxito rojiblanco, que marcha decidido a luchar por el campeonato siete años después de aquel empate en el Camp Nou que le dio la Liga en 2014. Ya no está Godín, pero ha aparecido Mario Hermoso. Y continúa Simeone en el banquillo, que pronto cumplirá nueve años en el banquillo del Atlético.