Barcelona
El parón de Messi en los tiros de falta
Leo, que está recuperando la puntería, ha perdido el toque en los libres directos, que eran una de sus armas más temidas. No marca desde julio. Este curso son 26 lanzamientos sin premio
Hubo un momento en el que las faltas de Messi crearon una psicosis en los rivales. «Tiene tanta calidad, tantas variantes y ha perfeccionado tanto los lanzamientos de falta, que te hace dudar», admitió Asenjo, el portero del Villarreal, tras encajar un gol por la escuadra en 2019. El balón iba a su lado. «No todas las faltas que van al palo del portero son parables, intenté llegar, pero fue un tiro brutal. Intenté pararla, pero no llegué por poco, la ajustó al máximo. La falta era muy cercana, y hay que ser conscientes de que el que lanza es Messi», prosiguió el guardameta del conjunto amarillo. Era ver una infracción al borde del área y temerse lo peor. Hasta había quien decía que Leo tiraba las faltas mejor que los penaltis, pues su época de esplendor en las acciones a balón parado más lejanas contrastaba con algunos fallos desde los once metros. Y se empezaron a buscar antídotos: que si poner un jugador tumbado en la barrera, porque Leo era capaz de colarla por abajo; que si situar uno en cada poste, por si el balón iba muy ajustado; que si hacer retroceder a uno de los futbolistas de la barrera justo en el momento del golpeo por si iba floja y colocada... Incluso así el «10» se salía con la suya, o si no que se lo digan al Celta, el año pasado: puso mil trampas, pero se olvidó de cubrir a Luis Suárez y en vez de chutar, Leo regaló el gol a su compañero.
Pero esa magia se acabó... O al menos está teniendo un paréntesis.
«Sabemos que Messi es un gran lanzador. También tiene el tiro al lado del portero, pero lo he intuido bien», aseguró Álvaro Fernández el pasado domingo. La declaración del portero del Huesca es parecida a la que hizo el del Villarreal, con año y medio de diferencia y con el final de la historia cambiado: despejó a córner. En realidad, es el tiro de falta más cercano al gol del capitán del Barcelona en mucho tiempo. Leo repite el ritual de acariciar la pelota, colocarla como quiere, mirar al guardameta... Pero nada. Se frustra con cada disparo que no encuentra el buen camino. La última vez que lo hizo fue el 16 de julio contra Osasuna y su celebración fue de cabreo, porque antes había fallado otros tiros parecidos. Al final de ese duelo acabaría más enfadado aún: perdieron y firmaron la defunción definitiva en la Liga, pero esa es otra historia...
El caso es que el pasado 5 de diciembre, Messi tuvo dos lanzamientos de libre directo inmejorables en la primera parte contra el Cádiz, uno se marchó fuera y otro lo detuvo Ledesma. Minutos después, Míster Chip publicó en Twitter el resumen de los últimos 61 tiros de falta del argentino: un gol, 3 contra los palos, 21 paradas por el portero, 22 estrellados contra la barrera y 14 fuera. En ese mismo duelo, justo al final, tuvo otra oportunidad que chocó también con la defensa y desde ahí hasta hoy ha sumado una más que fue contra la barrera, otras cuatro abortadas por el portero y dos fuera. En lo que se refiere a la temporada 2020/21, desde septiembre, son 26 tiros (20 en Liga y 6 en Champions) sin premio.
Puede que todo sea una cuestión de confianza y en cuanto entre una irán detrás un buen puñado. Messi ha ido puliendo su técnica para este tipo de situaciones con el paso de los años. Aparte de la facilidad natural que tiene para este deporte, él mismo explica que todo es una cuestión de echarle horas en los entrenamientos para practicar. «Ahora lo estudio más, miro si el portero se mueve, si da el pasito, si no; cómo reacciona, cómo para la barrera... Pero todo es trabajo y entrenamiento», confiesa el «10». Al principio tuvo cerca a Ronaldinho, otro fantástico ejecutor de tiros libres, que los monopolizaba. Hasta la campaña 2009/10 no empezó a tirarlas, aunque la primera que marcó fue la temporada anterior, al Atlético. Maradona también le aconsejó: «Yo sólo le dije cómo tenía que poner el pie, el resto es mérito suyo», contaba el Pelusa. Leo fue creciendo hasta lograr siete y ocho goles de este tipo por curso.
Enrique Navarro, del Laboratorio de Biomecánica Deportiva de la Universidad Politécnica de Madrid, explicó en este periódico algunas de las características del estilo del argentino. «Es un malabarista. Logra que el esférico vaya rotando sobre un eje vertical (como una peonza) y un poco sobre uno horizontal (como el “topspin” del tenis). Es un doble efecto que da curva al balón y que hace que suba, pero después baje», analizó. «Va con el pie arrastrándolo y en dirección hacia el centro de la pelota. Es un golpeo con el interior, no con el empeine, y luego mueve el pie hacia adentro para dar ese efecto. Recorta el golpeo, no tiene mucho acompañamiento, lo que no es demasiado ortodoxo, pero a él le funciona», proseguía Navarro, para finalizar: «Y los ojos, siempre mirando, taladrando la pelota».
Messi ha llegado a 53 goles de falta (47 con el Barça y seis con Argentina), pero la cuenta se ha detenido por ahora. Hay incluso quien pide que podría empezar a alternarse con compañeros como Pjanic, otro especialista en ese arte. El capitán azulgrana ha perdido «feeling» con la pelota parada, pero lo está recuperando con ella en movimiento, como se vio en San Mamés, y, con nueve goles, ya está en la pelea por el Pichichi, que ahora lidera Gerard Moreno con uno más.
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