Exiliados
La fuga de Kubala disfrazado de soldado ruso y otros deportistas que tuvieron que huir de su país
Muchos atletas a lo largo de la historia compitieron no solo por su marcas sino por su libertad
La fuga de Ladislao Kubala de Hungría para escapar de represión comunista fue de película. Y nunca mejor dicho, porque saltaría a la gran pantalla con ‘Los Ases Buscan la Paz’, un film basado en su escapada que se estrenó en 1955.
Alcanzó gran fama desde muy joven, en el Slovan de Bratislava y el Vasas de Budapest, y fue internacional con Checoslovaquia y con Hungría. Harto de un sistema en el que no podía desarrollar una carrera futbolística profesional como las de Occidente, acudió a una de las organizaciones que programaban salidas furtivas de gentes que, como él, querían escapar de allí. Junto a otros, fue transportado en un camión militar, vestido de soldado ruso, hasta muy cerca de la frontera con Austria.
La fuga le supuso una sanción de la FIFA por la denuncia de la Federación Húngara y casi tres años de deambular por Europa sin equipo fijo. Finalmente, recaló en el Hungaria, entrenado por Ferdinand Daucik con el que disputaba amistosos por Europa, incluso Bernabéu los contrató para un partido en Madrid, donde llamó enormemente la atención, pero acabó fichando por el Barça y debutó en abril de 1951.
Su huida permitiría que el fútbol español disfrutara de su talento pero no fue el único deportista al que la represión, el comunismo o las guerras lo empujaron a abandonar su país de origen aún poniendo en riesgo sus vidas.
El caso de los atletas cubanos
La diáspora por goteo de los deportistas cubanos no se detiene desde los albores de la Revolución de 1959, encabezada por Fidel Castro. Entre los primeros en emigrar estuvieron los boxeadores: Benny Paret, a los Estados Unidos; José Ángel “Mantequilla” Nápoles a México, y José Legrá, a España.
Asimismo, una legión de jugadores de béisbol fueron huyendo buscando en el que pudieran ser libres aún a riesgo de sus vidas. Uno de los casos más recordados es de Orlando Hernández, consagrado como un héroe nacional (medalla de oro) tras la final contra Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. En 1995, fue acusado de ayudar a su hermano Livan a fugarse cuando se encontraba con la selección en México y el Gobierno lo suspendió de por vida y le prohibió incluso entrar a cualquier estadio del país.
Finalmente, En 1997, Orlando Hernández abandonó Cuba partiendo en un bote hacia Estados Unidos desde la pequeña localidad de Caibarién. El bote fue interceptado por guardacostas americanos y los ocupantes fueron entregados a las autoridades de las Bahamas para su futura repatriación hacia Cuba. No obstante, gracias a la actuación del representante de deportistas Mark Cubas, “el Duque” logró exiliarse en Costa Rica para trasladarse a EEUU un año después donde fichó para los Yankees de Nueva York, conquistó las Series Mundiales y fue la estrella del legendario equipo. Siempre dijo que su mayor premio fue la libertad
Las hazañas deportivas y personales de Orlando Hernández y su hermano Livan inspiraron al realizador puertorriqueño Mario Díaz para mostrar el lado más dramático de sus vidas en el documental “Brothers in Exile” .
Viktor Korchnoi disputó un título mundial como exiliado
Un caso emblemático del siglo pasado fue el de Viktor Korchnoi, quien en 1976 aprovechó un torneo en la ciudad de Ámsterdam para pedir “asilo político” de la ex URSS. Así se convirtió en el primer “gran maestro” disidente del régimen comunista.
Los grandes resultados obtenidos durante el exilio, llevaron a Korchnoi a enfrentarse dos veces por la corona mundial contra su compatriota Anatoly Karpov, en 1978 y 1981.
La judoca amenazada en Nicaragua
Sayra Laguna, considerada la mejor judoca de Centroamérica, clasificada N°1 en sambo femenino y “Atleta Amateur del Año (2017) de Nicaragua”, vivió tres años de pesadillas tras haber desafiado al gobierno de Daniel Ortega.
El “delito” que se le imputó tuvo lugar en el Campeonato Panamericano de Sambo Acapulco 2018, cuando tras ganar una medalla exhibió un cartel manuscrito con la leyenda: “De lo más profundo de mi corazón le dedico esta medalla a mi Jesús y a todas las personas que han muerto en mi país.”
Por negarse a compartir escenario con autoridades deportivas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) recibió amenazas de muerte y presiones de toda clase.En diciembre de 2019 renunció al cargo de administradora del Instituto Nicaragüense de Deportes tras criticar una condecoración del Comité Olímpico de su país al subdirector de la Policía Nacional, Ramón Avellán, responsable más de 100 muertes durante las marchas de protesta contra el sandinismo.
De cara a los próximos Juegos Olímpicos 2020, a celebrarse tentativamente en 2021, así como a los próximos Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, programados para 2022, no pierde las esperanzas de participar representando a un país que la acoja o bien como atleta refugiada.
Corea del Norte
Hwangbo Young, jugadora de hockey de Corea del Norte que huyó a Corea del Sur en 1997 , dice que la primera vez que jugó en el sur “parecía una broma”, pero no por la calidad de los jugadores sino a las condiciones relativamente cómodas en las que entrenaban. Seis años después de que Hwangbo y su familia huyeran, ella integró el primer equipo nacional femenino de hockey sobre hielo en Corea del Sur cuando compitió en los Juegos Asiáticos de 2003 en Japón. La deportista relata que esperaba ver a sus amigas del equipo norcoreano pero que la llamaron “traidora”.
Otros deportistas norcoreanos que huyeron cuentas historias similares. Como joven boxeadora en Corea del Norte, Choi Hyun-mi, de 29 años, dice que a menudo se sometían a regímenes brutales de entrenamiento tras ser elegida para un programa de entrenamiento cuando tenía 11 años. Choi era una de los 20 boxeadores que esperaban representar a Pyongyang en los Juegos Olímpicos de Verano de 2008 en Pekín. Relata que había deportistas tan decididos a superar a sus compañeros de equipo que se escapaban de sus dormitorios a entrenar de madrugada.
El primer equipo olímpico de refugiados
Desde que los Juegos Olímpicos modernos comenzaron en 1896, más de 200 equipos nacionales han competido por alcanzar la gloria en los Juegos de verano e invierno. Pero en los Juegos de Río ocurrió algo histórico: por primera vez, un equipo de refugiados también pudo hacerlo. De este equipo formaban parte dos nadadores sirios, dos judocas de la República Democrática del Congo, un maratonista de Etiopía y 5 corredores de media distancia de Sudán del Sur. Todos ellos huyeron del horror de la guerra, los conflictos armados y la represión.
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